CAPÍTULO 12

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Entré a la sala con una mirada de odio en mi cara. Lou me miró queriendo hacer una broma hasta que vio mi cara.

- ¿Qué pasó Alex?

- Él me dejó plantada.

- Bueno, que premonición la mía.

- Te odio.

- Anda deja me arreglo, vamos a salir.

Lou subió a cambiarse y decidí llamar a Ana. Era temprano así que aún podíamos ir al billar. Quedé de verlos en el lugar en media hora. Si es que Lou lograba estar lista, lo dudaba.

Una hora después ya estábamos en camino cuando Lou recibió una llamada misteriosa.

- Hola... ¿Ah sí?... ¿Dónde?... ¿Por qué debería?... Ok – Lou cerró su teléfono.

- ¿Quién era?

- Un chico. - Ella me hizo esa cara de seducción típica de Lou.

- No me dejarás sola Lourdes. Yo no traje mi carro.

- Oh vamos, necesito sexo.

- Agh, demasiada información.

- Aquí a la derecha está tu destino.

- Te odio por dejarme, más vale que sea importante.

- Oh créeme, lo vale. ¿Quieres que pase por ti?

- No, estaré bien. Te llamo mañana.

- De acuerdo, encuentra a un chico en ese billar y besalo. Te amo, adiós.

Yo realmente esperaba no besar a nadie esta noche. Cuando entré al lugar Chris, Zedd y Ana ya estaban jugando y tenían una ronda de cervezas en una mesa.

- ¡Mira quien nos acompaña! - Chris me saludó mientras agarraba de la mano a Ana.

Que interesante.

Pedí una bebida mientras Chris me daba uno de esos palos de billar, él y Ana reían y se decían secretos mientras él la sostenía por detrás y le enseñaba como jugar billar.

- Hey, Apuesto a que eso no te lo esperabas. - Me dijo Zedd cuando llegó a sentarse a un lado mío.

- No me lo esperaba para nada.

- Lo sé, me sorprendí también. ¿Tú como has estado? No te veía desde ese día.

- Bien, y nos vimos en el cumpleaños de Ana.

- Bueno no cuenta por que me ignoraste toda la fiesta.

- ¿Acaso tú no me ignorabas a mi?

- Tienes razón, lo hacía.

El cumpleaños de Ana había sido pocos días después de la boda de mi primo. Fue por la tarde y en una alberca, me la pasé jugando con las chicas del equipo y en cuanto vi a Zedd lo ignoré lo más que pude. Había funcionado por supuesto. Esto ya era incómodo no había necesidad que yo lo hiciera más incómodo.

Lo ignoré y seguí jugando, logré ganarle a Ana pero a los chicos no, obviamente.

- Bueno ya que ambos nos ignorábamos no hay porque disculparse.

- Bien, creo que podemos llevarnos bien.

- Si, lo que sea por los amigos.

- Ignoremos también el beso.

- Tu me besaste a mi.

- ¡Claro que no, tú me besaste!

Y lo miré directo a los ojos mientras tomaba un trago de su cerveza.
Después de un par de juegos, bromas y mucha cerveza me pareció notar que Chris y Ana se veían muy juntos y pegajosos.

Las personas vacías no amanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora