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Pero todo tiene un final.

Como el de ellas al haber sucumbido a sus deseos.

Hyunjin había sido atrapada por los encantos de Hyejoo, mientras que esa última no se arrepentía por hacerse notar para su mayor. Aun teniendo grandes consecuencias, en este caso, sus relaciones amorosas.

Para Heejin y Chaewon, esto nunca pasó por sus mentes. Jamás. Pero bueno, nadie pudo haber prevenido que aquel suceso y aquellos sentimientos se formaran.

En toda oscuridad, hay un pequeño rayo de luz.

Hyunjin no era la luz, ni mucho menos una buena persona, recordar todo el mal que causó para conseguir a Heejin y qué decir de Hyejoo; en donde su corazón llegó a gritar, que siempre le pertenecería a Chaewon, una vil mentira. Siendo ella la principal causante de todo el embrollo. Ambas eran la oscuridad dentro de sus propias vidas.

Sin arrepentimientos.

Y así fue cómo vivían, sin arrepentimientos por el pasado. A pesar de haber causado tantos daños a sus allegados.

Chaewon pudo perdonarlas, para ella, siempre buscaría el bien de Hyejoo. Pero Heejin era un caso totalmente diferente, su confianza estaba por los suelos y repudiaba todo lo que tuviera que ver con ellas.

Ambas habían sido excluidas del círculo amistoso.

Y nadie refutó nada, a excepción de Chaewon.

— Estaremos bien.

—¿Cómo estás tan segura? — empezó a hiperventilar una vez fuera de la casa donde las había corrido cruelmente, no estaba molesta, se lo merecían. Pero quería culpar a alguien, Hyunjin debía liberarse. — ¡Todo esto es tu culpa!

— Mira, me gustas, te gusto, nos gustamos y ya está. Disculpa por haberte besado aquel día, pero no podemos rebobinar el tiempo, porque tu me seguiste el beso y eso...—soltó una sonrisa socarrona y dio un paso para quedar a unos centímetros de su rostro. — no fue lo único que hicimos.

Ni todos los demás días donde lo repitieron

— Dios, te odio tanto. Espero no verte de nuevo. — y se fue de ese lugar dando grandes zancadas.

—Hay que darle tiempo, al tiempo.

Y eso fue correcto.

Hyejoo no se equivocó al darle espacio para pensar a su mayor, sabía que debía ordenar sus pensamientos y sentimientos, si bien, ambas se atraían demasiado y eso no era innegable, para Hyunjin la culpabilidad escondía sus deseos más profundos. Le dolía demasiado haber destruido su vida amorosa con Heejin, la quería tanto, que siempre imaginó que estaría con ella toda la vida.

Pero no la amaba.

Corrieron los días, y lo aceptó. Hiriendo un poco su orgullo, aceptó que le gustaba tanto esa pequeña chica, odiando la por haber arruinado lo que tenía, pero necesitando la para sentir sus caricias.

Hyejoo nunca perdió la esperanza, en su interior sabía que aquello no era un simple deseo de unas semanas, era más que eso. Así que, aunque durante todos esos días de la ausencia de su mayor deseaba ir a verla, espero paciente en su hogar. Frustrada, ansiosa y triste por saber de ella. Y ahora, ahí estaba, frente a ella después de un mes.

— Realmente te detesto, eres una imbécil por haberme atraído con tus encantos y te mereces lo peor del mundo... — esas fueron las primeras palabras de Hyunjin una vez entró al apartamento de Hyejoo, tomando la desprevenida y golpeando con su dedo el pecho de esta, haciendo que Hyejoo caminará hacia atrás. — no sabes los miles de insultos que te mereces, pero ahora mismo, necesito que sea nuestra hora.

Porque es cuando sucede la magia.

Fueron necesarios unos cuantos segundos para que la pobre, y confundida Hyejoo, comprendiera el trasfondo de sus palabras, puesto que aún procesaba la presencia y actitud de su mayor. Pero cuando lo hizo, una tímida sonrisa fue la que la recibió al lanzarse y ser alzada por Hyunjin, enroscando sus piernas y pasando sus brazos por su cuello para besarla.

— Te. Juro. Que. También. Te. Detesto — entre cada pausa, fue un beso por parte de Hyejoo y una Hyunjin risueña recibiéndolos gustosa, mientras caminaba hacia la habitación.

Ambas se sentían más que completas, en aquel instante, todo era perfecto. Sus sentimientos eran correspondidos.

Quizás solo se tratará de una gran atracción, pero en el fondo no lo era, un futuro muy comprometedor les esperaba juntas; no pensaban cuestionarse, en ese momento de besos y caricias, el que eran o que serían, porque no lo necesitaban. 

No ahora, ni nunca.

12:00 | HyunHye.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora