Capítulo 11

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Castiel abrió la puerta de su departamento y se echó a un lado para que Ámber pudiera pasar.

Los tacones de la rubia resonaron contra el piso de madera, siendo lo único que se escuchaba en el incómodo silencio.

—Vaya, es como Nathaniel contaba que es—habló primero ella; bajo, casi susurrando. Miró alrededor suyo. Posters de bandas de rock, cuadros con fotografías de Demonio, adornaban las blancas paredes, era pequeño, acogedor y olía por una extraña razón a velas aromáticas.

—¿Quieres algo de tomar?—preguntó Castiel dando paso a la pequeñísima sala de estar donde había un sillón rojo con negro.

—Cerveza—se sentó con una sonrisa al ver que el pelirrojo fue a la cocina un poco sorprendido, pero no añadió más.

El pelirrojo volvió con dos latas de cerveza y las puso en la pequeña mesa que estaba en el centro, se sentó junto a Ámber retirandose la chaqueta que estaba un poco húmeda debido a la lluvia.

El sonido de la lata abierta de Ámber, seguida de Castiel, fue el comienzo para que la rubia de un bocado y empiece a hablar.

—Dime la verdad—otro—¿Tú... y mi hermano?

Castiel ladeó una sonrisa. "Nathaniel no le ha dicho nada" pensó mientras daba otro bocado a su cerveza.

—Pregúntale a Nathaniel.

—¿Crees que alguien tan testarudo como él va a decirme algo?

El ojigris suspiró botando su cabeza atrás y dejando la lata de cerveza en la mesa mientras comenzaba a jugar con el anillo que reposaba en su dedo medio.

—No tengo nada que decirte Barbie, si el delegado no ha hablado nada contigo no tengo porque hacerlo yo.

Ámber sonrió imitando el movimiento de Castiel—Si que tienes—acercó su cerveza a sus labios que estaban medio pintados de un color rojo fuerte—Se droga Cass—una risita salió de sus labios, sonó rota, dolida—Cuando me fui seguía siendo el niño rubio que se peinaba con gomina, que sus mejillas se sonrojaban cuando pronunciaba tu nombre... Y ahora es tan... extraño.

—Terminamos—dijo simple, sin mirarla.

—Me mintió — suspiró con los ojos cerrados ardiéndoles por las ganas de llorar que tenía.

—¿Qué?

—Estabamos en su departamento cuando recibió una llamada, estaba asustado, preocupado por decirlo de algún modo, después dijo que tenía que irse, y cuando le pregunté a donde me respondió que contigo.

—¿Lo seguiste?

—Por supuesto que no—negó con la cabeza—Me dirigía al campus a ver mi departamento y a preguntar cuando me podría instalar ya, cuando te vi saliendo de la oficina de administración, te seguí pensando que Nathaniel estaría afuera esperándote o que sé yo—dio un sorbo rápido a su cerveza antes de continuar—Cuando estabas completamente solo, ahí supe que Nath estaba mintiendo.

A Castiel se le secó la boca, y con su intento de saliva mojó sus labios.

—¿Hace cuanto?—dijo la chica después de suspirar y acercarse más a Castiel. Con sus manos temblorosas se zafó el cabello que estaba peinado en una alta coleta, tantas emociones hicieron que el peinado se sienta como si alguien estuviera jalando sin compasión a su largo cabello rubio.

—Casi cuatro años—lo dijo muy bajo debido al nudo que empezaba a arder en su garganta—Puedes decirlo, soy un completo asco—agachó la mira a sus manos cuando sintió la mano de Ámber posarse delicadamente en la suya.

—Gracias —susurró ahora si, con las las lágrimas rodeando sus maquilladas mejillas.—Gracias por amar a Nathaniel, gracias por haber estado con el tantos años, sé que lo sigues amando Cass—el pelirrojo asintió y rodeó a Ámber con su brazo.

—Lo amo.

—¿Debería sorprenderme?—dijo con un poco de burla en su voz. Castiel sonrió despeinando aún más el cabello de Ámber.

—Debería.

▪▪▪▪▪▪▪▪

—Esto se salió de control, Nath—Dake se acercó con una botella de gaseosa para sentarse al lado de Nathaniel que estaba recostado en su cama, con sus ojos hinchados, sus labios de un color morado, y su ropa bastante mojada—¿Porqué no le cuentas a Ámber sobre toda esta mierda?

—Es mi mierda, Dakota—le arranchó la botella y se incorporó un poco para beber lo poco que sobraba—Dimitry le quiere a ella.

—Dimitry te quiere a ti.

Nathaniel suspiró recostándose en su cama de nuevo, con sus manos puesta en sus ojos, aguntandose las puñeteras ganas que tenía de estallar en llanto.

—Déjame Dake, gracias, quiero estar solo.

—Me voy entonces—se levantó—Debes ganar el concurso si no quieres problemas, así que báñate y ponte ropa seca, ahora no es un buen momento para que enfermes.

Salió y el horrible silencio se instaló en la habitación, la luz era opaca por el día gris debido a la lluvia.

Lloró, creyó que después de tanto tiempo se resistiría fuerte, pero no fue así, cada vez se sentía más débil, mas inútil.

Quería volver a aquellos años donde lo único que le preocupaba era si iba a aprobar el examen, o si Castiel se acordaría de su aniversario, esas cosas que importaban una mierda, pero para su anterior Nathaniel eran importantes.

Ahora estaba ahí, pagando algo que él no tenía idea de como surgió, simplemente apareció, y tuvo que cargar con eso.

Se levantó cuando la ropa se había secado con el calor de su cuerpo, cogió una tolla de su armario y entró a la ducha.

El agua artificial se sintió como punzadas en su cuerpo, y de nuevo lloró.


"—¿Estás loco, Castiel? ¡No entres!—gritó Nathaniel ya desnudo dentro del baño, cuando escuchó que la perilla de la puerta empezaba a girar.

—Vamos, Nath, bañémonos juntos—el pelirrojo no hizo caso a la advertencia del rubio y entró al baño. Nathaniel cogió la toalla para enseguida cubriéndose la parte inferior con el rubor fuerte en sus mejillas, que sabía que no era provocado por el vapor de la ducha.

—T-te dije que no e-entraras—balbuceó cuando vio que Castiel se acercaba con una sonrisa ladeada—¡Te lo advierto, Cass! M-me enfadaré c-contigo...

No dejó que continúe cuando tomó las manos de Nath entre las suyas, haciendo que la toalla caiga en el piso mojado. Nath se sonrojó tan fuerte que desvió su mirada de la de su novio. Castiel se relamió las labios antes de acercarlos al cuello del rubio que sintió un espasmo cuando lo sintió. 

—¿No dijiste que era para b-bañarnos?—cerró los ojos mientras que Castiel bajaba sus manos a su trasero.

—Oh sí, es cierto—se separó un poco para poder desvestirse, Nathaniel miraba atento los movimientos de Castiel mientras se desvestía, poco a poco la erección se formaba a medida que Castiel se desprendía de la única tela que lo cubría.

Completamente desnudo Castiel se acercó a Nathaniel para besarlo de forma desesperada. El rubio se dejaba llevar por la lengua de su novio dentro de su boca, separándose de vez en vez para coger oxígeno. El rubio deslizó la mano por la pared sin despegarse de los labios de Castiel hasta encontrar la llave de la ducha, la giró y enseguida el agua que estaba un poco tibia los cubrió, no sintieron el frío de la lluvia artificial, solo el roce de sus cuerpo bastaba para calentarlos. Castiel tomó al más bajo de los muslos para estrecharlo con la pared, la fricción de sus miembros hacía que ambos soltaran suspiros de placer."


Nathaniel sintió el agua helada bajar por su nuca, nunca se había sentido tan fría.

Por siempre「casthaniel」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora