Maldad Alemana [#2]

43 - Confía En mi

ARZAYLEA

Cuando abrí un poco los ojos tenía la garganta seca, un dolor muscular caótico que ante el mínimo movimiento me hizo gemir del dolor.

Me sentía débil, como si hubiese corrido subiendo y bajando las montañas veinte veces sin cesar, agonizante y tortuoso.

Me giro hacia un costado, aún estoy en el suelo, donde me desmayé. Busco a Tyler con la mirada pero no logro verlo.

Me intento poner de pie pero no logro ni siquiera moverme.

Quiero gritar el nombre de mis hijos pero solo sale un hilo de voz adolorido que casi ni siquiera escucho yo.

Pongo las manos en el suelo y mi boca hacia abajo, mi frente descansa sobre la madera e inhalo profundamente.

Bajo la mirada a mi vientre, aún no se cura así que sigo desangrandome. La sangre que hay por la habitación llega a ser digna de una película de terror.

Me impulso hacia arriba como si fuese una flexión de brazos. Antes de que mis brazos fallen pongo mi rodilla doblandola a la altura de mi pecho y hago lo mismo con la otra.

No puedo rendirme ahora, me niego a hacerlo.

Hago fuerza con mis piernas. Me pongo de pie.

Pero no duro dos segundos que mi cuerpo cae al suelo y me doy la cabeza contra el suelo.

Grito del dolor encontrando mis cuerdas vocales por primera vez en el día, el dolor se convierten en punzadas en mi vientre sin curar que hace que me curve hacia adelante enterrando mis manos en la alfombra ahora bordo de sangre con fuerza.

—¡Mamá! —Tyler corre hacia mí.—¡Apurate, papá!

—¿D-Donde e-estabas? —Hablo, mientras él empuja mi cuerpo de costado y ruedo hasta estar boca arriba.

—Encontrando a papá. —Responde. —Pero ya volví, ¿Si? Ya... Ya estamos acá.

Mi vista cae en Max, se arrodilla a mi lado haciendo que se ensucie con la sangre. Lo miro desconfiada cuando abre el maletin.

—T-Tyler ale-ejalo.

—Te curaré Arzaylea. —Max coge el bisturí.

Niego con la cabeza bruscamente haciendo que el dolor se intensifique.

Él coloca una mano en mi nuca y me mira a los ojos, obligándome que a su vez, yo lo miré a él.

—Tu herida se está cerrando, pero no debe hacerlo. Necesito volver a abrirte para curar tu interior y así evitar una hemorragia.

—No.

—Sé que hace años te he hecho lo mismo. Pero por favor, dejame salvarte la vida.

—L-lo haré yo. D-Dime co-omo hacerlo-o.

—Mamá. —Tyler me llama. —Olvídate que es papá y recuerda que es el mejor estratega.

Miro a Max.

Kilian acertó con su visión, como siempre, y mi muerte estaba justo detrás de la puerta.

Me tenían contra la pared, no sabia que decisión me acerca o me alejaba al final de la visión.

—Arzaylea. —Max vuelve a hablarme. —Confía en mi.

—¡Que si, confía en mí! —Max se ríe mientras cierra la puerta del coche cuando bajamos.

—Es que seguro no lo has hecho. —Me cruzo de brazos. —Tyler nacerá en cuatro meses y me has dicho que has sacado turno con el médico que asistirá a su parto y no veo que me hayas dicho cuando será.

—Cariño, lo llamaré. Relájate. Tu misma dijiste, tenemos cuatro meses para hablar con ese médico.

—Es que quiero que salga todo perfecto. Además con ese médico podrás grabar algunas escenas del nacimiento y quedarían en el álbum. ¡Desde ya digo que quiero una fotografía de la primera vez que Tyler me vea! ¡O cuando lo amamante!

—Confia en mi, tendrás todas esas fotos en un gran álbum familiar.

—Arzaylea. —Me vuelve atraer a la realidad. —Déjame ayudarte y te juro que juntos derrotaremos a Azazel y podrás tener la familia que siempre deseaste con Muller, Tyler y Shamsiel. Pero solo necesito que me dejes curarte.

No contesto por unos segundos.

—S-Si me dañas, te jur-o que te mata-aré.

—Hecho. Tendremos que dormirte así es más fácil sacarte el dolor. Pero no te preocupes ¿Si?

Asentí con la cabeza.

Miré a Tyler.

—S-Si algo pasa... Shamsiel será t-tu responsabilidad.

—Estarás bien.

Siento que pone su mano sobre mis ojos, comienza a decir algo en un idioma extraño, todo se me hace borroso, escucho como Max le da instrucciones pero su voz cada vez se hace más y más lejana.

Confía en mi.