Capítulo 18

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La oscuridad no era un problema para él. Nunca lo había sido. Sus hijos, por otra parte, eran otra historia. Por eso mismo se encontraba iluminando la ravín de arriba abajo, sin dejar un solo punto libre de antorchas.

A ratos se detenía, de pie, paralizado y con la espalda recta, admirando el juego de luces y sombras formado a su alrededor, facinado. Y es que, si había algo en este mundo que podía emocionar e incluso conmover a Philza, era definitivamente el arte de las construcciones, ya fueran naturales o hechas por otros seres. La satisfacción que sentía al ver los colores, texturas y formas que la misma estructura tenía para mostrar a los demás era inmensa, y siempre le causaba un par de escalofríos y sonrisas.

Las construcciones eran lo único que le gustaba de los Humanos...

Su serenidad desapareció, siendo reemplazada por un fuerte nudo en la garganta y una expresión severa.

Humanos. Una pesadilla.

El rubio sacudió la cabeza, siguiendo su camino por Pogtopia, explorando los rincones mientras los demás atendían sus propios asuntos. Quería distraerse de algunas memorias desagradables que, al igual que a muchos otros que experimentaron las masacres y extinciones que el ser Humano causó, atacaban su cabeza de vez en cuando.

—Este lugar es de verdad muy grande—. Dijo para si, tratando en vano de recuperar los ánimos perdidos. Frustrado, cerró los ojos y frunció el ceño, sujetando el puente de su nariz. Un gruñido escapó de su garganta.

Y ese gruñido fue respondido por alguna criatura extraña detrás de él.

En un movimiento rápido saco su espada de su funda y la blandió, girando sobre sus talones para ponerse en una posición de ataque eficaz. La punta del arma quedó a apenas un par de centímetros del vientre de un silencioso Enderman que, probablemente, planeaba atacarle por la espalda.

Por accidente, cruzaron miradas.

Para aquellos que sabían lo que les convenía, mirar a los profundos y engañosamente tranquilos ojos de esas criaturas era un gran "NO". Básicamente un suicidio, si no tenías experiencia, armas o armadura para defenderte. Los Enderman podían ser feroces, terribles y aterradores, llegando a traumar a muchas personas con sus poderosos gritos y chillidos de ultratumba.

Esa no fue la excepción. En cuestión de milisegundos, la esbelta figura negra del Enderman se tensó, remarcando sus huesos a través de la áspera piel oscura que los cubría. Su rostro se rasgó, dejando al descubierto una enorme boca de mandíbula desencajada y dentadura afilada y amenazadora. Y finalmente, como último detalle, su cuerpo y ojos se llenaron de una luz morada bastante intensa, la cuál solo lo hacía ver más aterrador al contrastar con la oscuridad.

Alzó una de sus enorme palmas, enseñando las garras, y bajándola de golpe, siendo bloqueado justo a tiempo por el filo de diamante de la espada de Philza.

—¡Detente!—. Gruñó el rubio, haciendo fuerza para repeler a la criatura. No había despegado su mirada de los ojos brillantes del Enderman, el cual trataba a toda costa de alcanzar al adulto con su ataque.

Y entonces, súbitamente, la negra criatura se detuvo, retrocediendo y siseando mientras su cuerpo regresaba a la normalidad. Phil respiró hondo, calmándose también y guardando su espada.

Volvió a dirigir sus ojos a los del Enderman, y notó por un momento que la criatura tenía intenciones de atacar de nuevo.

—Detente—. Repitió, está vez más tranquilo y relajado, transmitiendo su calma por la atmósfera entre ambos. Eso bastó para que el Enderman se relajara, frenando por completo el violento temblor que recorría su anatomía.

Betrayed | CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora