Capítulo 19

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   —¿Podemos hablar?— Samuel fue el primero en hablar, con un casi imperceptible tono, apenas la pudo escuchar debido a la lluvia que cada vez caía más fuerte. Castiel asintió y de un jalón apartó el agarré del chico a su chaqueta.

Caminaron en silencio, ninguno de los dos decía una sola palabra, el ambiente aparte de frío y mojado, era incómodo y a Castiel cada vez le irritaba más.

Llegaron al departamento del pelirrojo, girando la llave en la cerradura de la puerta, la abrió. Estaba desordenado, no había tenido tiempo para organizarlo, el olor a shampoo, y perfume masculino inundaba todo el cuarto apenas entrar. El olor a manzanilla que era característico de Nathaniel hace muchos días que se había desvanecido.

Se sentaron en el sillón que estaba cubierto de algunas camisetas y chaquetas, unos minutos casi eternos, la misma presencia de Samuel le hacía sentir frustrado y cansado.

—¿Qué quieres?— su voz ronca y notoriamente enfadada, sus ojos grises y sus labios en una línea, estaba más que molesto, cada una de sus facciones lo demostraban. Miró a Samuel a su lado, se había retirado sus anteojos, sus ojos marrones estaban aguados como a punto de llorar.

— ¿Realmente así es como le hablas a tu novio?— sus labios temblaban y con aquel previo aviso sus lágrimas salieron— He estado pensando en ti todo este tiempo, no he podido dejar de sentir esto—llevó su mano a su pecho, con la mirada fija en Castiel.

—Deja de ser ridículo, Samuel—lo interrumpió con un tono divertido de su voz— ¿Sabes? Yo también he pensado en eso, y no te necesitamos en Crowstorm, no eres el único chico en el mundo que puede componer armonías. No nos sirves, así que es mejor que te retires y anules el contrato, o ¿prefieres dañar tu imagen pública catalogado como un violador?

Enseguida las lágrimas cesaron, y su rostro empalideció—¿Viola... dor?—preguntó con su voz temblorosa y rasposa, sus pupilas habían perdido inmediatamente aquel brillo.

—No quiero ver tu horrorosa cara otra vez, muy pronto saldrá el álbum y las giras ya están programadas, es mejor que llames a Adrien hoy mismo para poder conseguir un nuevo miembro lo más pronto que se pueda— se paró y señaló con su mentón la puerta— Ahora lárgate, tienes hasta mañana.

No dijo nada. Solo se puso de pie y caminó con pasos lentos hacía la puerta, la humillación que sentía no le dejó alzar su mirada, solo giró la perilla y salió. Seguía lloviendo, se paró en medio de la acera, y comenzó a apretar sus puños.

—Te vas a arrepentir de lo que me acabas de hacer Castielito...— dijo entre susurros para él mismo mientras las gotas lo empapaban por completo.

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La noche cayó, los golpes que daba en aquel saco de color rojo parecían interminables, había pasado horas y horas sus músculos se resentían cada vez que sus puños eran alzados nuevamente para dar un golpe certero. Las gotas que se deslizaban por su frente, aquel sudor que empapaban su pecho y abdomen demostraban el compromiso que tenia para ganar.

Kim hace bastante que se había ido advirtiéndole que no se destara que será mucho peor cuando sea el día del torneo.

Los gritos que salían de su garganta rota, no sentía cansancio solo miraba frente a él todo lo que había sufrido, todo lo que le había destruido la vida, quería que se acabaran con sus golpes y que dejaran de atormentarlo, quería por primera vez ser feliz, poder sonreír sin que su mente no este perturbada.

"—Tengo miedo— susurró con los nervios apoderándose de todo su cuerpo. Se encontraba solo frente a la academia de boxeo a la que quería inscribirse. Necesitaba la mano de Castiel para que tomara la suya, necesita la voz grave y despreocupa de su ex novio susurrándole al oído que todo estaría bien.

Por siempre「casthaniel」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora