La adolescencia apesta.
Park JiMin era un adolescente del montón. Disfrutaba comer comida chatarra, escuchar música triste a alto volumen, mirar películas de terror, usar el sarcasmo y desvelarse por ver algún anime en Internet. Lo único que lo dife...
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JiMin sabía que TaeHyung estaba en la biblioteca estudiando, leyendo y analizando los apuntes y las hojas del libro de Física para colectar información extra y así tener más chances de pasar el examen ya que no le estaba yendo tan bien en la asignatura, por lo que ni siquiera se le ocurrió recurrir a él cuando su malestar comenzó a incrementar.
Su cabeza había empezado a punzar apenas había salido de casa, arrastrando los pies sobre la acera con unas ojeras bajo sus ojos avellana, unas bolsas negras que se habían incrustado en su piel y que lucían peor que las de todos los días. Esas ojeras gritaban 'SOY ESTUDIANTE Y NO HE DORMIDO POR ESTUDIAR. VIVA LA ESCUELA, CARAJO'.
JiMin se destacaba bastante en la Física, era una materia que le agradaba y que no se le dificultaba como otras. Obtenía unas excelentes calificaciones en base al esfuerzo y a la dedicación que ponía en sus estudios, por lo que le era una situación normal el desvelarse estudiando. Valía la pena, claro que lo hacía. Mientras más duro trabajaba a lo largo del año, más tranquilidad adquiriría en sus vacaciones o en la época de evaluaciones finales.
Los alumnos parecían zombies por los corredores cuando se acercaba esa terrible etapa, sin motivaciones y deseando que aquella vuelta por la cámara de tortura llegara rápido a su fin. Se sufría mucho, incluso si JiMin no tenía inconvenientes y rendía las asignaturas con éxito, la pesadez y el cansancio ajeno se le contagiaba y terminaba siendo parte de la horda arrasadora de estudiantes fatigados.
Estaba listo para dar aquel examen que abarcaba casi una unidad y media, listo para recibir otra sobresaliente validación y listo para quitarse de encima otra prueba escolar, pero por supuesto que algo debía ir mal. SIEMPRE algo salía mal. Puta vida, joder, ¿tan complicado era tener un poquitito de tranquilidad y confianza para que las cosas salieran excelentes, o al menos no tan mal?
El baño de hombres estaba siendo su refugio. Agradecía que los chicos ni lo usaran, en comparación al baño de las chicas que, según Lisa, estaba lleno la mayor parte del tiempo. La había oído quejarse demasiado de eso y lo entendía. Las muchachas, por ejemplo, tenían que buscar un cubículo, limpiarlo si es que se encontraba sucio y asegurarse de no tocar el retrete pues no sabían quién había estado allí. Además, ellas tenían la regla.
Se sintió un poco afortunado pero al mismo tiempo se sintió horrible por las alumnas, quienes no disponían de una mayor cantidad de baños. Ya tenía otra cosa para reclamarle al director. Oh, sí, se encargaría personalmente de quejarse y de asegurarse de que agrandaran los sanitarios de las niñas.
JiMin dejó de pensar en ello en cuanto su visión se tornó borrosa. Se aferró a los lavabos con los ojos cerrados, chistando por lo bajo y odiando a su abuelo materno por haberle transmitido el puto DAO que le daba la puta migraña. Desde la primera vez que su dolor de cabeza se había manifestado con tanta intensidad, le había vuelto a pasar una única vez que estaba en su casa viendo una película. Y ahora estaba volviendo a sucederle pero no estaba en su hogar, estaba en el instituto a punto de rendir un examen de Física.
