1. Entre hematomas y castigos

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"... entiendes lo que te digo, ¿verdad, Park?"

JiMin alzó la mirada que mantenía fija en el suelo para posarla sobre el director de la escuela a la que su madre le había apuntado hacía años atrás.

Con su corbata y camisa sin arruga alguna, sus anteojos redondos y su cabello grisáceo bien peinado, el hombre estaba sentado sobre una silla giratoria y acolchonada con sus manos entrelazadas sobre el escritorio. Aspecto serio pero para nada amenazador, tenía pinta de no poder matar siquiera a una mosca. Lucía un poco lamentable, si la opinión de JiMin era valorada.

Una taza de café ya frío se hallaba a su lado junto a una laptop en la que seguramente estaba actualizado el foro de la institución, aunque varias ocasiones le había visto jugar un famoso juego de dulces en ella.

Se abstuvo de responder un 'No, no te entiendo, puto animal' y bufó desganado.

Con más firmeza, sostuvo sobre su ojo morado e hinchado la bolsa de hielo que le habían dado en la sala de profesores. No dolía tanto, cuando sintió el puño estrellarse en su cara realmente pensó que se desmayaría y que no sería capaz de tolerar tal agonía, pero se sorprendió demasiado cuando no fue tan doloroso como lo esperaba.

No quería sonar como un desgraciado que disfrutaba de la violencia y se regocijaba de ella, pero debía admitir que estaba algo orgulloso de haber devuelto todos los golpes con la misma precisión y rudeza, a pesar de que sus nudillos ardieran como el infierno al haberse raspado con la ortodoncia del estudiante con el que había mantenido tal disputa.

Su rostro y manos no fueron las únicas partes de su cuerpo afectadas. En algún momento, JiMin acabó de rodillas en el piso y la tela de su pantalón se había desgarrado con el suelo de cemento del patio, rasgándose así la piel y provocando un leve sangrado que no había percibido hasta que llegó al aburrido despacho del antipático director.

Su compañero de clases, el idiota que le había agredido en un principio, tenía dos bolsas de hielo; una en su ojo derecho y otra en su labio. Un hematoma horrible comenzaba a formarse alrededor de la cuenca y su párpado inferior, y su labio estaba partido.

JiMin atinó unos buenos puñetazos, aunque sin duda alguna había resultado más herido, pero bah, un poco de dolor físico y una detención por parte de un viejo vago (seriamente era uno, nunca le había visto ayudar a sus estudiantes y le encargaba las tareas a los profesores), no le harían nada.

"¿Vas a contestar?" Preguntó el hombre con canas pero no obtuvo una respuesta. Se echó atrás en la silla con lentitud, analizando el comportamiento del joven adolescente rebelde. "Bien, no me hables, no pasa nada. Voy a llamar a tus tutores y comunicarles tu comportamiento tan impresentable." Anunció. JiMin permaneció sin decir ni pío. "No voy a sancionarte porque tus notas son altas y sueles tener buen comportamiento."

"Wow, muchas gracias, director." Ironizó y el hombre adulto suspiró captando el sarcasmo en sus palabras.

"No me hables así a mí." Lo señaló con el dedo. "Demuestras tener una muy notoria falta de respeto, ¿acaso no te ensañaron modales?"

El chico que todos odian » YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora