🔱EL CASTIGO DE SAGA 🔱

¿Don O Desgracia?

La tarde recién comenzaba, feliz de que mu le dejara ir antes le dio un gran alivio, pues aún necesitaba terminar sus propias cosas personales y también platicar con su gemelo, estaba justo en los escalones del templo de tauro, cuando se topo con cierto general que lo ponía incómodo.

-al fin nos vemos las caras maldito -le dijo con desdén, la marina de poseidón

-¿que dices? Yo que sepa no te debo nada siren-respondió sereno.

La tensión comenzó a formarse en el ambiente dando paso a un nuevo conflicto, uno en el que se ve inmiscuido el gemelo menor.

-conmigo no tienes que fingir, entiende kanon es mio, el me ama a mí, pero tu te estas interponiendo en nuestro camino - a paso lento se acercaba al gemelo, que temía se aprovechará de sus condiciones de poder.

-yo no estoy obligando a kanon a nada, y si tanto te ama como dices, en estos momentos estarías con el y no aquí, como señora busca hombres que no le pertenecen -dicho insulto enfureció a la marina.

-por lo menos no soy una marioneta de los dioses -levantó con fuerza su puño y le dio un fuerte golpe a saga rompiendo su labio, un hilo de sangre se dejó ver, mismo que se limpio con el dorso de su mano sin darle mucha importancia.

-hmm, pues entonces eres marioneta de tus propios deseos -lo miro con seguridad sin dejar notar su enojo -siren ahora apártate de mi camino, que no tengo tiempo para perderlo contigo -se abrió paso pero los insultos de sorrento no cesaron.

-el castigo pronto caerá sobre ti saga y yo estoy feliz por eso -empezó a reír como desquiciado.

-bien por ti -le respondió sin importancia.

-¿no te interesa saber lo que él patriarca tiene planeado para ti? -y en esta ocasión si logro llamar su atención.

-¿que quieres decir? -le pregunto temeroso.

-¿no te lo imaginas? -su sonrisa llena de burla lo decía todo, gozaba del placer que le daba ver a su rival sufrir -por favor no me digas que no lo as notado -soltó con ironía - eres un sucio doncel -sus ojos se desorvitaron a más no poder.

Dicha confesion le congeló hasta el alma, la sangre dejó de llegarle a la cabeza pues sentía que podía desmayarse ante la sorpresa de dicha noticia, ¿cómo era eso posible?.

El ser un doncel dentro del santuario se conocía como una debilidad pues, si tenía pareja y este lo deja encinta será repudiado por traer una vida al santuario de esa manera.

Atena, repudia a los donceles, por la razón de que son creación de su hermana afrodita con la cual tiene problemas nada fáciles de resolver, si sus compañeros de armas se enteran seguramente lo odiaran, eso no puede permitirlo.

La ira le provocaba que su sangre hirviera, sin pensarlo dos veces se lanzó contra sorrento a golpearlo, una pelea cuerpo a cuerpo, sorrento al sentir que no podía más decidió usar su flauta para atacar al gemelo que carece de cosmos e inmediatamente este comenzó a sufrir a causa de la tonada que lo envolvía.

-eres un cobarde sorrento -finalmente quedó inconsciente.

-di lo que quieras pero no vas a arruinar mis planes -camino hasta incarse y lo tomo del cabello -me aseguraré de que desaparezcas.

-si yo fuera tu, no haría eso -una tercera voz se presentó asustando a sirena.

-¿eres radamanthys? -pregunto algo temeroso al ver al juez del inframundo.

Este solo lo miró de una forma fría y se encaminó hasta quedar a sólo unos pasos - te aconsejo que no vuelvas a ponerle un dedo encima -se agachó para tomar en brazos al más pequeño que inconsciente estaba sobre el frío suelo.