06

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DESPUÉS de haber visto a ____ con aquella ropa empapada que se pegaba a su cuerpo dejando adivinar cada una de sus lujuriosas curvas y de haberla besado, había pasado una frustrante noche llena de imágenes eróticas que lo habían hecho despertarse más cansado de lo que estaba antes de acostarse.

Tener a aquella mujer tan cerca todos los días lo llenaba de un deseo imposible y devastador.

Harry estaba dando vuelta a todos aquellos pensamientos, cuando un inesperado ruido lo sobresaltó.

Se volvió y vio aparecer a ____, que caminaba dando tumbos de un lado a otro. Tenía el rostro muy pálido y un aspecto lamentable. Parecía que estuviera sufriendo una espantosa resaca, aunque Harry no sabía su origen, pues le constaba que no se había quedado con Duff a fumar puros ni a beber cerveza.

—¿Qué te pasa? —le preguntó él.

—Nada —respondió ella encaminándose hacia la cocina. Abrió el armario y, al tratar de sacar un cacharro lo golpeó con otro—. ¡Ay!

—Deja eso —le ordenó Harry—. Yo me prepararé el desayuno. Vuelve a la cama.

—No —dijo ella temblorosa, sujetándose como podía en la encimera—. Voy a hacerte el desayuno como cada mañana. No quiero que tengas motivo alguno de queja, ni que puedas decir que no cuido bien de ti.

—Pues siento decírtelo, pero lo que me parece es que hoy no puedes cuidar ni de ti misma — señaló él.

—No importa —dijo ella—. No te voy a fallar.

Harry frunció el ceño al darse cuenta de que tenía los labios de un azul pálido y de que el sudor había formado una ligera capa sobre su labio superior.

—¿Qué bebiste anoche antes de meterte en la cama?

—Una taza de té —dijo ella—. Por favor, cierra las cortinas. El sol me está matando.

Sin duda, se sentía realmente mal.

—Seymur, ahora sin bromas, por favor, vete a la cama antes de que te caigas.

— No. Voy a hacerte el desayuno —insistió ella, abriendo el frigorífico y sacando beicon y tres huevos. De pronto, se dio la vuelta—. Apártate de mí, creo que voy a vomi...

Una arcada acalló sus palabras al tiempo que las rodillas se le doblaban y la hacían derrumbarse.

Él se apresuró a sujetarla.

—Tengo que limpiar esto —dijo inmediatamente ella.

—Deja eso ahora. Voy a llamar al médico — dijo Harry.

—Estoy bien —respondió ella completamente pálida.

— ¡Si este es el aspecto que tienes cuando estás bien, no quiero ni pensar el que tendrás cuando estés mal! Lo siento, pero voy a darte la baja laboral y a meterte en la cama —dijo él.

____ empezó a respirar acelerada y entrecortadamente.

— ¡Necesito ir al baño!

No sin esfuerzo, Harry se las arregló para ponerla en pie y llevarla hasta el servicio.

—Por favor, vete de aquí. No quiero que me veas así —dijo ella mientras abría el grifo de la bañera.

—No me pienso marchar —le aseguró él—. ¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor?

—Necesito galletas saladas y gaseosa.

Harry la miró temeroso de dejarla sola en aquel estado. Temía que se pudiera ahogar. Viéndola de aquella forma, sentía más ganas de estrecharla entre sus brazos, de protegerla y reconfortarla.

SolitarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora