Capítulo 11: Determinación en el Límite

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El tiempo de almuerzo terminó, y mientras mis compañeros se dirigían al estadio para la última ronda, decidí tomarme un momento en la sala de espera de nuestra clase. Apenas entré, vi a mi padre esperando ahí, lo que me hizo detenerme por un segundo. Alzando una ceja, lo miré interrogante.

—Te preguntas qué hago aquí, ¿verdad? —preguntó con una sonrisa, adivinando mis pensamientos. Asentí, cruzándome de brazos—. Quería felicitarte. Lo que hiciste en la segunda ronda fue... impresionante. No fue solo suerte, Sorano. Aprovechaste la situación y actuaste rápido. Eso no lo hace cualquiera.

Me rasqué la nuca, incómoda ante su alabanza.

—¿En serio? Yo lo sentí más como pura suerte... un golpe de suerte que me ayudó a no quedar fuera —respondí con una pequeña sonrisa, aunque había un dejo de inseguridad en mis palabras. Había sido todo tan rápido que aún me costaba creerlo.

Papá me observó detenidamente, y por primera vez en mucho tiempo, su mirada no era la del héroe invencible, sino la de un padre que se preocupaba.

—También vine para saber cómo estás —confesó, con su tono más bajo y suave. Su mirada reflejaba algo más que simple curiosidad; estaba genuinamente preocupado.

Sentí un nudo en la garganta por esa pregunta. Era raro que me preguntara algo así, y aunque la relación entre ambos estaba mejorando, aún había una parte de mí que dudaba. Pero esta vez, sentí que debía ser sincera.

—Estoy bien —respondí, dándome cuenta de que lo decía en serio—. Por el momento, no creo que tenga otro episodio hoy —añadí, refiriéndome a los ataques de pánico que a veces sufría, aunque trataba de mantenerlo en segundo plano.

Papá suspiró con alivio, asintiendo mientras una pequeña sonrisa se formaba en su rostro.

—Me alegra escuchar eso, Sorano. Y si en algún momento necesitas parar, no dudes en hacerlo —me dijo, pero su tono era suave, sin sonar condescendiente como lo había hecho en el pasado.

Decidí cambiar de tema antes de que la conversación se volviera demasiado emocional.

—Así que... ¿también estás aquí para animar a tu sucesor, no? —pregunté, en parte bromeando, pero también curiosa por su respuesta. Vi cómo un par de gotas de sudor bajaban por su frente.

—Bueno... si ambos se enfrentan, mi apoyo será completamente neutro —respondió con una sonrisa nerviosa, claramente tratando de no mostrar favoritismo.

No pude evitar soltar una pequeña risa.

—Te estás metiendo en aguas peligrosas, viejo —le dije, medio en broma—. No me contengo fácilmente, ya lo sabes.

—Y no deberías hacerlo —replicó, su voz volviéndose más seria—. Da todo lo que tengas, hija, no te contengas. Demuestra lo que puedes hacer. No lo hagas por mí, hazlo por ti —agregó, mirándome con una mezcla de orgullo y algo más, algo que hacía tiempo no veía en él.

Algo en su mirada me llegó. No era la primera vez que escuchaba esas palabras de alguien, pero viniendo de él, en ese momento, sentí que tenían un peso diferente. Asentí, sin decir mucho más, porque sabía que si seguía hablando, probablemente terminaría diciendo algo que no estaba lista para admitir.

—Te veo en el campo, entonces —le dije, dándole una última sonrisa antes de girar para salir de la sala.

Pero justo antes de salir, lo escuché decir algo que me hizo detenerme por un segundo.

—Estoy orgulloso de ti, Sorano.

Esas palabras se quedaron flotando en el aire mientras me dirigía al estadio. No sabía cómo procesarlas aún, pero una parte de mí, una muy pequeña, se sintió más ligera.

Save me// Boku no Hero Academia// (Izuku x Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora