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CAPÍTULO 22
you know that i love you, right ?

             MERODEANDO POR EL OTRO EXTREMO DE LA ISLA, JJ, Pope y Kie se encontraban en el HMS Pogue, frente a la gran casa de los Cameron

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             MERODEANDO POR EL OTRO EXTREMO DE LA ISLA, JJ, Pope y Kie se encontraban en el HMS Pogue, frente a la gran casa de los Cameron. Mientras que Kie intentaba encontrar rastro de John B, utilizando unos prismáticos que habían cogido del despacho de Big John, Pope estaba a su lado, atento a si su amiga veía algo que les diera indicios de si el pecoso estaba bien. JJ, por el contrario, no podía hacer otra cosa que no fuera juguetear con su anillo; el mismo que le había dado a Lee y que ella le había devuelto. Estaba totalmente absorto y ajeno a la conversación que estaban teniendo sus amigos sobre si debían, o no, acercarse y preguntar por John B, pensando en que, tal vez, debería haberse quedado allí, en lugar de emprenderse en una búsqueda, que estaba más que seguro, que los iba a llevar de vuelta al Château.

A pesar de sus esfuerzos para mantener la calma, JJ estaba de todo menos tranquilo. Quería aparentar estar bien, porque todos tenían más que suficiente con asegurarse de que Lee y John B estaban bien, pero, enterarse de que Ward había matado a Big John, también había caído sobre el rubio como un cubo de agua helada. El padre de los hermanos Routledge había sido como un padre para él desde el momento en el que John B y él se conocieron en el patio del colegio; daba igual cuantas veces JJ apareciera sin avisar o cuantos días pasara allí, Big John nunca le puso ni una pega, ni dudó en cuidar del mejor amigo de su hijo como si fuera su propio hijo, porque si había alguien en la isla que conocía de primera mano a Luke Maybank, era Big John. 

—Ward está ahí —informó la de pelo rizado, captando su atención. Guardó el anillo en el bolsillo de sus pantalones, tragó saliva para aliviar el nudo que sentía en la garganta y se puso en pie, dispuesto a acercarse a sus amigos. 

Pope, en un movimiento rápido, le arrebató los prismáticos, con la intención de asegurarse de que su amiga estaba en lo cierto y que el señor Cameron seguía de una pieza. Al vislumbrar la figura de Ward, soltó un suspiro de alivio; por lo menos ahora sabían, a ciencia cierta, que John B no había perdido la cabeza.

—Vale, pues ya podemos volver a casa —dijo, girándose para mirar a JJ y a Kie. Sus amigos fruncieron el ceño y se miraron entre ellos para, después, volver a mirarlo.

—¿Volver a casa? —preguntó Kie, con clara molestia —. ¿Y qué pasa con John B?

—Ward está vivito y coleando —respondió, señalando la casa —. Y John B, ahí, no está, así que vámonos.

—Espera —pidió JJ, soltando un suspiro. 

—No puedo esperar —dijo Pope, bajando notablemente el tono de voz, como si le supiera fatal lo que estaba a punto de decir. Cogió aire y añadió —: tengo el momento más importante de mi vida en seis horas, ¿vale?

—Pero nuestro amigo está en problemas —murmuró Kie, comenzando a molestarse por la actitud egoísta, bajo su punto de vista, de su amigo.

—¡Yo también estoy en problemas! —explotó Pope, señalándose a sí mismo, gesticulando exageradamente. Abrió los ojos como platos y alzó las cejas, a medida que hablaba —. ¡Llevo tres días sin pasarme por casa, Kie! ¡Tres! —repitió, dando un paso hacia ella —. Seguramente, mi padre haya sacado ya mis cosas de casa.

fearless || jj maybankDonde viven las historias. Descúbrelo ahora