CAPÍTULO 15

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Ese día Zedd me acompañó a casa y se quedó conmigo, decidimos acostarnos en la sala y ver una película. Estábamos en un silencio pero era un silencio cómodo. Me abrazaba de una manera que no significaba mucho pero tampoco nada. Confuso, lo sé.

- ¿Estás bien?

- Si, sólo muchas cosas para digerir. Si quieres puedes irte a descansar a tu casa.

- No, me gusta estar aquí contigo. Sonará ñoño pero me gusta apoyarte en los momentos difíciles y estar contigo en los felices, como en tu graduación.

Sonreí.

- La pasamos muy bien.

En todo este tiempo Zedd se había ganado mi confianza y cariño, al inicio lo trataba de lo peor por lo arrogante que fue aquella primera vez. Pero con el tiempo vas conociendo a las personas. Rompiendo sus muros conociendo como es realmente.

Al día siguiente llegué al hospital con una rana que había comprado para Joseph.

Entré a la habitación y no pude creer quién estaba ahí.

- ¿Qué haces aquí?

Ante mis ojos estaba Karla, la prima de Isaac. Se veía cansada y con ojos llorosos. No estaba tan bella como la recordaba pero seguía siendo linda naturalmente. Esa belleza que yo envidiaba algunas veces.

- ¿Qué haces tú aquí?

- Ese es mi primo.

- Woooow, que pequeño es el mundo.

- ¿Cómo lo conoces?

- Estamos saliendo.

- Wooooow. Esto no me lo esperaba.

- Bueno, yo tampoco.

- ¿Cómo se conocieron?

- Tenemos amigos en común.

- Increíble.

Me senté al otro lado de la cama y tomé su otra mano, ella podría ser su novia pero yo era su bacteria.

- Ahora dime tú que tienes con Isaac.

- Nada.

- Eso es evidente, dice que no contestas sus mensajes.

- Por algo será.

- Sabes me gustas, tienes actitud y creo que tú puedes salvarlo.

- ¿Salvarlo de qué?

- De él mismo, de su destino. Mis tíos quieren que se case con Cornelia, prácticamente lo están presionando para que lo haga.

- Pero ella, lo que le hizo...

- Lo saben pero creen en el perdón y Cornelia, bueno ella es una perfecta actriz.

- Discúlpame Karla pero nosotros no tenemos ya nada de qué hablar.

- Tan tercos los dos. Yo sé que no lo parece pero es un buen chico. Demasiado dolido como para volver a confiar en alguien y sin embargo confiaba en ti.

- Bueno, esa historia ya terminó.

Pude sonar un poco grosera pero ya estaba cansada y sólo quería que mi primo despertara. Al poco tiempo Karla se despidió de Joseph y salió de la habitación.

- Esa no me la esperaba rana, siempre me sorprendes. Ya despierta, ¿si primo?

Sentí que me apretó la mano, lo podría jurar.

Y así pasaron un par de meses difíciles. Conseguí mi primer trabajo en una agencia, seguí en contacto con Zedd, pasábamos el rato aunque siempre terminábamos besándonos, pero era algo natural y nada incómodo. 

Las personas vacías no amanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora