¿Realmente estaremos viviendo o sólo somos seres existentes que siguen el sentido que nos señala la aglomeración?
Cariño, si hay una cosa que quiero que hagas en la vida es justamente vivirla, con todas sus cimas y caídas, con todas sus alegrías y dolores, con todos sus arcoíris y tormentas, o con todos sus días grises acompañados de débiles rayos llegar a tu hogar.
Pareciéramos estar suspendidos en medio de la faz de la tierra, las direcciones que se dibujan en nuestro mapa conforman una infinidad de destinos finales y el miedo puede entrar en lo más profundo de nuestros pensamientos y alma, las ideas que puedas crear con el tiempo se deslizan por tu ventana cuando parezcas estar confundido y perdido, pueden ser tu vuelta a la realidad; rota desde un ángulo, con una bandita desde otro.
Sube, siente, muévete y vive, las utopías pueden dejarnos una imagen de lo que queremos observar desde lo más alto de nuestra montaña rusa. No pienses por mucho tiempo, no pienses en lo que podría salir mal si te atreves a dar un salto que nunca habías imaginado, pregúntate qué podría ser lo mejor que podría pasar si es que saltas y logras llegar a ese extremo en el que la alba se pinta de fascinantes colores y crea hermosas sensaciones. Sé que puedes hacerlo, sé que crecerás para darte cuenta de todo lo que eres capaz de hacer.
La gravedad amorfa juega un papel importante aquí, porque entre más alto estés, la caída puede ser aún más profunda. Al principio es como una clase de círculo vicioso, subes y caes súbitamente, sin predecir los momentos y sin anticipar los sentimientos. Nos rompemos en medio de nuestro apesadumbrado escenario, los pedazos que habíamos unido se separan sin saber cómo volver a estar juntos, y yo... quiero que sepas que está bien que nos sintamos rotos, está bien llorar los dolores que merecen nuestras lágrimas y gritar las palabras que merecen ser liberadas, la vulnerabilidad es parte de nosotros y aún podemos abrigarla cuando estemos en su compañía.
Ni siquiera sé cuántas cicatrices existen en el mundo, ni siquiera sé si el tiempo podría cerrarlas hasta que sanen, ni siquiera sabemos hasta qué punto las heridas pueden llegar a ser nuestro punto de impulso. Es cierto, nos quebramos y todo se vuelve niebla y oscuridad, una especie de tumulto se aglomera y roza nuestros huesos y el laberinto comienza de nuevo, descendemos lenta y aceleradamente al mismo tiempo... aún en el fondo existe una esperanza, un pequeño destello que es capaz de convertirse en una lámpara de guía a través de las estaciones de la caída, mira hacia arriba y ten por seguro que volverás a estar ahí, vencer la gravedad es difícil pero no imposible.
Solemos protegernos para que nada ni nadie nos rompa y para que no seamos susceptibles a cualquier situación que nos deje fuera de nuestra zona de confort. Te protegeré hasta el día de mi ida, y a partir de entonces tendrás que protegerte a ti mismo lo suficiente para la vida que se dibuja delante de tus pies.
Fluye a través de la marea, los instantes gratificantes te reconfortarán y los malos podrían dejarte una marca de enseñanza sobre el mundo o sobre tu mundo... mantente en la montaña para ti, compártela con otros y detente un segundo a divisar la de los demás, todos tenemos que afrontar nuestros monstruos más temibles o tal vez abrazarlos para poder ayudarlos a mejorar. Las tinieblas existen tanto como los rayos cálidos de los anaranjados atardeceres que solemos contemplar juntos.
Intenta ser paciente, contigo mismo y con las personas que te rodean. Todos avanzamos al ritmo de nuestra propia montaña rusa, al ritmo de nuestros sentidos, sensaciones y experiencias.
Vive, siente, ríe, llora, sonríe, enójate, comparte, muévete y ama... y entonces tu montaña rusa será parte de un inefable todo dentro de tu corazón, capaz de ayudar en tu autodescubrimiento... ya que realmente, en cualquier punto puedes descubrir los aspectos más escondidos de tu interior y explorar lo que existe detrás de las cortinas que cubren tus emociones y sentimientos.
El cielo es tan infinito como el mar que alguna vez miraste, el infinito nos acoge en nuestro camino y el universo muestra millones de amaneceres fríos y millones de anocheceres acogedores.
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Cartas de mamá [Completa]
Short StoryEvans no tiene demasiados recuerdos de su madre. Había crecido con su padre en un departamento situado en un vecindario en el centro de la cuidad. Vivía feliz, por supuesto, dentro de lo que cabía, por momentos sentía el vacío que sólo podía ocupar...