Sexo

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Tony había accedido a estar con él, tal vez no de manera pública y formal como Steve hubiese deseado, pero al menos había pasado la noche con él, no que hayan compartido algún momento íntimo o siquiera una plática a medianoche, pero se había quedado... No que realmente pudiese huir con el pie vendado...

No, mierda.

Steve cerró los ojos intentando dejar de pensar en eso. No, conocía a Tony, si hubiese querido deshacerse de él se lo hubiera dicho sin tocarse el corazón, suspiró audiblemente moviéndose entre las cobijas, los brazos de Tony aferrados a su cintura, su mirada azul no podía abandonar el rostro pacifico de Stark, lucía tan tranquilo, tan inocente, tan dócil, se sentía de nuevo en casa.

Después de unos segundos sintió el cuerpo menudo del ingeniero revolviéndose entre las sabanas, sus brazos se tensaron en su cintura y sus parpados temblaron, sus tupidas y oscuras pestañas dejaron ver sus ojos castaños, la luz del amanecer matizándolos de un amielado casi inofensivo.

"Buenos días" Stark dijo en voz muy ronca, sus ojeras notables y esa clara expresión de resaca en todo su rostro.

"Buenos días" Steve dijo con una sonrisa amplia y dio un beso en su frente, solo para reafirmar el estado en que su relación se encontraba. Tony no lo rechazó.

"¿Sigues molesto por lo de Fury?" Stark preguntó ya consciente y Steve lo vio algo impresionado.

"Creí que no te acordarías de nada con tu estado de ebriedad" dijo sincero y Stark soltó una risa audible, después se llevó una mano a la frente, arqueo las cejas. Cada gesto del billonario era naturalmente seductor, Steve había olvidado que se sentía estar tan cerca de él, porque sí, guardaba los recuerdos, pero vivirlo era completamente otra experiencia. Se sintió corto de aire.

"Ya es mi estado natural" Stark dijo bromeando y se talló los ojos, desenredando los brazos del cuerpo ajeno y arqueando la espalda, estirándose como gato a todo lo largo de la cama. Era deleitable.

Steve sintió un brincoteo en el pecho y estas absurdas ganas de decirle que lo había extrañado, que lo había dibujado incontables ocasiones en todas sus posibles gesticulaciones pero que todo quedaba tan chico comparado a él, moría de unas absurdas ganas de decirle que lo amaba... Pero no. Tony no lo amaba. Es más, ni siquiera sabía si lo quería, tal vez solo le atraía, tal vez quería cumplir una fantasía rezagada en sus recuerdos de la infancia, se mordió el labio preocupado, su mirada se tornó oscura y ausente.

"¿Pasa algo?" Tony preguntó algo temeroso al ver el súbito cambio en la expresión del Capitán.

Sentía no miedo, pánico. Pánico de que Steve se arrepintiera de estar aquí, de que en cualquier momento un rayo de lógica acudiera a su mente y le gritara que escapara, que él no valía la pena, que no era lo suficientemente bueno para estar a su lado.

"No, nada" La mirada de Steve se suavizó, una ligera sonrisa en sus labios "Supongo que estamos juntos ahora ¿No?"

Tony tragó audiblemente, su cuerpo se separó del de Steve, su mirada comenzando a cristalizarse.

Juntos.

Él y Steve.

Steve Rogers, el hombre del que su papá siempre hablaba, el héroe nacional por excelencia, un ícono mundial, benevolente, generoso, inocente, tímido, valiente. Mierda, y él, él era una madeja de problemas, un desastre andante, tan alcohólico, tan dependiente, tan perdido. No estaba en condiciones de tener una relación ahora, ni ahora ni después, ni nunca. Sin embargo su egoísmo innato le gritaba que SÍ, que estaban juntos, que Steve era de él. Que lo quería, que lo había querido desde que tenía 7 años y hurtaba viejos videos de Howard sólo para verlo, para imaginarlo.

Regresiones [Stony]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora