Ganar, ganar...

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Doble Imagen:

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Doble Imagen:

Reputación..., esa palabra que nos marca toda la vida. La única capaz de volvernos impecables, a los ojos de la población. Una constante marcada por dos cosas: imaginación y realidad. Sí, uno de los mayores antónimos con los que vivimos, pero los únicos capaces de formar tu vida y lograr que esta sea tan perfecta o tan imperfecta, dependiendo de la que escojan para ti.

Aunque sea considerado un poco superficial, el 99% de las personas, para no ser absoluta, nos juzgan por la primera impresión, o el por la primera forma en que nos logramos desarrollar frente a los demás. Las variables que puedan surgir después, seamos sinceros, no le interesan a nadie. No tienen tiempo para volver a valorarte, pues, ya tienen a otro libro en el que escribir que no es precisamente en el tuyo.

Ahí, en ese exacto momento, donde tu "imagen" es la creada por otros y no la que de verdad quieres que sea, es donde empieza el verdadero juego suicida. Mantener de pie una imagen que creaste a lo mejor por accidente, solo que después de cada accidente toca pagar los platos rotos, y adivina qué, estos son los tuyos.

Elevar la calidad de tu reputación, se considera básico en cualquier edad. Porque la sociedad nunca va a quitar ninguna característica de esta, solo van añadiendo más, un reloj de arena que cada vez que le dan vuelta, empieza  de cero. Pero igual que al reloj, nunca le cambian el contenido. Yo me pregunto ahora: ¿Qué pasa cuando ya no puedes más con ese tabú? ¿Qué pasa en ese momento donde dices "hasta ahí no llego", donde gritas "yo no soy así"?

Saben qué pasa..., pues no pasa nada. Y es que en ese entonces, valen más sus criterios que los tuyos, entonces es cuando "decepcionas", "cambias", "actúas diferente".

Nadie se dio cuenta que estábamos hablando bajo un carácter que no es el que de verdad vive con nosotros, uno que corresponde con una edad, con unas calificaciones, con un rendimiento laboral, con una condición física e incluso con un estilo de vestir o musical. Esa doble imagen que siempre va a estar ahí para recordarnos cómo nos ven otros, y esos ojos abiertos como platos cuando cuentas algo nuevo de ese "yo" que nadie sabe que existe.

Cando vives eso, te das cuenta que no encajas con su perfil, no eres quien ellos esperan y te toca volver a meterte en el papel. Luego nos dicen que no somos buenos actores, pues se equivocan..., todos lo somos y debo decir que los mejores. Solo los que se saltan las reglas son excluidos y los que no actúan como esperan, no vuelven a formar parte  del elenco de la película, pero ni modo, así funciona el cine ¿O no solo el cine?

Alegres, extrovertidos, fiesteros, felices, compañeros, eso solo se les reconoce a aquellos que encajan a la perfección con el 70% de la sociedad. Los que se la pasan rodeados de personas diciéndoles qué hacer o no, los que más problemas tienen y viven a tope y sin medida.

Pero también están los básicos, buena gente, amables, y tranquilos. Ellos están en el eslabón medio, son muy serviciales y mayormente son vistos cuando son necesitados. Su comportamiento puede variar, pero pasan por inadvertidos, no son el foco de atención.

Entonces que queda por último, los antisociales, bipolares como también les dicen, porque no encajan perfectamente con la forma en que les ven. Los que su vida se tiene que centrar en un único objetivo, su futuro. Aquellos incapaces de divertirse o encontrar colores en la vida. Ahora me pregunto ¿a qué grupo tú perteneces?...

Saben qué todas esas categorías no importan, todos somos capaces de variar entre ellas. De formar parte de todas, no necesariamente hay que quedar justos en una. Aunque la población piense lo contario y nos crea incapaces de hacer lo que no va con esa versión de ti que creó su imaginación, tengo que decir que sí eres capaz de hacerlo, no somos "quien debemos ser" porque simplemente el ser humano no es básico y conformistas con lo que pintan por él. Así que simplemente libérate, libérate de tu doble imagen y enséñale al mundo eso lindo que llevas guardando para ti mismo. 

 

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