EPILOGO

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El cielo estaba despejado, no había ni una sola estrella o nube y la luna llena iluminaba por completo nuestros cuerpos. Las luces navideñas colgaban por las columnas decorativas en el patio trasero, las mesas largas y rectangulares estaban servidas. Platos por lo quier, utensilios, comida, incluso los centros de mesa. Todo estaba en el lugar indicado. 

Había pasado tres años desde el ultimo caos en Deeplake. 

Tres años desde que Shamsiel nació y Azazel murió. 

Y realmente no habían pasado muchas cosas.

Entré a la casa en busca de mis pequeños y mi esposo, subí las escaleras para ir a sus dormitorios, pero en cuanto quiero golpear la puerta noto que ésta entreabierta. Me acerco lentamente para ver que estaba pasando.

—No me gusta usar traje, papá. —Escucho a Shamsiel suspirar con pesadez mientras Muller le hace el nudo a su corbata.

—A mi tampoco. —Tyler se echaba colonia frente al espejo.

—Ni a mi.—Muller se encogió de hombros. —Pero es navidad y mamá nos mataría si bajamos y llevamos sudaderas.

Tyler se ríe, como si imaginara los gritos que daría del estrés por no tener hijos, sino tener aborígenes.

—¿Vendrán los tíos? 

—Claro. —Responde él. —Kilian llamó esta mañana para decirnos que está vivo y vendrá.

—¿Tiene teléfono?—Se gira a verlo.

—Si, pero media hora después llamó desde un teléfono publico avisando que ya lo perdió. 

Me gustaba ver a Muller cuidar de Shamsiel y Tyler —aunque Tyler nunca recurrió de mucha ayuda que digamos—. Muller tenía una paciencia extraordinaria con ellos, más con Shamsiel que era un caos con su comportamiento.

—¿Crees que este año vuelva a ponerse raro? —Shamsiel pregunta.

—¿Borracho?—Traduce él. —Seguramente. Es Kilian, no podemos pedirle mucho.

Shamsiel se ríe y Muller termina de acomodarle el traje para ponerse de pie.

Abro un poco más la puerta ganándome la mirada de todos.

—Hola hermosos. —Saludo. 

—¡Mami!—Chilla Sham mientras corre hacía mi y yo lo recibo con los brazos abiertos para cargarlo. Él pasa ambas manos por mi cuello abrazándome mientras yo lo junto a mi pecho.

—¿Ya están listos? —Pregunté. —Los tios llegarán en minutos.

—No me gusta llevar traje. —Puntualizo Tyler, girándose a verme. —Pero me veo genial.

Muller pone los ojos en blanco con una sonrisa y se gira para guardar todas las corbatas que habían sacado para elegir una. 

—Te ves hermosa, mamá. —Añadió Tyler. 

—Y tú igual cariño. —Respondi lanzandole un beso.

—¿Y yo?—Shamsiel saca su cabeza de mi cuello para verme a los ojos.

—El más guapo de todos. —Le aseguré.

—¡Oye, al menos di eso en mi ausencia! —Tyler se queja haciéndome reír.

Shamsiel se gira y lo mira sacándole la lengua, a lo que Tyler en respuesta abre la boca de par en par entrecerrando sus ojos.

El timbre suena.

—¡Es Kerstin! —Chilla Tyler.

—¿Eso no debería saberlo yo? Es mi hermana. —Muller alza una ceja.

Maldad Alemana [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora