Capítulo 8: Lazos Rotos, Cicatrices Eternas

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Mi nombre es Sorano.

Mi madre es Junkin Keiko, mejor conocida como la heroína Golden Storm. Mi padre, Yagi Toshinori, el héroe número uno... All Might.

Por lo que sé, ambos se conocieron en la UA mientras cursaban el programa de héroes. Eran inseparables. Lo que comenzó como una amistad sólida se convirtió, con el tiempo, en algo mucho más profundo. Su historia de amor era la de dos héroes destinados a proteger no solo al mundo, sino también a cuidarse el uno al otro.

Después de graduarse, cada uno siguió su propio camino. Mi padre se centró en su carrera, convirtiéndose rápidamente en el símbolo de la paz. Mientras tanto, mi madre forjó su propia reputación y creó una agencia de héroes respetada a nivel internacional. Pero sus caminos nunca se alejaron demasiado. Decidieron no separarse nunca más. Se casaron, y de su amor nacimos nosotros: los mellizos, Hirokin y yo.

Desde fuera, éramos una familia feliz. Pero el trabajo de héroe nunca es simple. Mi madre, consciente de los peligros, decidió retirarse cuando nacimos, para poder criarnos y protegernos de un mundo lleno de amenazas. Mi padre seguía adelante, siempre en la primera línea, enfrentándose a todo lo que el mal pudiera lanzar.

Al cumplir cuatro años, nuestras vidas cambiaron para siempre. Fue entonces cuando Hirokin y yo manifestamos nuestras particularidades por primera vez. La herencia de nuestra madre se hizo evidente, y con ella, también llegó el "tiempo de adaptación". Nuestra sangre comenzó a cambiar, volviéndose de oro, un proceso tan doloroso como necesario. Nuestra salud se volvió frágil, y nos vimos confinados a casa, apenas capaces de levantarnos la mayoría de los días.

Pero a pesar de la debilidad física, Hirokin y yo siempre estuvimos juntos. Compartíamos la misma habitación, los mismos sueños. Él era mi compañero en todo, el más grande apoyo en medio de nuestra frágil existencia. Nuestro sueño era claro: algún día seríamos los héroes que el mundo recordaría, los "Golden Mighty Twins". Pero a medida que el tiempo pasaba, su salud se debilitaba más que la mía.

Todo cambió la noche en que la tragedia golpeó.

—Nee-san... —sentí a Hirokin despertarme, sus manos temblaban mientras me sacudía con suavidad.

—¿Qué pasa, Hirokin? —dije, tratando de abrir los ojos mientras el sueño aún me pesaba. Pero la inquietud en su voz me despertó por completo.

Cuando finalmente abrí los ojos, vi una figura alta y oscura parada en nuestra habitación. Un hombre con una sonrisa cruel que me hizo estremecer hasta los huesos.

—Los hijos del símbolo de la paz... —dijo el extraño, su voz áspera y amenazante. Antes de que pudiera reaccionar, encendió un fósforo y lo lanzó hacia las cortinas, que comenzaron a arder en cuestión de segundos.

—¡Mamá! —gritamos ambos, abrazándonos mientras las llamas comenzaban a devorar la habitación.

Nuestra madre apareció, irrumpiendo en la habitación como una fuerza de la naturaleza. Su rostro estaba tenso, lleno de determinación, mientras sus hilos dorados envolvían al intruso y lo lanzaban fuera por la ventana.

—¡Corran, niños! —nos gritó, tomándonos de las manos y tirándonos hacia la salida.

Pero el fuego se había esparcido rápidamente, bloqueándonos el camino. El calor era sofocante, el humo comenzaba a llenar nuestros pulmones, haciendo difícil respirar. Sentí a Hirokin toser detrás de mí, cada vez más débil.

—¡Sorano, corre! —dijo, aunque sabía que no podía dejarlo atrás.

—¡No te preocupes, Hirokin! Estoy aquí —le dije mientras lo cargaba en mi espalda, luchando contra el fuego y la desesperación. Pero el edificio se desmoronaba, las llamas rugían a nuestro alrededor, y el humo hacía cada vez más difícil avanzar.

—¡Papá! —grité con todas mis fuerzas, tratando de abrir un hueco con mi sangre dorada, empujando hacia la dirección de la voz de mi padre. Pero no era suficiente.

—Te amo, Nee-san... —susurró Hirokin, su voz apenas audible.

—¡No, espera! —Le dije desesperada. Sentí sus manos aflojarse, y luego... el silencio.

Los hilos dorados de nuestra madre me envolvieron, sacándome del infierno justo cuando el edificio colapsó. Hirokin... mi hermano... ya no estaba.

Después de esa noche, nuestras vidas nunca volvieron a ser las mismas. El cuerpo de Hirokin jamás fue recuperado. Solo quedó un ataúd vacío. La culpa y la tristeza se apoderaron de nuestra familia. Mis padres... su relación, que antes parecía inquebrantable, se desmoronó. Mi madre seguía adelante como podía, y mi padre... él se fue. Nos dejó, incapaz de enfrentar el dolor de lo que había sucedido.

Para mí, esa noche marcó el fin de la infancia, el fin de los sueños compartidos con mi hermano. Fui diagnosticada con TEPT y desarrollé pirofobia. El fuego, una vez controlado por mi Quirk, se convirtió en mi mayor enemigo. Cada vez que veía una llama, recordaba esa noche, recordaba su rostro, su último susurro.

No volví a ser la misma. A los trece, comencé a asistir a la escuela por primera vez, pero el peso de lo ocurrido me seguía a todas partes. El miedo, la culpa, y el vacío que dejó Hirokin eran una carga que llevaba conmigo todos los días.

Decidí, sin embargo, seguir adelante con nuestro sueño. Me convertiría en la heroína que Hirokin nunca pudo ser. Mientras yo siga viva, su memoria también lo estará. Y algún día, demostraré al mundo que el legado de los Golden Mighty Twins no se desvanecerá.

Pero por ahora, todo lo que queda de nosotros es un recuerdo. Un vacío que nunca podré llenar.
















Hola wenas! Como están? Espero que estén bien! Aquí quise explicar un poco de la infancia de nuestra protagonista, se que ya para este punto aún no se ha visto mucho la relación entre Izu bb y la prota pero paciencia plis!! Esta cercaaaaa

Save me// Boku no Hero Academia// (Izuku x Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora