Capítulo 1

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Un suspiro se escapó de mi boca mientras sostenía mi vaso de soda, un sentimiento de felicidad viajaba por mi sistema, mis amigos se encontraban en una esquina de la pista haciendo su mejor esfuerzo para demostrar que el baile corría por sus venas. Estoy un poco sudado, me gusta bailar, pero no lo hago tan bien como para hacer pasos extravagantes, decidí recuperar el aliento así que ahora puedo verlos a la distancia desde la barra de este sitio. Desde este ángulo observo cómo todo pasa tan fugaz y tan lento a la vez.

¿Quién hubiera imaginado que estaría en mi cumpleaños número dieciocho? Ni siquiera yo lo hubiera imaginado. La semana pasada pasó de forma acelerada y aún no tenía ningún plan, quería que fuera un cumpleaños como los demás; cálido y austero pero por alguna razón, mi padre no quiso que me quedara en casa por la tarde después de clases. Mis amigos me alentaron a venir a descargarme un poco y por supuesto, no tuvieron ningún inconveniente en que invitara a Denna. Son las personas con las que definitivamente es grandioso pasar el rato.

Sonreí al notar a Denna acercarse, se puso de puntitas y me besó por unos segundos. Ella es increíble, de hecho, creo que esa palabra es escasa para describir lo que quiero expresar, estoy seguro que mamá estaría feliz de la relación que mantenemos.

—¿No piensas volver a la pista con los chicos? —Me dice tomando un sorbo de mi bebida, acomodando su larga cabellera negra en una coleta alta.

—Pienso hacerlo, si aún me dejas algo de soda. —Respondí, haciéndola reír.

Al fin y al cabo la tomé de la mano y la conduje hasta el gentío que se alzaba frente a nuestros ojos. Francis, Jacob y Camila seguían moviéndose con energía, a decir verdad, la sincronización que en ocasiones tenían daba un poco de miedo.

La noche se asomó pronto, nos propusimos una última canción y decidimos alistarnos para separarnos de la pista de una buena vez. Papá me había prestado el auto porque tenía el plan de decirme que fuera a festejar con mis amigos y mi novia a un lugar divertido y por supuesto que se lo agradecía. Justamente nadie iría apretado, aunque Francis hubiera estado feliz por tener que cargar a Jacob en sus piernas y por su parte, Jacob hubiera tomado el lugar sin decir mucho para evitar que sus mejillas se pusieran coloradas.

Todos ya sabíamos que se traían algo pero aún no habían tomado ese paso juntos, Camila los había hecho prometer que si llegaban a terminar en el futuro —daba por seguro su relación — no se apartarían del trío bailarín y yo, bueno, no me separaría del público para dejar de apoyarlos.

Esa tarde dejamos de lado la presión que nos suponía el ingreso a la universidad, está claro que mis amigos habían apuntado a las mismas universidades y bien, Denna quería un campus distinto al mío y aunque estábamos tristes por nuestra próxima separación, desde el inicio habíamos decidido seguir juntos aunque nos fuéramos a otro continente. Yo tenía miedo y a pesar de que ella también, no lo mostraba demasiado, su fortaleza me sorprendía cada vez más. Sin duda la imaginaba como todo lo que ella soñaba.

Conduje siguiendo la charla de los demás, las risas llegaron a mis oídos y las comisuras de mi boca se alzaban constantemente.

—Hey Evans, ¿Qué se siente ser el mayor de todos aquí? —Escuché la voz animada de Jacob.

—Creo que me siento como un verdadero anciano. —Bromeé. —¿Qué se siente ser el bebé de todos aquí? —Dije, mirando su rostro por el espejo retrovisor central.

—No soy el bebé de todos. —Contrapuso.

—Tienes razón. —Comenzó a decir Camila. —Sólo eres el bebé de Francis. —Aunque no logré ver su rostro porque ella estaba en el asiento detrás de mí, sabía que su sonrisa era ancha.

Cartas de mamá [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora