Capítulo 6; Recuerdos y Locura

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Antes de que el sol rompiera la oscuridad y el fresco de la madrugada; en el momento más frío del día, con un beso la bruja se despidiera del joven mozo que aun dormía en la cama, tomara sus ropajes y con su gema color verde, se trasportara de vuelta a su hogar; descalza y desnuda se apareciera en su cuarto; que se hallaba sumergido en tinieblas y con una muy baja temperatura, por la ventana se miraba un bosque; bastante parecido al bosque que Francisco miraba en sueños, un bosque de pinos y robles, un bosque denso y muy profundo, que se extendía hasta donde la vista alcanzaba, y con algo de neblina en la mañana, la bruja se sentó desnuda al borde de la cama y comenzó a vestirse, preparándose para comenzar otro día en su mundo, un mundo tan extraño y diferente, pero a la vez tan parecido al de Francisco, ella no se cuestionaba ;¿El por qué siendo tan valiosa, decidía darle su cariño, a alguien aparentemente tan común?, se conformaba con por las noches, sentirse deseada y amada, para no hacer acto de recordar la razón, de porque en su pecho y en su pierna como adornos macabros portaba dos prominentes cicatrices, una debajo del pezón izquierdo y la otra en la parte alta y externa de su pierna derecha; marcas grabadas a hierro asesino y brutal en su piel, que día tras día le servían como recordatorio del violento pasado, que en su vida le había tocado experimentar, recuerdos de un sangriento enfrentamiento, de un combate, recuerdos de amigos muertos y amigas muertas.

El frío en su morada no solo se podía medir en grados centígrados, también era frío del alma, hallábase sola, en aquella morada, su madre y su padre no estaban con ella, pues la negaban por la misma razón que en su pecho y su pierna llevaba; marcadas a hierro las cicatrices de aquellas batallas, por su alma roja como la sangre que había dejado, en los campos de la lid. Una vez vestida con su ropa de diario; abriría las ventanas para dejar entrar la primera luz del día. Recargados en un gran mueble de madera de roble, un mueble que usaba para guardar sus pociones químicas, de alrededor de 180 cm de altura, otro metro de anchura y unos 80 cm de profundidad, mueble que se hallaba con su espalda pegada a la pared, y pegado a su cama, ahí recargados del lado opuesto al lecho, se hallaban dos viejos recuerdos, un escudo y una lanza con los cuales, sobre lomos de un corcel se batiría en duelo mortal contra las fuerzas del mal; y de aquellos combates su gran trofeo sería, el pequeño feudo que le dieron por su gran valor, pequeño terreno en el cual ahora moraba, pero parecía tan decadente, su padre y su madre preferían morir a pisar la tierra que su hija se ganó a sangre; ella había dado todo por una sociedad mejor y este era su premio, pues de igual forma que su padre y su madre, el hombre que más había amado la había abandonado, cuando ella escogió el bando del bien y la justicia, cuando ella escogió la democracia participativa, en lugar de la tiranía monárquica, su corazón rompiera en mil pedazos, cuando aquel día de la batalla, recibiera de la mano de su amado, las palabras que de su corazón salían;-No puedo amar a alguien que niega al Rey, elegido por Dios para gobernar, no puedo amar a una loca que prefiere morir en una guerra perdida, en lugar de aceptar al mundo como es, es mejor vivir abrazando las cosas hermosas y malas de la vida, que luchar y perder la misma buscando en vano cambiar un sistema y un mundo, que nunca va a cambiar; el organismo busca adaptarse al nicho, y no cambiar el sistema para que el nicho se adapté a él, eso dice la ciencia de la administración de la vida; lo siento pero hasta nunca, tu estas loca y no me gustan las locas, debiste hacer caso a tus padres y aceptar el mundo tal cual es; y no soñar que lo puedes cambiar Ekaterina, jamás te volveré a hablar o escribir, ojala te mueras en búsqueda de tu estúpido sueño;-Esas fueron las palabras que se hallaban grabadas en una carta, de la cual para ese momento, igual que de aquel fuego amor que existiera entre los dos, hoy solo quedan las cenizas.

Por su parte Francisco se despertaba, una mañana más el sol rompía por su ventana y como si de agua se tratase, sus rayos dorados inundaban su cuarto, se incorporara para hacer sus pendientes matutinos, como alimentar a la cabra que tenía de traspatio, y alimentar a sus gatos; lleno de incertidumbre mientras de forma mecánica llevaba a cabo estas actividades, inclusive mientras comía se hallaba perdido, en su mundo interior lleno de contradicciones y dudas

"31 de Agosto del 2020

¿Por qué seguir luchando por conservar la cordura, que día tras día parece más diluida en este mundo, ¿porque aferrarme a ella?, si ella es la que me hace ver y recordar que mi vida es un desastre, que con mis mediocres calificaciones, no puedo exigir más tiempo, para el estudio, que con mi poco aporte a las finanzas de la casa, no soy digno de tener una opinión que cuente, ¿porque aceptar la cordura? que me dice, que la vida será solo una búsqueda de metas, vanas; ¿Para qué casarse y tener hijos?, si eso implica sacrificar el carácter desenfadado y juvenil; para substituirlo con el carácter; oscuro, preocupado, cansado y resentido del adulto, ¿para qué jurar amor y fidelidad?, si es lo último que hay en una familia; el marido siempre va engañar a su mujer ¿para qué enamorarse y crear una familia?, si yo me he de convertir en un tirano hogareño, un dictador, cuya patria es del tamaño de la casa, y que su palabra es la ley, para que amar, si yo he de ser la mala compañía, si mi carácter destructivo, rencoroso y enojón, ha de dañar la vida de otra persona con mis pésimas actitudes ;¿Para qué siquiera soñar con una mujer real?

Ante un mundo que me obliga a dejar de ser lo que soy, para llenarme de deudas, dolores, ninguna felicidad y cansancio; si mi relación con mi madre es malísima, ¿para que buscar la miel de la relación de pareja? ; y ante esto porque no romper la pequeña y debilitada capa de hielo, que es mi conciencia; que me separa del gélido viento de la realidad, y donde nieva desesperanza y ansiedad, donde el viento que congela hasta mis huesos, canta historias de un presente desalentador, de un pasado que pudo ser mejor y me susurra historias de un futuro; en el cual sobre mi caiga el castigo del mal vástago; y debajo de esa capa de hielo fino y consciente; está la locura; la soledad y la resignación; son aguas igual de gélidas que el viento que sopla las historias de dolor en mis cansados oídos, aguas heladas y mortales, aguas donde ahogarme y perderme en el fondo de aquel lago invernal, el fondo, el avión, primero la locura y luego la soledad . ¿Si la locura es la mujer que me visita en sueños, y la soledad es la esperanza de una vida libre de dolores?, pues como he se ser herido, si no hay nadie cerca para herirme, si ella pelirroja mujer es la representación de mi locura, porque resistirme a que me tome, porque no entregarme a ella para perderme en un abrazo solitario mientras me pierdo en su onírica piel, porque mejor es soñar que aprieto y beso un seno, de una mujer que no existe, a siquiera pensar en que puedo esperar tales caricias y muestras de deseo de una mujer real; mejor casarme con ella, el ideal perfecto, para sumergirme en esas aguas heladas de la soledad, pues si me han de dar a escoger prefiero morir de frío que de calor, mejor así solo; eternamente solo, sin hijos o hijas de quienes sentir que les falta ser o hacer cosas, sin esposa a la que engañar, y sin más cuentas que pagar, que no sean las mías, porque es mejor abrasarte a ti fría agua que hiere como mil cuchillos penetrando en mi carne, cuando me sumerjo en ti, pues tu das el fruto prohibido e inalcanzable de la libertad, de la libertad de vivir solo y triste, de vivir siempre en soltería sin hijos, y la libertad de recibir a Morrigan solo, pero que me protege de morir quemado por el fuego del odio de las disputas con hijos e hijas, que no son como queremos que sean y de disputas de pareja, morir deshidratado sediento de amor, cariño y comprensión, que el fuego odio, evaporó y que el viento del olvido, se llevó dicho vapor a otras latitudes.

Pero si mi pelirroja locura me acompaña en el invierno frío de la soledad, ¿Qué importa, no engendrar hijos o hijas?, ¿Qué importa no saber amar a una mujer ni aun hombre? ¿Qué importa esperar a Morrigan solo?, ¿Qué más da?

Mejor he de romper esa capa de frágil y delgado hielo, que la orgullosa y altiva cordura quedé atrás, y ahogarme sumergiéndome en la locura completa, abrazando la gélida sensación de la soledad, mejor morir ahogado, ebrio, helado y solo en un lago, que morir de calor y deshidratación, en el dolor de las relaciones humanas, que el sueño de la familia se diluya, y que de sus restos surja mi amada locura, mi bruja pelirroja, ideal de perfección inalcanzable, ¿Para que buscar amor?, si en mis sueños ya estás tú, y buscarte y amarte, es tan fácil como tomar una siesta, cuando agobiado me sienta de los reclamos que le hacen a mi persona, mejor recostarme en tu pecho, usando como almohadas de carne, tus prominentes senos, mientras acaricio tus cabellos enchinados de un hermoso color rojo, y con tus ojos me miras de azul y con mucho amor, mientras de tus labios rojos sale un hermosa canción, y así olvidar las penas que aquejan a mi vida, ¿porque no mejor entregarme a ti? ¿Qué tiene de malo amarte a ti ideal inalcanzable?; Lo mejor ha de ser dejar de preocuparme porque el hielo se rompa, y romperlo yo"

Tras escribir estas palabras, se entregara las tinieblas, apartándose de la luz y al recostarse para tratar de conciliar el sueño, dejó libre sus pensamientos para conjurar a la bruja de la locura, que noche tras noche venía visitarle, mejor amarla a ella que correspondía, que enamorarse de una mujer que jamás lo iba a amar, mejor abrazar la locura, que luchar por mantener la cordura, total los sueños de un loco, son más hermosos que los sueños de un cuerdo.

La Enzima de la LibertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora