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"Steve..." Natasha dijo en un tono solidario por no decir algo lastimero, tomó delicadamente la camisa de Rogers en espera de una respuesta.
Steve estaba petrificado, anclado al mármol blanco, su mirada aún fija en el sitio en donde aquella extraña había estado de pie hace un momento.
¿Quién era ella?
No, no hacía falta preguntar quién era, no quería saber la respuesta a pesar de que era evidente.
Debía ser una de las chicas de Stark.
Más bien, una de las niñas de Stark.
Steve sintió un sabor amargo cegar su coherencia, no solo por el hecho sino por la edad de la chica, ¿Cómo era siquiera posible que Tony se involucrara con alguien 25 años menor, o más? Era antiético por cualquier ángulo. Cerró los ojos y apretó los puños, sí, genio, billonario, filántropo, y mujeriego. Eso Tony lo había dejado muy en claro desde el principio. Era solo que Steve estúpidamente había creído que él sería suficiente para Tony, que poco a poco en estas semanas, ya meses, Stark había comenzado a cambiar.
Como siempre, estaba equivocado.
Natasha permanecía rígida a su lado, lo tomó de la muñeca con pulso firme, Steve abrió los ojos al sentirla.
"No hagas nada de lo que te puedas arrepentir" dijo en voz filosa y el Capitán se dio cuenta que esta mujer lo conocía bien, porque todos siempre creían que el impulsivo-agresivo era Stark, y ella, esa mujer pelirroja de ojos verdosos lo conocía.
Porque Tony podía ser impulsivo y agresivo, pero siempre era auto-destructivo, se enojara con quién se enojara, sufriera lo que sufriera siempre se martirizaba a él mismo, ya sea físicamente o emocionalmente. Tony era un peligro para él mismo.
Pero Steve... era raro que el hombre se sacara de quicio, pero cuando lo hacía era imparable, podía desfragmentar absolutamente a todas las personas que amaba en un cumulo de decisiones estúpidas tomadas al impulso, su terquedad lo hacía siempre llegar hasta el final de la línea, para bien o para mal. Steve era un peligro para todos.
Y eso nadie lo sabía.
Solo él mismo, y al parecer ella.
Rogers se soltó agresivamente del agarre de Natasha, sin medir realmente su fuerza y lastimándole la muñeca a la agente, entró al elevador cerrando de inmediato las puertas.
"Clint, necesito refuerzos" Natasha dijo a través de su Starkwatch, temía por la vida de Stark. No sabía realmente si era la evidente desventaja física o la falta de autocontrol de Steve, o que tal vez en estos años le había tomado cierto cariño.
Steve salió del elevador, el Pent-house estaba impregnado de un olor peculiar, algo así como rosas y perfume Dolce&Gabanna. Bufó molesto subiendo las escaleras a pisotones, empujó la puerta pesada de parota de la habitación principal, encontró el cuerpo de Tony tapado en un edredón ligero blanco impecable. Se acercó molesto.
Era lo suficientemente cínico para dormir con ella en la misma cama en la que a veces dormía con él.
"Stark" dijo molesto y vio como no se levantó.
Caminó molesto al baño en búsqueda de un vaso de agua helada, al llevar al lavabo encontró un plato de cristal con polvo blanco, un billete de 100 dólares enrollado como si fuese un cigarro hueco.
Sintió su estómago revuelto.
Arrojó el agua helada al rostro de Stark.
Tony se sacudió asustado, levantándose de un golpe y soltando un jadeo involuntario, su cabeza dolía insoportablemente y sentía como cada musculo le pesaba ridículamente, le era imposible moverse, aun cuando tenía los ojos abiertos no veía nada nítido.
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Regresiones [Stony]
RandomLa segunda guerra mundial había sido ganada, Steve Rogers llevaba la vida tranquila y honorable que cualquier Capitán héroe de guerra llevaría, a punto de desposar a su novia por más de 2 años; Peggy Carter, acostumbrabo a BBQS los sábados en casa d...