Capítulo 14: Luces y Sombras

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Mi madre y yo estábamos en la cocina, trabajando en silencio en la cena cuando ella rompió el silencio.

— Entonces... ¿quieres que haga mi pasantía con...? —pregunté con algo de incredulidad en mi voz.

— Él mismo me llamó —dijo, sonriendo suavemente—. Tal vez sea bueno que pases unos días con él, Sorano. Yo ya te entrené antes del festival, te he enseñado todo lo que sé... pero siento que no te estoy dejando volar por tu propio camino.

Sus palabras, aunque amables, me golpearon de una manera que no esperaba. Me acerqué y la abracé, sintiendo el calor y la familiaridad en sus brazos.

— No digas eso, mamá. Todo lo que me has enseñado me ayudó a llegar hasta la última ronda del festival —le dije, tratando de reconfortarla.

Ella acarició mi pelo de la manera en que siempre lo hacía cuando quería tranquilizarme.

— Estoy muy orgullosa de ti, Sorano —susurró con un tono lleno de cariño, pero con un dejo de preocupación—. Quiero que me prometas algo —me separé un poco para mirarla a los ojos, y asentí—. Sigue adelante sin mirar atrás.

Sus palabras me tomaron por sorpresa, y la pregunta salió de mis labios sin pensarlo mucho.

— ¿P-por qué lo dices...? —mi voz temblaba un poco, como si en el fondo ya supiera lo que iba a decir.

— Porque es lo que Hirokin querría para ti —respondió con los ojos brillando por las lágrimas contenidas.

Su mención de mi hermano siempre era un golpe en el estómago, uno que me costaba soportar. Me aparté un poco de su abrazo, pero no quería alejarme completamente.

— Mamá... —comencé, pero ella no me dejó terminar.

— No, escúchame —me interrumpió con firmeza, aunque su voz se suavizó—. Él salvó tu vida ese día, Sorano. Y no lo hizo para que te quedaras atrapada en el pasado. Hirokin no querría verte así, luchando contra el mismo fuego que te consume desde dentro.

— No es algo que yo pueda controlar —mi respuesta salió casi como un grito desesperado, como si quisiera convencerme a mí misma tanto como a ella.

— Has estado en negación, alejando a tu padre, manteniéndonos a todos a distancia... —la tristeza en sus ojos me partió el alma—. Yo también lo perdí, Sorano. ¿Crees que no lo siento cada día? Pero tú estás aquí, eres el milagro que él me dejó. Y cada día que te veo, siento que Hirokin vive en ti. Pero... —hizo una pausa, conteniendo las lágrimas—. No creo que te permitiría seguir atada a este dolor.

Las palabras resonaban en mi mente, pero no podía procesarlas. No podía enfrentar todo lo que intentaba enterrar.

— ¡Ya sé que está muerto! —exclamé, y me arrepentí de inmediato por la crudeza de mis palabras.

— No, no lo entiendes del todo —dijo, con más tristeza que reproche—. Si lo supieras de verdad, ¿por qué nunca has ido a su tumba? ¿Por qué nunca has querido enfrentarlo?

Sus palabras me golpearon como un golpe directo al pecho. No supe qué decir. Me quedé en silencio, buscando una respuesta, cualquier excusa.

— No quiero visitar una tumba vacía —susurré, mi voz apenas audible. Era lo único que podía decir.

Ella me miró, no con enfado, sino con una tristeza profunda.

— No se trata de la tumba, Sorano. Se trata de ti, de lo que guardas aquí —dijo, señalando mi pecho—. Sólo quiero que esas cadenas que te atan a lo que pasó lo liberen, y también te liberen a ti. Necesito que mi hija vuelva a ser ella misma.

Save me// Boku no Hero Academia// (Izuku x Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora