Limpié los restos de lágrimas que quedaban en mis mejillas y fijé la mirada en la pared. Ni siquiera sé cómo explicar lo que me hicieron sentir aquellas dos cartas. Decidí detenerme, me sentí agotado física y mentalmente, era como si todo el esfuerzo de la semana recayera justo en este preciso segundo.
A decir verdad no sé si pueda conciliar el sueño después de todo lo que me dejó en la cabeza las palabras de mi madre, posiblemente mi insomnio aparezca después de haberse ido desde la semana pasada. La oscuridad de mi cuarto me transmite paz, lo sé, es un tanto extraño porque la mayoría encuentra algo temible en los lugares oscuros. Ya he pasado por tantos escenarios apesadumbrados desde que tengo memoria que estas lagunas y crisis existenciales se quedan un poco cortas.
Me gustaría que conocieran la parte con la que yo me quedé de mi madre, esa parte valiente, guerrera y justa. Ella trabajaba para una compañía desde que yo tenía seis años, había encontrado una oportunidad estable y eso era lo único que pedía, papá trabajaba en una escuela pero habían recortado sus horas y definitivamente tener un niño conllevaba muchos gastos que cubrir, no era nada fácil.
El destacar estaba en su sangre, no llevaba ni siquiera dos años cuando ya la habían ascendido tres veces. Estaba a cargo del departamento de empleados, la mayoría la apreciaban y habían tomado un cariño especial hacia ella, por la mayoría me refiero a las empleadas. Mi madre siempre trabajó muy duro y algunos menospreciaban todo su mérito y hacían correr rumores desagradables por la empresa. Por supuesto, cuando mi madre quiso tomar acción hubo un giro en la organización, el gerente permitió que formara un sindicato de mujeres porque sabía que era difícil cerrar la boca de todas ellas, así que toda clase que quisiera entrar era bien recibida.
Esta asociación tomó mucho peso en tan sólo pocos meses, ya no sólo se veía involucrada en asuntos internos de la empresa sino que ayudaba a personas externas. Apoyaron causas de discriminación y desigualdad laboral en otras partes. Lanzaron varias iniciativas que fueron desechadas y otras pocas atendidas. Todavía conservo una foto del momento en el que mi madre estaba en una conferencia, se veía tan feliz y motivada, su sonrisa era hermosa y sus labios rojos siempre la habían hecho lucir atractiva. Era hermosa, y su espíritu por querer ayudar a los demás me impresionaba demasiado.
Mamá adquirió más trabajo y aquello la hacía feliz a decir verdad, ''cuando amas lo que haces es difícil que llegue un punto en el que decidas darte completamente por vencido'', esas eran sus palabras cuando me quedaba observándola desde el marco de su puerta. Nunca me descuidó y siempre me contaba un cuento por las noches, la admiraba desmedidamente y podía ver que papá también lo hacía, cuando era niño no comprendía por qué ellos necesitaban besarse por la mañana, al hacer el desayuno, al estar charlando, al llegar del trabajo, al estar haciendo aseo y en la cena, ahora entiendo que el amor no merece ser reprimido y guardado en una cajita reducida con un candado; el amor necesitaba ser y dejarse fluir.
Para un mundo que se fija más en los triunfos del otro, mi mamá era considerada un problema y amenaza, desde todos sus ángulos. No podían ver que una mujer estuviera hablando, no podían ver que una mujer alzara la voz para una gran masa, no podían permitir que ella sobrepasara lo que ellos consideraban su dignidad.
Además, para una sociedad que se indigna más por cosas triviales —como el vestir que portaba alguien —era difícil llegar hasta donde mi madre quería hacerlo.Justicia, igualdad, libertad, oportunidad... algunas personas conocían estos conceptos pero no los vivían. Muchas mujeres menores y mayores de edad se identificaban con lo que mamá llevaba, por supuesto, no todas compartían sus ideas porque siempre existiría dos vertientes que apoyaran la causa y otras que no. Era parte de todo.
Crecí rodeado de amor y educación, nunca tuve la necesidad de decirle a mis padres el por qué quería comprarme un polvo de maquillaje o escuchar una larga charla cuando un día dije que tenía unas inmensas ganas de ser un bailarín de danza contemporánea — época en la que me dejé llevar por los gustos de mis amigos por no saber qué hacer con mi vida — pero sé que no todos tienen la suerte que yo tuve y es por eso que deseo seguir con el legado de mamá, o al menos contribuir en algo pequeño, todos podemos hacer algo más que el hecho de preocuparnos.
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Cartas de mamá [Completa]
Short StoryEvans no tiene demasiados recuerdos de su madre. Había crecido con su padre en un departamento situado en un vecindario en el centro de la cuidad. Vivía feliz, por supuesto, dentro de lo que cabía, por momentos sentía el vacío que sólo podía ocupar...