Félix aún no acaba de entender qué era lo que había visto en el teléfono de Marinette. Lo primero que apareció fue la cámara. Él pulsó el botón para ver la galería y se encontró con un gran número de fotos. A primera vista, Félix no podía identificar lo que estaba viendo. Después, él analizó mejor el fondo de la imagen. Marinette había fotografiado la parte histórica del teatro, se trataba del lugar que justamente se encontraba en la parte que él había saboteado.
Atrás había quedado su intención de ser gentil y sútil con ella. Gabriel Agreste estaba en lo correcto. Marinette era muy particular. Él no entendía por qué se estaba obsesionando con aquel accidente. Ese no era su asunto, no le correspondía investigarlo, y aún así, algo le decía que ella podría estar peligrosamente cerca de alguna resolución.
Félix se sintió completamente frustrado. Marinette no sólo se seguía rehusando a salir con él, sino que ahora era una amenaza aún mayor. Nada disfrutaría más que enseñándole a aquella cursi y estúpida niña quien estaba a cargo. Era irónico, pero aquel reto lo hacía sentirse mucho más interesado que antes. Hasta el momento, Marinette no era nada más que una cara bonita, pero aquello la hacía mucho más especial.
El teatro no cerraría sino hasta las nueve, por lo que tenía un par de horas para solucionar aquel desastre. Afortunadamente, Félix no tenía la menor idea acerca de a dónde había ido a parar Adrien. Probablemente, ya se encontraba de vuelta en casa. Él caminó hacía la galería de arte, la que se encontraba completamente vacía. Félix sacó su teléfono y le mandó una nota de voz a lila Rossi. Ella lo había metido en aquel problema, y ella tendría que ayudarlo a salir, después de todo, estaba haciendo todo aquello únicamente siguiendo sus consejos.
– Lila– comenzó – habla Félix, tengo un grave problema. Creo que Marinette ya sabe que yo causé el accidente en el teatro. Encontré fotos en su teléfono, ella sabe que yo corté las cuerdas del saco de arroz. Por favor, llamame, o te prometo que habrá consecuencias.
Según la aplicación de mensajería, ella escuchó la nota de voz inmediatamente, y en menos de un segundo, una llamada entró a su celular.
– Tiene que ser una broma – dijo Lila alarmada.
– No lo es. Marinette tiene las fotos– contestó Félix quien procedió a contarle la forma en que había encontrado aquellas imágenes. – Puede que ella no lo sepa, parecía muy amigable.
– ¿Qué tan amigable? – preguntó Lila. – ¿lo suficiente para que puedas manipularla?
– No lo sé – dijo Félix.
– ¿Acaso has estado perdiendo el tiempo? – preguntó Lila furiosa – se suponía que para este momento ya deberías haber ganado algo de terreno.
– ¿Disculpa? – preguntó Félix ofendido – no me parece que tú hayas hecho la gran cosa – dijo.
– Escúchame bien – comenzó nuevamente Lila, quien ya sonaba más calmada y controlada – vuelve a donde todo empezó, tal vez puedas encontrar una forma de chantajearla o algo por el estilo. – dijo Lila.
– S-si si, eso haré– aceptó Félix antes de colgar el teléfono. Él se quedó mirando la pantalla por algunos instantes. Después, lo guardó en su bolsillo y se frotó el rostro con fuerza, como si esto lo pudiera despertar de aquella pesadilla. Este asunto lo estaba desbordando, era mucho más grave de lo que él jamás se hubiera enfrentado. Desafortunadamente, él no podía hacer aquello sólo, necesitaría ayuda.
La jugadora más débil e insignificante de todo aquel juego estaba comenzando a sacar sus fichas y a ponerlas en el tablero, demostrando con ello que en realidad siempre había sido una de las contendientes más fuertes.
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Jaque Mate
RomancePara Felix todo era un juego especialmente difícil, para Marinette una amenaza latente y para Adrien un reto a su paciencia. Felix de Vanilli encuentra una manera para recuperar la confianza perdida de la familia Agreste y tener la oportunidad de re...