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____ colocó ordenadamente sus cosas en el armario, mientras pensaba en la forma de hacer que el salón de aquella casa tuviera una apariencia más alegre. Desde luego, iba a dejar entrar la luz, a colocar velas aromáticas, algún ambientador natural y flores silvestres.

Después de acabar en su habitación se encaminó hacia la cocina. Por suerte, era nueva y funcional, aunque había un considerable lío de cosas en los armarios. Se puso inmediatamente a colocar las jarras y botes alfabéticamente, para no tener que perder un tiempo innecesario buscando lo que necesitaba.

Cuando ya llevaba la mitad del trabajo hecho, apareció Harry con sus muletas y se apoyó en la jamba de la puerta.

—¿Qué demonios está haciendo?

Ella se volvió y sonrió, sin permitir que su tono insultante la alterara.

—Estoy reorganizando la cocina.

—A mí me gustaba tal como estaba — protestó él—. Ahora no voy a ser capaz de encontrar nada.

—No va a tener que hacerlo porque soy yo la que se va a encargar de todo en esta casa durante las próximas ocho semanas —le recordó ella con total calma.

—Va a trabajar aquí, no a ser la dueña de la casa —dijo él—. Vuelva a poner las cosas como estaban.

____ se obligó a sí misma a no dejarse avasallar como lo había hecho la primera vez.

—Cuando mi contrato termine, volveré a dejar la cocina como estaba. ¿Le parece bien?

—No —respondió él.

____ hizo caso omiso de su hostilidad y continuó ordenando por la letra que iba.

—¿De dónde es usted, Seymur? No tiene acento de Oklahoma.

—De Colorado —respondió ella sin dejar de trabajar.

—¿Qué ocurrió? ¿La echaron de la otra escuela y se ha venido aquí a limpiar su reputación?

____ no pudo evitar volverse hacia él y responder defensivamente a tamaña impertinencia.

—Muy al contrario. Voy a Hoot's Roost recomendada por la dirección del centro —le dijo ____ aún sabiendo que no le debía ninguna explicación que, además, no se merecía.

—Ya... claro, ahora entiendo. Entonces fue la mujer del director la que le dio a su marido un ultimátum: o ella o usted. No me extraña que la recomendación fuera excelente.

____ se puso a temblar de rabia. Aquel hombre espantoso tenía el valor de levantar falsos testimonios, de juzgarla y condenarla sin saber nada de ella.

—¡Para su información era una directora, no un director!

—¡Todavía peor! —dijo él en un tono muy desagradable.

Poseída por una fuerza mayor que su capacidad de autocontrol, extremadamente desarrollada después de años de tratar con estudiantes conflictivos, le lanzó el bote de sal que tenía en la mano contra él pecho. El recipiente cayó sonora y espectacularmente en el suelo, derramando su contenido.

____ se ruborizó de inmediato y su gesto dejó adivinar su desconcierto.

Con un esfuerzo extremo, Harry se inclinó para recoger el salero y se lo devolvió.

—Por lo que se ve no le parece que tengo suficientes heridas aún.

Arrepentida y avergonzada. ____ emitió un sonido incomprensible y se negó a mirarlo a los ojos.

Él sonrió malévolamente.

—En su curriculum no decía nada sobre problemas de violencia cuando la provocan. ¿A cuántos estudiantes ha maltrecho hasta ahora?

SolitarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora