4 días antes.

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Le veo por la ventana. Andando despreocupado bajo la lluvia. No lleva abrigo lo que significa que ha salido a toda prisa. Él no ha cambiado. Algo me dice que sabe que estoy aquí bebiendo mi café. Como siempre, tengo razón. La campanilla de la puerta suena e instantes después él esta sentado enfrente mío. Intento no mirarle pero noto que esta completamente mojado. El olor de la lluvia invade la estancia y se mezcla con el olor del café y los bollos recién sacados del horno.

- Sabía que volverías. - Me dice con precaución, yo tomo un sorbo de la taza haciendo caso omiso al comentario. Me quito las gafas de sol y la poca luz que hay me molesta, el chico sigue indeciso. - Ayer te ví en la fiesta de Nathan... - No digo nada, miro al interior de mi taza que esta medio vacía. - Has estado fuera mucho tiempo, Ellie. - El chico de pelo color azabache acerca su cara a la mía sobe la pequeña mesita. Me muerdo el labio pero sigo sin dignarle con mi mirada. Al final se decide a hacer la pregunta. - ¿Dónde estabas?

- Eso no te incumbe. - Dejo mi taza en la mesa y le miro a los ojos sin enmascarar mi ira.

El chico se pasa la lengua por el labio inferior y traga saliva desviando la mirada incómodo. Durante un tiempo se queda callado mirando las gotas de lluvia que chocan contra el cristal. Esa es mi oportunidad para verlo mejor. Eric... La poca luz que se cuela por la ventana define sus rasgos a la prefección. Puedo ver cada detalle de su rostro preocupado. Su pelo es negro como la noche y esta un poco aplastado por la lluvia. Lo que siempre me ha llamado la atención son sus ojos del intenso color de un bosque en primavera, la dulce sonrisa de sus labios ahora ha dado lugar a una mueca contorsionada por la tristeza y nostalgia. Cuando eramos pequeños, Eric y yo estábamos muy unidos. Hacíamos todo juntos pero con el tiempo eso cambió, nosotros cambiamos. Él sabe que nada volverá a ser igual. Aun así sigue intentando acercarse a mí, pero cuanto más lejos lo tengo más fácil es todo.

Sus ojos verdes repasan la calle y se clavan en los míos. Abre la boca para decir algo pero la vuelve a cerrar de inmediato. El aire frío de un suspiro profundo llega hasta mí y se clava en mis poros como navajas. Eric se mueve nervioso en la silla y se decide por hablar.

- Ayer parecías diverirt-

- No me acuerdo mucho de la fiesta. - Le interrumpo antes de que pueda acabar. Miro por la ventana y después repaso mi reflejo. Mi aspecto es lamentable. Llevo la misma ropa que la noche anterior y mi pelo castaño esta despeinado. El maquillaje que llevaba tan bien hecho se ha corrido por debajo de mis ojos lo que hace resaltar el azul del iris. Me quedo totalmente inmóvil, durante un segundo me parece ver algo. Me fijo en mis ojos de nuevo...

Mis pupilas se dilatan, el azul desaparece y todo se vuelve completamente negro. Como si alguien me hubiera sacado los ojos y haya dejado dos agujeros negros de cristal que reflejan la luz. Parpadeo una y otra vez frenéticamente, asustada. Cojo el móvil y examino mi reflejo en la pantalla apagada. Mis ojos son los de siempre, probablemente nunca hayan cambiado. De repente me doy cuenta de que el chico sigue cada uno de mis movimientos así que dejo el móvil en la mesa de nuevo.

- ¿Estás...? - Invento rápidamente una mentira.

- Tenía una pestaña en el ojo. - Él me sonríe.

- Iba a preguntar si estás enfadada conmigo. - Le miro desafiante. ¿Enfadada? Él sabe que no puedo ni estar en la misma habitación que Aileen sin ponerme mala y aun así ahora sale con ella. Un pensamiento cruza mi mente durante un microsegundo. ¿Celosa...?

- No me importa con quien estés, si es a lo que te refieres. Olvidas que no somos amigos.

- Es verdad, tu "no tienes amigos". - Responde citando palabras mías un poco molesto. -¿Qué tal está Nathan? He oído que su hermano va a volver para cuidar de su abuela.

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