Mateo
Rodé los ojos por quinta vez. Por más que fuera buena onda, las chicas como estas saben como sacarme de mis casillas.
—Dije que no puedo, si pudiera diría que sí. —Dije frustrado. —Tengo un partido.
—¿No podés faltar solo a un partido? —Cuestionó ella insistiendo.
—Mirá, te propongo que lo dejemos para otro día, ¿sí? —Dije tratando de escapar de ella.
—No seás malo, Mateo. —Dijo ella poniendo una mano en mi brazo y apretándolo un poco.
—Hola, amor. —Dijo Olivia llegando y depositando un beso en mi mejilla.
Alcé ambas cejas sorprendido.
—¿Amor? —Cuestionó la chica arrugando el ceño.
—¿Pasa algo aquí? —Preguntó Olivia imponiéndose frente a la chica y guiñándome un ojo a mi disimuladamente.
Esto era algo nuevo.
—No, nada. —Dijo ella mirando nerviosa a Olivia y dándose la vuelta para irse.
No entiendo como puede provocar tanto miedo entre las chicas, si es solo una loquita buscando atención.
Bueno, algunos conceptos han ido cambiando poco a poco.
Al inicio la veía así, simplemente una pendejita que quería la atención de los demás. No es que haya cambiado mucho, pero me di cuenta de algunas cosas. Primero, que se odia mucho; Segundo, que odia mucho a la sociedad por alguna razón; y por último, que todo el tiempo está a la defensiva.
Por lo que me es imposible no llenar mi cabeza de dudas y de la pregunta constante en mi cabeza que aparece cada vez que la miro. ¿Por qué se siente así?
—Ojo por donde caminas. —Dijo ella molesta mirando como una chica la empujó un poco al pasar.
Pero eso no quitaba que me estresara que fuera tan molesta.
—Se dice gracias, idiota. —Dijo ella mirándome.
—Sí, gracias. —Dije rodando los ojos.
Ella tomó aire y se dio la vuelta. Me quedé mirando su figura, tenía un cuerpo muy bonito. Claro, por algo era "modelo".
—Olivia. —Dije deteniéndola.
No se por qué lo hice, mi cuerpo estaba actuando antes de dejarme pasar. Caminé hacia ella y la miré fijamente.
Ella arrugó el ceño mirándome.
—¿Qué?
—¿Querés ir a un partido mañana? —Pregunté mirándola.
—¿Partido de qué? —Cuestionó ella confundida.
Rodé los ojos.
—Un partido de fútbol, voy a jugar con los chicos y, algunas personas van a vernos, ¿podrías ir? —Dije mirándola.
Ella parecía estar en shock.
—¿Yo? ¿en serio? —Preguntó levantando las cejas.
—No es porque seás vos, es que necesito alguien que me cuide las cosas y.. el sábado nadie puede. —Dije y ella rió, probablemente dándose cuenta de que mentía.
Ella parecía pensativa, con una pequeña sonrisa en su rostro. Parecía que todo ese egocentrismo y arrogancia que la cubrían se hubiera esfumado.
—Está bien. —Dijo asintiendo con la cabeza.
Sonreí. —¿Paso por vos?
Ella negó con la cabeza exageradamente.
—No, decime donde es y yo voy. —Decidió.
—Okay. —Alcé los hombros.
—No me digás Olivia, idiota. —Dijo dándose la vuelta y comenzando a caminar dentro del colegio, con esos tacones altos tan extravagantes que la hacían ver tan linda pero que también me causaban gracia.
—Del odio al amor hay solo un paso. —Escuché a Ignacio a mi lado.
Arrugué el ceño y negué.
—Callate.
Dejo aquí<3