Capitulo 7

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Yeji se removió risueña por toda la cama mientras Jimín seguía dándole besitos a sus pies. La bebé removía sus bracitos y cabeza de lado a lado por las cosquillas mientras daba gritos energéticos y balbuceaba hacía su papi.

Jimín ya la había bañado y cambiado con su pijama calentito para llevarla a la cuna y hacerla dormir. El también ya quería dormir. El olor rico de su bebé lo mantenía en una nube relajante, dónde comenzaba a apoderarse del sueño poco a poco.

Dando unos últimos besitos a los pies limpios de su bebé, le beso en la frente y acaricio su pancita hasta que se quedó dormida lentamente. Dando un último beso, salió de la habitación cerrando lentamente la puerta tratando de hacer el menor ruido posible y luego caminando hacia la puerta de en frente dónde estaba la habitación de Jihoon para comprobar que siguiera durmiendo tranquilamente como lo había dejado hace unos minutos atrás.

Su día llegaba a su fin. Había pasado la tarde cuidando el solo de sus hijos y con la nana Sook acompañándolo, eran recién las 20:30PM y Yoongi llegaría en unas horas.

Hablando de Yoongi. Justo cuando cerraba la puerta de su hijo su celular sonó. Lo saco del bolsillo de sus jeans y vio que era una contestación a la foto anteriormente mandada a su esposo.

Jimín.

Amor! Mira que linda es!

Amor! Mira que linda es!

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Yoon Amor♥️

Que preciosura es mí bebé! Dale muchos besos por mí. Y a Jihoon también. Los extraño.
20:11PM

Jimín.
Nosotros también te extrañamos!

Yo te extraño.
20:25PM

Yoon Amor ♥️
Yo también bebé. En unas horas llego, espérame despierto si puedes.
20:35PM

Jimín sonrió bloqueando su celular de nuevo y guardándolo en su bolsillo después de mandar un corazón gigante de emoji.

Camino perezosamente hacía su cuarto y lo sintió sumamente solitario y enorme. La presencia de Yoongi era una gran compañía en su enorme habitación y ahora la extrañaba más. Si sus hijos no estuvieran ya dormidos posiblemente los hubiese ido a acostar a su cama para dormir juntos y el tener compañia. Pero luego recordaba que Yoongi iba a llegar en la madrugada y se le pasaba.

No era la primera vez que Yoongi viajaba por temas de trabajo pero este viaje había sido de imprevisto y muy repentino, cuando anunciaba viajes de este tipo el ya tenía preparado todo, además de Nana Sook le avisaba a alguna de las abuelas de los niños si querían venir a ayudar a cuidarlos. Antes, cuando solo estaba Jihoon, ellos vivían en un departamento bastante elegante en un edificio moderno de la ciudad, ahí es dónde había conocido a una de sus más grandes amigas y vecina. Eunha era una castaña dulce, un poco más baja que el y de mejillas grandes. Habían cruzado palabras en los pasillos y ascensor pero una noche el se encontraba solo y desesperado, Yoon había viajado por primera vez y el quedó solo con Jihoon. Su bebé había presentado cólicos y no para de llorar. Eunha dice que había escuchado los gritos y llanto del bebé entonces tocó su timbre y pregunto si necesitaba ayuda con algo. Ese día la castaña le hizo compañia y ayudo a que el bebé se calmara explicando que era la mayor de dos hermanos y que sus papás trabajan mucho, así que había aprendido a cuidarlos. Desde entonces se hicieron amigos e inseparables.

Ahora venía a visitarlos siempre que podía y pasaba mucho tiempo con los niños, también había veces en las que llevaba a Jihoon a dormir a su departamento. El niño ya le había tomado cariño y le llamaba "tía".

Jimín bostezo viendo la pantalla de su celular dónde se mostraba una foto de ellos cuatro en el cumpleaños de Yoon. Su esposo sostenía los niños sentados en cada pierna mientras el pasaba sus brazos por el costado del cuello de Yoongi, abrazándolo desde atrás y sonriendo para la cámara.

Sintió que su pecho se ponía cálido y lleno de sensaciones lindas, también que sus ojitos querían lagrimar.

De verdad extrañaba a Yoongi.

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.

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Girando la chapa y haciendo presión hacia dentro, Yoongi entro y descolgó las llaves de la cerradura para entrar al vestíbulo de su casa. Llevaba su abrigo colgado de su ante brazo izquierdo y la manija de la maleta en la mano derecha. Cerro la puerta y se quitó su abrigo dejándolo en la percha y dejo la maleta a un costado. En la mañana acomodaría todo. Saco su teléfono del bolsillo de su abrigo y subió las escaleras hasta el corredor de las habitaciones.

Primero entro a la habitación de su princesa y gracias a la luz de noche, pudo observar a la bebé durmiendo tranquilamente en la cuna con sus manitos haciendo puños y respirando suavemente. Tenía una mantita azul cielo sobre sus piernas hasta la cintura y su pijama amarilla.
Se acerco y se inclino sobre la alta cuna de madera blanca dejando un beso en la frente y cachete de su hija para luego volver a salir silenciosamente de la habitación. Camino unos pasos hasta la de enfrente y entro viendo a Jihoon. Dormía con una pijama de Capitán América y estaba todo despeinado, hacia un puchero con sus labios y estaba tapado hasta el cuello. Su velador con dibujos de estrellas y planetas estaba encendido, reflejando las figuras por toda la habitación. Su pequeño campeón dormía muy tranquilo y sin problemas. Cuando se acerco a observarlo mejor vio a su peluche de Kumanon debajo de uno de sus brazos y sonrió muy feliz por eso. Le dejo un largo beso en su frente y acaricio sus cabellos negros antes de levantarse y salir de ahí.

Se dirigió al otro lado del pasillo, dónde estaba su habitación, y entro de forma silenciosa observando el bulto bajo las sabanas. Dirigió sus pasos al baño y encendió la luz. Se lavo la cara, los dientes y luego camino a su armario. Quitó su pijama azul de seda con rayas y apagó la luz.

Camino hasta la gran cama y abrió las mantas. Recién ahí observo que faltaba su almohada y que está estaba entre los brazos de su chico. Mordiéndose el labio se acerco y la quitó lentamente. Todo esto bajo las mantas. Tiró la almohada hacia un costado y tiró de su cuerpo hasta tenerlo casi encima suyo dónde lo abrazó fuerte y le beso la frente suave y repetidamente. Incluso beso su boca que estaba hecha un piquito, lo apretó fuerte entre sus brazos y enredo sus piernas para tenerlo más cerca si se podía. Lo había extrañado mucho. Desde que habían avanzado en su relación yendose a vivir juntos hace seis años, el se había vuelto dependiente de Park Jimín.

Su doncel era como un calmante para el. Una dosis de morfina para el dolor y una brisa de paz para su mal humor. Necesitaba ver esa sonrisa y sus ojitos hinchados al despertar todos los días para sentirse mejor, necesitaba saber que estaba cerca de el para sentirse tranquilo.

Lo necesitaba a él y a sus hijos para ser feliz.

Le dio otro beso en la boca, en la frente y apoyo su mentón en la frente del chico para suspirar feliz y tranquilo.

Contento de poder dormir profundamente por primera vez en esos cinco días.

-Estoy en casa cariño.

Hi Honey Honey •Y.M•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora