Capítulo 8: Matalobos

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Estoy empezando a desearlo

Estoy empezando a necesitarlo

No voy a fingir en lo que sé que creo


Porque tú eres mi agua bendita

Estoy muriendo de sed, no voy a lograrlo


Te vendería mi alma, si todo lo que comprara fuera otro día

Te daría mi amor, si todo lo que consiguiera fuera un corazón roto

Por favor, sálvame del infierno, porque tengo un pie en la tumba

Si te hago mi Diosa

El Diablo podría llorar


Cometí demasiados pecados

Tengo demasiados problemas

Con un roce de tu piel

Sabes cómo resolverlos

[...]

Devil May Cry, Mako



—Necesito tomar algo —dijo después de estar bailando por no sé cuánto tiempo (me parecía que había pasado un chingo de tiempo pero sentía que no era ni de cerca suficiente).

Asentí y, tomándola de la mano, nos conduje fuera de la pista de baile y hacia una de las barras del local. Me preguntó si quería algo, pero me negué; a pesar de ya haber concluido mi etapa de transición, todavía era un cambiante novato, no tenía problemas en controlar mi lado animal pero a veces me tropezaba y estando ella (que ni siquiera sabía de mi naturaleza) conmigo no era bueno tentar la suerte. Después de comprarse una cerveza, decidimos salir un rato a respirar aire fresco. Ja, bueno eso esperaba, pero todo lo que conseguí fue aire contaminado por el humo de cigarrillos y otras sustancias. Con la garganta incómoda tosí unas cuantas veces (a veces mis sentidos lobunos pasaban como debilidades). Ella hizo una mueca y nos alejamos todo lo que pudimos del grupo de fumadores.

—Odio esa mierda —se quejó tomando un trago de su cerveza.

—El alcohol tampoco es mucho mejor.

—Hablaba de los humanos por allí —sonrió una pequeñísima sonrisa—. Además esto no contamina la capa de ozono como eso.

—Las fábricas que...

—¿Sos uno de esos ecologistas?

—No, solo soy consciente de...

—Ay, sos uno de ellos entonces.

Tomó otro trago.

—Tal vez —se encogí de hombros—. Pero no soy extremo.

—Solo consciente.

—Voy a ignorar tu sarcasmo.

Bajó la mirada al piso, haciendo que su brillante cabello alisado cayera sobre su cara. Desconfié que lo hacía para ocultar su sonrisa. Por cuenta propia, mi mano volvió a extenderse en su dirección, pero volví a ganar control sobre mí mismo antes de que mis dedos tocaran su pelo oscuro. Tomando una profunda respiración elevé la cara al cielo, su aroma inundó mis vías respiratorias, esparciéndose por mi cuerpo. Tragué con fuerza fijando la vista en aquella brillante luna llena, sentía su poder hirviendo en mis venas.

Hijos de la Luna: La Luna del Cazador [LIBRO 2] [TERMINADO/COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora