La adolescencia apesta.
Park JiMin era un adolescente del montón. Disfrutaba comer comida chatarra, escuchar música triste a alto volumen, mirar películas de terror, usar el sarcasmo y desvelarse por ver algún anime en Internet. Lo único que lo dife...
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YoonGi estaba radiante ese día. Había dormido bien por la noche y las clases fueron muy tranquilas, por lo que en ningún momento se estresó negativamente ni se frustró por las palabras extrañas y fórmulas complejas matemáticas (pues se había realizado un sencillo repaso de temas que, gracias a la ayuda de JiMin, había conseguido comprender mejor).
El entrenamiento, por su parte, fue tranquilo y no muy exigente. Al parecer el entrenador traía un buen humor casi insoportable y había resumido la clase en un partido amistoso entre los miembros con una sencilla entrada en calor.
JungKook había dicho que el entrenador por fin había follado y por eso andaba tan alegre y silbando por el lugar. Y YoonGi no lo descartaba, hombre. El sexo pone de buen humor a varias personas.
La verdad era que todo estaba marchando de maravilla. A su padre le habían reducido una hora al horario de su trabajo por lo que regresaba a casa más temprano y podían hablar un poco antes de cenar, y su madre lo llamaba cada dos días desde Daegu.
YoonGi la notaba muy cansada, quizá un poco decaída, pero cuando preguntó por ello su mamá no quiso responder y le cambió de tema al instante. Le preocupaba que algo malo hubiera sucedido y que lo estuviera escondiendo para que no lo supiera. Creía que tenía el derecho de saberlo porque era su hijo. Quizá era inútil ofrecer su ayuda porque estaba a una hora de distancia y aún no le tocaba ir a visitar a su mamá, pero de todas formas deseaba estar al tanto de lo que ocurría por allá.
No había vuelto a Daegu desde que había llegado a Busan. Su mamá había sido la encargada de visitarlo tres fines de semana en los que se hospedó en un hotel pequeño y muy poco moderno, así que no se había visto en la necesidad de tomar un tren para ir a verles, aunque no podía esperar a visitar de nuevo su ciudad natal.
Con respecto a sus amigos, bueno... YoonGi evitaba mencionar a JiMin cuando estaba con ellos porque se tornaban más bruscos, era como si le guardaran algún tipo de bronca o rencor. Y no lo comprendía. Joder, el chico era un adolescente común como ellos que disfrutaba comer y dormir, ¿qué había de extraño o inusual en eso?
Nadie le daba explicaciones, nadie desarrollaba algún hecho del pasado en el que JiMin haya influido, nadie era capaz de concretar un válido motivo por el cual no juntarse con él. Sólo lo criticaban y hasta luego, máquina, que te vaya bien.
YoonGi había tomado una decisión con respecto a la vida social de su nuevo amigo (casi tres meses siéndolo, quién diría que ya estaban a escasos días de que empezaran las vacaciones de verano), y ésa era presentarle a sus amigos universitarios, aquellos con los que tenía un tipo de banda.
JiMin se había sorprendido y le había hecho un montón de preguntas sobre ello. Estaba muy curioso e intrigado, sobre todo porque jamás le había nombrado tener una banda. Pero así era, y fue tan asombroso que no ocultó su entusiasmo por escuchar lo que tocaban.
