- ¡J***r que miedo! - Nathan me mira preocupado. - ¿No te dijo nada más? ¿Solo el lugar y la hora? - Asiento mientras observo mi móvil esperando a que aquel psicópata llame de nuevo.
- ¿Crees que debería ir? - Le pregunto aunque ya haya decidido que hacer en el momento en el que el extraño me colgó.
- ¿Ir? ¡Estás loca, Els! No puedes ir... No sabemos nada sobre esa persona, ¿y si es un asesino? Según lo que has dicho estaba torturando a alguien. - El chico se sienta en mi cama rascándose la cabeza. Parece estar muy nervioso. Suspira, extiende su mano hacia mí y me mira con seriedad. - Pero tú ya has tomado una decisión, ¿verdad? Dame tu móvil. - Se lo entrego y él empieza a mover los dedos sobre la pantalla con mucha destreza. Al cabo de unos minutos me lo devuelve. Coge su portátil y comienza a teclear algo. Parece tan absorto en su búsqueda que no quiero interrumpirlo así que bajo para coger algo de comer.
- Si no os dais prisa, vais a llegar tarde al instituto. Y arréglate. - Dice mi madre enfadada señalando mi aspecto. Miro hacia abajo, mi pijama con manchas de café me traiciona. Cojo dos platos y meto unas tortitas. Subo a mi cuarto y me encuentro a Nathan tendido en la cama.
- He encontrado de dónde provenía la llamada. - Me dice emocionado saltando hacia mí y me arrebata uno de los platos. Como mientras él me explica un proceso demasiado complejo para mi comprensión. - Provenía de una casa supuestamente en venta. Después de las clases podríamos ir.
- Todo a su tiempo. Primero tengo que hablar con una persona. - Me quito el pijama y abro el armario.
- Ejem, Els... Sigo aquí... - Dice Nathan incómodo mientras se mueve nervioso. Me doy la vuelta y le miro.
- No es nada que no hayas... Nathan. - De repente veo un bulto en los pantalones del chico y me quedo inmóvil. El chico mira hacia abajo y sus ojos se abren de una manera sobrehumana. Se vuelve completamente rojo y se tumba boca-abajo sobre mi cama rápidamente dejando caer el plato con tortitas en el suelo.
- ¡No es mi culpa, j***r! - Su voz temblorosa se oye ahogada por las sábanas. Me visto sin prestarle atención y recojo el plato y las tortitas del suelo.
- ¿Has copiado la dirección de la casa? - Le pregunto para desperjarle la mente del incidente. Él se levanta todo sonrojado despues de unos instantes en silencio.
- Ehh, sí. Bueno, yo voy a ir un momento a lavarme la cara... - Pasa a mi lado sin mirarme y se mete en el baño. Oigo el agua del grifo y recupero mi móvil guardándolo en el bolsillo de mis vaqueros.
- Yo voy saliendo ya. - Intento no reírme ante la situación solo para no empeorarla.
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- ¿Con quién tienes que hablar si puede saberse? - Nathan me mira mientras subimos las escaleras del instituto. Justo voy a responderle y veo una cosa muy interesante. Aileen está hablando con Rory muy acaloradamente, el chico le está dando a entender que esta enfurecido.
- Shh... - le digo a mi acompañante y le señalo el final del pasillo.
- ¡¿Qué le dijiste?! - Dice muy enfadado mientras la coge del brazo, la chica le responde algo ininteligible y luego se va asustada pero con una dignidad fingida. Sonrío, es mi momento de actuar. Voy hacia él con paso determinado inventando una mentira. Nathan me sigue a una distancia de precaución.
- ¡Rory! Aileen te estaba buscando, me dijo que quería hablar contigo de una noche en su casa o algo así no se si ya te lo habrá dich- Me interrumpo a mi misma, me tapo la boca con una mano y pongo cara de alguien que ha metido la pata. - Espera... Dijo Rory no Eric, ¿verdad?
Nathan necesita solo dos segundos para comprender lo que estoy haciendo y decide seguirme el juego. Sube los hombros de manera muy inocente y niega con la cabeza en señal de que no sabe la respuesta a mi pregunta. Me quedo en silencio unos minutos y observo como una llama se enciende dentro del chico que empieza a respirar con mayor dificultad.
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Far Beyond
Science FictionLa primera vez que ocurrió tenía siete años. Simplemente pense en la playa, la echaba de menos. Lo siguiente que recuerdo fue una luz cegadora y las tres semanas que pasé en el hospital. Mi madre estaba demasiado asustada como para contar lo que hab...