Capitulo 16

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-No tenía ni 20 años ¿te estás acostando con tus pacientes? -se burló Cristina-. Porque tenía cara de ser paciente pediátrico aún.

Lexie rodó los ojos y la dejó continuar burlándose de ella tanto como quiso mientras se colocaba el uniforme azul en el cuarto de descanso. La doctora Yang era muy conocida por tener un sentido del humor tan negro que no le extrañaba todas las disparatadas ideas que tenía.

-¿Terminaste? -preguntó.

-Oh no, Izzie Steven estaría orgullosa de ti, te estás follando a un paciente.

-¡No es un paciente Cristina!

-No es un doctor ni un enfermero.

-Es... es el tío de uno de mis pacientes...pero no es mi paciente.

-Oh no, tu superaste a Izzie Steven, ¿te acuestas con los familiares de tus pacientes?

-¡Solo con él! -se defendió la más joven de las titulares.

-Pequeña ramera.

Lexie abrió la boca y dejó escapar un jadeo por la forma tan vil en que la llamaba Cristina, aún cuando sabía que solo estaba bromeando.

-¿Qué haces aquí? -dijo para cambiar el tema.

-Bailey intenta comprarme y yo soy tan mala como para hacerla creer que tiene oportunidad de tenerme de regreso-dijo hundiéndose de hombros-. Me concedieron privilegios por hoy, ya sabes, para hacer el trabajo que el inútil jefe cirugía torácica jamás hará como yo.

-Cristina ego Yang.

-Cristina ganadora de un Premio Nobel Yang-corrigió la arrogante cirujano.

-Mmm ya, ¿viste a Owen?

-No, será tan divertido cuando se tropiece conmigo, con Amelia y con Teddy en una misma sala, muero por ello-dijo en medio de una carcajada y Lexie no resistió acompañarla.

-Será digno de ver.

-¿Y bien? ¿Lo más asqueroso del día? -preguntó Jackson llevándose la botella de cerveza a la boca, estaba frente a April en una pequeña mesa en el fondo del bar de Joe, estaban teniendo quizá su cuarta cita, el doctor no estaba seguro de que fuese un cita por la informalidad pero estaba disfrutando la noche y su compañía como si fuese una.

-¿Una gangrena de Fournier? Estaba absolutamente horrible, pobre hombre-se lamentó la pelirroja, la voz cantarina de April sonaba acongojada, era demasiado empática como para no sentir en serio las enfermedades de sus pacientes.

-Auch-Jackson arrugó la nariz de pensar en carne ennegrecida y putrefacta alrededor de los testículos, tragó grueso y sacudió la cabeza para alejar esa desagradable imagen-. Mejor hablemos de otra cosa, ¿qué es eso importante de lo que quería hablarme?

El rostro de April se puso tenso de inmediato, empezó a morder el interior de sus mejillas y evitó los ojos azules de su cita.

Bien, pensarlo es una cosa, hablarlo es otra distinta. ¿Quizá era solo ella la que se preocupaba al respecto? Jackson no había emitido ningún comentario al respecto. Y tal vez debería dejar que fuese él quien lo abordara...¿o solo debía hablarlo?

-No es nada importante-mintió-. Es... es una tontería.

-¿Así? ¿De qué se trata?

April barrió el borde del vaso de su limonada y observaba su dedo índice mientras lo deslizaba encima del cristal.

-¿April?

-¿Jackson?

-¿De qué se trata? -insistió, ya el doctor podía suponer que era algo que sí le importaba a ella como para incomodarse de ese modo.

En dirección al Grey Shepherd MemorialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora