La materia es Mercadotecnia avanzada y creo que es muy avanzada para mí.
Faltar el día del examen no ayudó así que aquí estoy de "voluntaria" en una sala de juntas de una empresa cuyo nombre desconozco. Y hay cosas peores, es viernes, usualmente mis días de descanso. Estoy odiando mucho al maestro.
- ¿Crees que tarden mucho? Un spa nos espera.
Sentada al lado de mí, está Lou. Mi mejor amiga desde la primaria, cuando le aventé arena en la cara por llamarme princesa. Dos semanas castigadas sin salir al recreo nos unieron.
Ella también es "voluntaria", mi amiga se quedó dormida pero a diferencia de mí, ella tenía en la cama a un chico. Además de nosotras, están otros tres a los que no conozco pero supongo que también los obligaron a venir.
Apenas le iba a contestar cuando entró alguien. De unos veintitantos, el apuesto joven vestía un traje y traía con él una grabadora y una hoja. Detrás de él entraron cuatro chicos más quienes se sentaron al final de la sala.
- Hola mi nombre es Diego. Yo trabajo en esta compañía pero estoy cursando una maestría en política. Para mi tesis tengo este proyecto acerca de la importancia que le dan los jóvenes a la política, para esto tengo que realizar grupos de enfoque con estudiantes de diferentes carreras. Su maestro es buen amigo mío y me ayudó a reclutar voluntarios de sus diferentes clases.
Voluntarios, ajá.
- Yo seré el que dirija el grupo, haré una pregunta y cada quién va respondiendo empezando por mi lado derecho. Tenemos a los espectadores al final de la sala pero no pueden hablar. Solo ustedes contestaran. Siéntanse libres de dar su opinión. ¿Alguna duda?
Todos negamos y la tortura empezó.
La siguiente hora me la pasé contestando sus preguntas en donde todo se relacionaba con política. Y odio la política.
Mi cerebro se perdía al escuchar las respuestas de los demás, escuchaba la pregunta, respondía ya que mi silla era la primera y después mi mente divagaba viendo hacia afuera. Veía la ventana, las montañas, las nubes, los autos pasar, todo me hacía divagar.
Me gustaba pensar que algún día me iría de aquí. Tomaría mi auto, conduciría de pueblo en pueblo, trabajando de mesera o algo así, tomando fotos, conociendo personas. Olvidándome de mi vida anterior.
- Jóvenes, esa fue la última pregunta. Les agradezco participar, ahora pueden pasar a la siguiente sala y hay algunos aperitivos que pedí para ustedes.
En la sala había pastelillos, café y galletas.
- Lo que toda chica necesita para engordar. Iré por una botella de agua a la máquina del pasillo. ¿Tú?
- Tomaré un pastelito pero no me pegues JAJA.
- Muy graciosa, te traeré agua.
Lou se fue y yo tomé un pastelito de zanahoria. Iba por mi segundo pastelito cuando alguien lo tomó.
- Te gané. Lo siento.
Miré a la persona que tenía en su mano mi pastelito. Una persona amable a mi parecer y muy sexy definitivamente, pero había algo conocido en él. Tenía una altura promedio, no era alto pero yo podía ponerme tacones sin el miedo de que pareciera más alta que él. Él poseía un buen cabello oscuro, ondulado y despeinado todo el tiempo. Era uno de esos flacos de tez blanca que me encantan, con músculos bien marcados por el ejercicio sin necesidad de ser exagerados o voluptuosos.
- Hay más pastelitos no te preocupes.
Le sonreí y me volteé a tomar uno nuevo. Estaba en modo "Me vas a pedir mi número antes de terminar esta conversación".
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Las personas vacías no aman
Fiksi RemajaA través de una serie de experiencias nuevas Alex decide que quiere vivir al límite, quiere comerse el mundo pero no cuenta con que descubrirá la oscuridad en la que vive y los fantasmas con los que carga, cayendo así en situaciones peligrosas y rom...