Capítulo 9: Confianza

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¿Qué pasó con esos días?

Cuando todo era más fácil

No nos preocupábamos por los lunes, sí

Pero esto fue mucho antes


Quiero volver a ese tiempo, te muestro la puerta a mi pasado oscuro

Te digo: «miralo y escondete, miralo y escondete, miralo y escondete»


Es tan único el sonido de tu voz

Me hace querer envolverme en ella, envolverme en ella, envolverme en ella

Es tan único el sonido de tu voz

Me hace querer envolverme en ella, envolverme en ella, envolverme en ella

[...]

Rollin', Lea Santee



Los seguí con preocupación. León me daba mala espina, me provocaba ansiedad dejar a Santiago en su estado con él. En medio de la pista de baile, logré ponerme frente a Santiago y tomarlo del brazo. Su cuerpo hervía y temblaba violentamente. Ante mi tacto elevó la cara, sus ojos no eran sus ojos.

Esos ojos que me devolvieron la mirada no eran humanos, esos ojos eran animales. Las vibraciones de su cuerpo tampoco eran normales, era como si sus músculos debajo de su piel cambiaran de forma, estirándose y achicándose constantemente. Había visto esto muchas veces. Cambiante, resonó como alarma dentro de mi cabeza. Esto pasaba cuando uno de ellos trataba de controlarse y no cambiar, su cuerpo luchaba entre cambiar de forma y no hacerlo.

Fue en un pestañeo y sus ojos volvían a ser los que conocía. Apretó con fuerza la mandíbula mientras agachaba la cabeza. León lo giró y se lo llevó lejos de mí, perdiéndose entre los cuerpos moviéndose al ritmo de la música, dejándome sola entre la multitud.

Cambiante.


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Mis ojos se abrieron de par en par. La cabeza me palpitaba terriblemente, simulado el retumbar de los parlantes de la noche anterior. Tenía la boca reseca. Salté de la cama derecho a la cocina por un vaso de agua helada. Mientras me servía el agua mis recuerdos seguían volviendo a ese momento. Ahora más lúcida y sin el alcohol en sangre, entendía que no podía haber visto bien, ¿no?

Bueno, lo correcto en estas situaciones sería comprobar si había visto bien o no. Si estaba equivocada, no habría daño en comprobarlo. Si estaba en lo correcto... tal vez mi vida corriera riesgo. No todos los cambiantes eran malos e incapaces de controlarse, me negaba a pensar como Salazar y otros tantos cazadores. Pero tampoco es que los cazadores y cambiantes estuviéramos en muy buenos términos.

Hijos de la Luna: La Luna del Cazador [LIBRO 2] [TERMINADO/COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora