1

48 19 78
                                    


Hechizo Ford Mustang

Mi celular no paraba de sonar, había programado cinco alarmas con diez minutos de diferencia porque sabía que con una sola jamás me hubiese despertado.

Justo cuando decido abandonar mis sábanas y levantarme alguien toca el timbre de la casa, escucho a mi mamá abrir la puerta y la voz cálida de Kate saludando a mi madre llega a mis oídos.

Bajo las escaleras aún en pijama para saludar a ambas.

—¿Sigues en pijama?, ¡las clases comienzan hoy Gale, dentro de veinte minutos! —Aquella fue la manera tan adorable en la que mi mejor amiga me saludó luego de casi un mes sin vernos.

—No te preocupes por eso, me bañé anoche, sólo tengo que vestirme con cualquier cosa —Le respondí de manera relajada y ella hizo una mueca.

—¡Qué asco!, ¿cuántas veces tengo que decirte qué es asqueroso hacer eso? —Ahí comenzaba de nuevo nuestra discusión diaria sobre bañarse por la noche o por la mañana—. Si lavas el cabello por la noche en la mañana estará grasoso, además, ¡sudas mientras duermes!, por donde lo veas es asqueroso.

—Pero es más fácil y práctico —Respondí con mi "irrefutable argumento", la verdad no me importaba mucho mientras me ayudara a llegar temprano a clases.

Seguimos la conversación hasta que fuimos interrumpidas por mi madre.

—Kate, tú misma lo dijiste: veinte minutos. Llevan cinco minutos discutiendo sobre la hora del baño, quedan quince —Volvió a desaparecer yendo hacia la cocina, unos segundos después escuchamos de nuevo su voz—. Señorita puntualidad, más te vale comer rápido, aquí está esperándote un plato de panqueques.

Escuchamos sus palabras y ambas miramos al reloj, ¡demonios!, aún no me había vestido y mi cabello parecía un trapero.

Corrí a la cocina y terminé en menos de cinco minutos los panqueques, Kate se quedó en la sala viendo televisión mientras me esperaba. Una vez en mi cuarto saque lo primero que encontré; una remera holgada color blanca, unos jeans de tiro alto azul claro y unas vans con bota negras.

—¡Quedan ocho minutos!, si corremos alcanzaremos a llegar —. Bajé las escaleras mientras le hablaba a Kate, me despedí de mamá y ambas salimos de la casa.

Mis ojos se abrieron de par en par cuando vi lo que había frente a la casa.

—¡Sorpresa!, quería esperar hasta que lo vieras por ti misma para decírtelo. Me compraron un auto por mi cumpleaños dieciocho, ¡¿no es genial?!, ¡es un Ford Mustang Gale!, ¡es precioso y va rapidísimo! —Yo aún la mirada desconcertada. No me creía lo que estaba presenciando.

—¡Está increíble!, pero cuesta como dos riñones, ¿cómo hicieron para comprarlo? —Pregunté una vez salí de mi estado atónito, era una especie de hechizo verlo, aún no me entraba en la cabeza que fuese suyo, y que yo iré a su lado mientras lo conduce.

—Eso no importa Gale. Ahora sube, te aseguro que esos ocho minutos que nos quedan no son nada.

Y así fue como subí al asiento del copiloto. Todo el viaje pusimos canciones de Stray Kids mientras cantábamos a todo pulmón, aunque la verdad parecía más una especie de invocación satánica, pero al fin y al cabo, nos divertimos, y ningún demonio que apareciera podría sacarme del hechizo Ford Mustang.

¿Qué Demonios Es El Amor? © (Bayle #1) [En Proceso ✏️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora