CAPÍTULO 3

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El resto de mi semana transcurrió sumamente tranquila. Ya era viernes nuevamente, un viernes cualquiera, yo estaba en clase cuando me llegó un mensaje del chico.

26 años, todo un creído, amante de los pastelitos de zanahoria. Ese.

I: Hola, soy Isaac.

A: Hi! Aquí Alexandra.

I: Creo que comenzamos con el pie equivocado, permíteme arreglarlo invitando un café.

A: No hay rencor, en esta ciudad el tráfico es así.

I: Vamos, no tienes nada que perder.

A: ¿Y qué puedo ganar?

I: Puedo ser una de las mejores inversiones de tu vida. ;)

Convincente, decidido. Me gustaba.

A: Ok lo puedo considerar.

I: Hoy mismo antes de que te arrepientas. Tu eliges el lugar.

A: Te veo hoy en el café plaza a las 3.

I: Ok

Si hay algo que odio son los "OK", primero insistente y luego cortante. Los hombres son tan complicados, por eso no tengo novio.

Probablemente la Alexandra razonable de mi cabeza hubiera rechazado a toda costa. Mi mamá se hubiera asustado al saber que me vería con un hombre mayor que yo, al que conocí en el tráfico. Además estaba el hecho de que yo no tenía citas, nunca.

Pero volviendo al presente, mamá no está y hace mucho tiempo que no soy esa Alexandra. ¿Qué Alexandra era en realidad? Además una buena cita podría hacer que el chico se sintiera tranquilo por gritarme en el tráfico, tomaremos un café y adiós para siempre.

Además es mi café favorito. Por las tardes es genial para reunirse con amigos y escuchar música buena. Los fines de semana por la noche organizan eventos especiales con bandas en vivo. Siempre hay mucha gente y el café es increíble.

Así que aquí estamos. Llegué veinte minutos tarde, me estaba maquillando en el carro.

Lo vi sentado un poco molesto quizá por mi tardanza. Y es que yo soy impuntual todo el tiempo es como un don que no puedo evitar. Que digo don, una maldición.

- Hola! Sorry I'm late.

- Si me di cuenta.

- Disculpame de verdad.

- Bueno valió la pena con lo bien que te ves.

- Pues gracias. - Sonreí un poco incómoda.

No era normal para mi recibir cumplidos. Supongo que soy un poco reservada, aunque bueno nada de este día era normal. Para ser mi primera cita ya estaba fracasando.

- ¿Qué quieres tomar?

- Un café negro y una crepa con nuez y chocolate.

- ¿Café negro? interesante para tu edad.

- Disculpeme señor, ¿Ocupa ayuda con su bastón?

Hizo un sonido pequeño y juro que noté un ligero movimiento en su boca. ¿Será una sonrisa?

- Vale, entendí el punto ya.

Vino el camarero y nos tomó la orden. Él pidió un batido de chocolate y un waffle con fresas.

Esto se sentía muy raro. No sé si era la diferencia de edad o las preguntas tan directas que él hacía.

- Bueno empecemos, quiero saberlo todo.

Las personas vacías no amanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora