Mira lo lejos que hemos llegado
Mira el desastre que hemos hecho
Todavía le sigo rezando al sol
Que aleje mi cuerpo de la sombra
Dime que fuimos demasiado lejos
Dime que estaremos bien
Juro por Dios que me iría ahora mismo
Si el Paraíso no estuviera tan lejos
Pero esto no es un simulacro
Y nadie sale de aquí con vida
Detenerme, ¿y qué? ¿Y qué si me detengo?
Palomas de luto me encuentran en la mañana
Amor, ¿y qué si...? ¿Y qué si muero antes que te despiertes?
Te prometo, te prometo que puedes apoyarte en mí
Puedo ser tu hombro
Todavía hay espacio para estacionarnos
Pero no podemos detenernos
Así que por la mañana, amor
Podemos estar juntos como palomas de luto
Sí, te das cuenta de que ninguna escapatoria
Te libera de tus errores
Oh, no es una advertencia
Pero la inocencia llama
Y presiento que es un abrazo ignorado
[...]
Porque ambos sabemos
Que nos estamos quedando sin tiempo
[...]
Mourning Doves, MikkyEkko
Se puede decir que llegué a casa con el espíritu elevado. Eso me duró todo el día y estuvo conmigo hasta que nos volvimos a encontrar a un lado de la carretera en la madrugada. Esas pocas horas robadas que disfrutaba estando junto a ella en la oscuridad eran el motor de mi felicidad durante el día. Allí estaba yo, haciendo mi mejor actuación de Roman cuando en realidad era el hombre más feliz en el mundo. Sabía que era horrible mentirles de esa manera, pero no podía hacer otra cosa. Era eso o nada, y jamás elegiría nada.
Pero claro, siempre podía contar con Roman para apaciguar la culpabilidad con ira que a toda costa trataba de reprimir pero que, poco a poco, comenzaba a elevarse hacia la superficie. Al menos tres veces por día soltaba algún comentario desagradable sobre Salazar y «su rebaño de locos». No se había referido a Alexis directamente, pero solo era cuestión de tiempo, y con cada comentario se acercaba un paso más a hacerlo.
Roman entraba al cuarto después de hacer sus ejercicios diarios. Yo estaba por irme a bañar.
—No —dijo—. Ni lo sueñes. Voy yo primero.
Lo fulminé con la mirada pero no le respondí. Tomé mi toalla y me dirigí a la puerta, pero me cerró el paso, poniendo una mano en mi pecho. El calor en mis venas empezó a aumentar su temperatura, el autocontrol empezó a escurrirse entre mis dedos.
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Hijos de la Luna: La Luna del Cazador [LIBRO 2] [TERMINADO/COMPLETO]
Lupi mannariLa brillante luna del cazador luchaba por abrirse paso entre los nubarrones que la cubrían, testigo de los crímenes a punto de cometerse aquella noche. Los dos bandos enemigos listos para terminar con el otro. Esa tormentosa noche una vida se perder...