09 » Imposible

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Ok, debo admitirlo. Max se está portando muy bien.

No había insistido en saber el paradero de Tyler, mucho menos insistió en hablar sobre nuestro antiguo enfrentamiento. Realmente eso ayudaba, no quería que el ambiente fuese más incómodo de lo que ya es.

Al llegar a Deeplake, teníamos que ir hacia el séptimo árbol de la salida de Deeplake donde había enterrado dinero al cual le ordené a Tyler coger para ir a buscar a Joshua. Sin embargo, nos detuvimos frente a la casa de mi madre.

—¿Puedo pedirte un favor? —Pregunté, mirando la casa.

—Dime. —Se acercó, también curioso.

—Mi madre no tiene muchos recuerdos con Tyler y me gustaría que tenga más, hoy íbamos a ver Diario De Una Pasión en familia, pero claramente no podremos.

—¿Quieres que implante recuerdos falsos?

—¿Podrías hacerlo?

Él aceptó con la cabeza y se dirigió hacia la entrada. Solté un suspiro mirándolo tocar el timbre, sin embargo frunzo el ceño y mi cuerpo se alerta a ver que Nora abrió la puerta.

No lo pensé dos veces y me acerque rápidamente, Nora mira sorprendida a Máx, pero casi se le salen los ojos al verme a mi.

—¿Qué haces aquí, Nora?

La empujo, ella choca su espalda contra la puerta y me mira aún aturdida. Entro a la casa y miro rápidamente a todos lados buscando la figura de mi madre, pero para mí sorpresa ella estaba sentada en el sofá junto a los hermanos Schwarz.

Todos estaban aquí, menos Muller.

Retrocedí un paso rápidamente cuando las cinco serpientes alemanes giraron la cabeza a verme.

—¡Arzaylea! ¡Cielo! ¡Llegas justo para tomar el té!

Frunzo el ceño incrédula y miró en dirección a Max, que se había quedado vigilando a Nora en la puerta, quien lo mira horrorizada.

—Arzaylea.

Derek se pone de pie y me mira, sorprendido.

Miré a cada uno de ellos y luego a mi madre con mi espléndida cara de póker.

—¿Qué hacen aquí, mamá?

—¡Oh, han venido a tomar el té!

Max se acerca a mí para poder ver que me había dejado tan petrificada y al instante que los Schwarz lo observan se ponen de pie de un veloz movimiento, observó que Becker cubre a mi confusa madre como si fuese Max a dañarla.

Alzo mi brazo cubriendo a Max, como si él fuese a ser dañado y me quedo completamente alerta de cada uno de ellos.

—¿Qué sucede chicos? ¿Max? ¿Max eres tú?

—Tanto tiempo señora Brown.

—¡Oh Dios!

Giro mi cabeza a mirar a mi ex comprometido.

—Ve y haz lo que te pedí, y si es posible haz que se olvide de esto.

Asiente y camina a mi madre, Becker me mira y asiento en su dirección, se desliza y Max le extiende su mano a mi madre para guiarla a la cocina.

Cuando lo hace y me aseguro que ellos no esten cerca, alzó mi mano amenazándolos.

—Lo diré una sola vez. Lento y claro. Si me hacen repetirlo les dolerá a cada uno de ustedes: ¿Qué hacen aquí?

—¿Qué haces tú aquí? —Escupe Nora, reaccionando.

—Es la casa de mi madre. —La miro estupefacta.

Maldad Alemana [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora