La garganta de un lobo: primera parte
Lo único más sexy que estar encerrado con Lexie Grey en ese almacén era tal vez ser acompañados por esa pareja de chicos que habrían entrado a tropezones comiéndose la boca de forma hambrienta y desesperada.
Schmitt y Nico cerraron la puerta de un portazo tras ellos, sin reparar en que la luz estaba encendida, en que algunas cajas estaban en el piso y en que la jefa del departamento de cirugía pediátrica estaba de rodillas con un semidesnudo Harry Styles frente a ella.
Harry y Lexie estaban tan sorprendidos que sus respiraciones se habían detenido en el mismo momento que escucharon la puerta, enmudecidos, observaban como Nico se aferraba al cuello del interno para aprisionarlo entre sus labios, Schmitt que se dejaba, dócil y lánguido, emitía pequeños gemidos que despertaban algunas cosquillas en el vientre de Harry, esta sensación tirante se sintió bajo las manos de la doctora que sorprendida alzó la vista a él y enarcó una ceja ruborizada.
Había mucho que aprender de Harry, eso estaba claro, pero Lexie siempre fue una buena estudiante y aquello más que apabullarla afloró una curiosidad libidinosa en su mente.
Poco a poco, con sumo cuidado y detenimiento, como si hiciera suturas en un corazón que late eviscerado en la mitad de un tórax abierto, la doctora Grey empezó a ponerse de pie. La mano de Harry se tersó por su cintura y empezó a atraerla lentamente hasta su espalda, cubriéndola de los ojos curiosos que pudiesen verla, aunque esos dos pares de ojos estaban bastante ocupados en sus propios asuntos.
Nico descendía una mano por el plano abdomen de su novio hasta introducirla dentro del pantalón de su uniforme azul cielo, atrapando según los jadeos de Schmitt una virilidad erguida con mano diestra, a Harry se le escapó uno muy similar y se obligó a tragar agua por la vasta cantidad que se formaba en su boca. Aclaró la garganta pero aquellos dos amantes, estaban tan inmersos en su universo, tan cubiertos por esos mantos de bajos deseos y tan entretenidos con los gemidos que ellos mismos propiciaban que no escucharon la garganta rasposa del cantante.
Schmitt mordía descaradamente los labios de Nico y susurraba cosas incoherentes entre aquellos labios que lo succionaban con hazaña, Lexie quien miraba por detrás de los hombros de Harry estaba casi escandalizada, tan colorida que sus mejillas dolían, quería que la tierra se la tragara, que el mundo se acabara en ese instante... ¿no notaban ese par de idiotas que estaban encima de la bata de la doctora Grey? ¿Cuánto tardarían en verla en ropa interior y a Harry sin camisa?
Harry volvió a aclarar su garganta, con mayor fuerza y esta vez, Schmitt que escondía la cara de Nico entre su cuello escuchó el murmullo lejano, ajeno, y abrió apenas los ojos cuando se encontró con la idílica imagen de Harry Styles sin camisa.
Oh. Por. Dios.
El interno dejó escapar un jadeo que enardeció un poco más las caricias de Nico sin saber que no era producto de sus atenciones al interno.
-¡Nico! -llamó Schmitt con una voz turbada, áspera.
-¿Hmm? -murmuró aún contra su cuello.
No supo otra cosa que hacer más que empujar con sus manos al aprendiz de ortopedia haciéndolo tambalear unos pasos.
-¿Qué te sucede? -se quejó al instante. El doctor miró en la dirección que veía el pequeño interno y el color abandonó su rostro cuando se encontró con la misma imagen que él.
Harry, sin camisa, despeinado, lleno de tatuajes, con una visible erección y escondiendo a alguien detrás de él.
¿Estaban soñando?
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En dirección al Grey Shepherd Memorial
FanfictionAlexandra Caroline Grey ¿te suena? su familia suele llamarla Lexie y sus internos "medusa Grey". Vaya que ha cambiado, la menor de las Grey no es la dulce y tierna interna que llegó de Harvard; ahora tiene 30 años, recuerdos dolorosos y un enorme eg...