1 día antes.

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Sigo en mi cama escuchando música, fumando y bebiendo. Mis padres no regresarían hasta el jueves según el mensaje que dejaron en el contestador horas atrás. Miro hacia el despertador que marca las 02:37 de la mañana. Algo me hace sobresaltarme. El pequeño ruido molesto proveniente de mi ventana se repite unas tres veces más hasta que decido mirar que pasa. Me levanto en la cama abriendo la ventana. El cielo esta oscuro, la luna es la única luz en el cielo y delinea unas nubes oscuras que tapan las estrellas. Ese ruido no puede ser a causa ni del viento, ni de la lluvia por la falta de ambas cosas. Miro hacia abajo y puedo distinguir una silueta apoyada en el roble del jardín. La figura se mueve al verme y sale de la sombra del árbol para mostrar su rostro.

Un rostro preocupado, al principio no puedo distinguir quién es pero tiene el brazo en una escayola blanca que contrasta con la oscuridad de la noche.

- ¿Eric? - Ahora sí, un viento fuerte golpea mi cara despejando mis pensamientos. El chico me nota rara y habla indeciso.

- Ellie, ¿te pasa algo?

- No.. Ehm.. No, nada. - Puedo sentir mi sangre arder por dentro de mis venas. Oigo mi propia voz rara. - ¿Qué haces aquí?

- Quería asegurarme de que estas bien. - '¿A las dos de la madrugada?' Pregunta una vocecilla en mi interior. - Primero oí que te desmayaste en clase y luego te ví en la emfermería y quería... Bueno, sí, asegurarme.

- Eric lárgate de mi puto jardín, ya. - Digo subiendo el tono, fingiendo estar furiosa. En realidad sé que la única manera de que no le meta en más problemas es alejándolo de mí. Mis palabras se clavan como cuchillas en mi garganta pero no puedo dejarme llevar por las emociones, no de nuevo.

- Baja. - Me manda con frialdad correspondiendo a mis gritos. No necesita repetírmelo, una parte de mí siempre quiere correr hacia él. Me deshago de ese pensamiento al empezar a bajar las escaleras. Ahí surge un problema gracias a la bebida que me nubla la vista y me hace ver cada escalón como un reto moviéndose y retorciéndose al ritmo de una música que suena en mi cabeza. Me resbalo por las escaleras y caigo estrepitosamente al suelo. Siento un dolor punzante en el hombro derecho. La puerta trasera se abre de golpe y por ella entra corriendo Eric. El chico rodea mi cintura con su brazo libre y me levanta con firmeza. Su respiración entrecortada muestra la preocupación que siente.

- ¡No pareces estar bien! - Me dice enfadado mientras me sujeta y me conduce hacia mi cuarto. Me mareo un poco por culpa de sus movimientos bruscos.

- Es lo malo de mezclar alcohol con porros, luego empiezas a parecerte a la mierda que eres. - Él se gira hacia mí y puedo sentir el aliento frío de un suspiro en mi mejilla.

- ¿Qué ha pasado? - Me dice en un susurro mientras me pone sobre mi cama con delicadeza. Por alguna extraña razón esa escena me provoca un ataque de risa por cual casi me quedo sin respiración. Me doy cuenta de que me he olvidado de la pregunta que me ha hecho instantes antes el chico.

- Tienes unas pestañas graciosas. - Digo intentando tocarlas. Él cierra los ojos divertido, me coge de las muñecas y las pone sobre mi estómago.

- Ahora vengo, quédate aquí. - Se levanta y cruza el cuarto con dos grandes zancadas. Le veo marcharse lo que provoca una gran tristeza en mi interior por alguna extraña razón. Me levanto torpemente de la cama y voy detrás suyo con dificultad.

- Espera... - Murmuro antes de sentir como mis piernas dejan de soportar el peso de mi propio cuerpo y caigo en el suelo con un golpe sordo. Eric se introduce de nuevo por la puerta y al verme tendida en el suelo se asusta. Me recoge de nuevo pero ahora me lleva al cuarto de baño donde el agua de la ducha corre a una presión bastante fuerte.

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