Capítulo 8; Palabra de Bruja

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Alberto salió lleno de miedo y a alta velocidad, con su corazón repleto de un terror total, no podía sacarse de la mente, la terrible visión del Demonio que había hecho acto de presencia ante él, y como pudo engañar a las personas, para que pensaran que era una joven. Cuando aterrado llegó a su casa, se llevó otro susto al encontrar la pistola que llevaba, y que había estado en las manos del demonio; puesta sobre la mesa donde comían su familia y él, justo en el centro de esta.

Al mirar este otro hecho se apresuró para dirigirse a su cuarto, donde tenía su biblia, abierta y con un pequeño collar con una cruz, como un separador, sujetando el crucifijo, comenzó a rezar desesperado con el corazón repleto de miedo, aunque, no estaba pidiendo perdón por las golpizas a su esposa y a sus hijas, ni perdón por querer arrebatar una vida inocente, pedía potencia a su Dios; para enfrentar con toda la fuerza y la autoridad del buen cristiano a los demonios, que según él, Francisco estaba trayendo a este mundo, al ver su cara llena de pavor, Gabriela le preguntó-;¿Qué Pasó viejo?-

Alberto con la cara pálida de miedo, con el corazón en la garganta y casi a punto de llorar, le digiera a su esposa; -Ese muchacho, ha vendido su alma a Satanás, y tiene a un demonio como esclavo; -Acto seguido con la mano temblando de miedo, tomó su celular y le marcó a José Pérez, el tío de Francisco, quien era el ministro evangélico de su congregación. Por su parte Francisco quien había visto desde su ventana todo lo acaecido, se estaba preguntando la razón por la que Alberto saliera tan aterrorizado, pues él, igual que la demás gente de la calle, solo había visto que Katya, se le acercó, y que él había salido gritando de miedo, por su parte ella regresaba tranquilamente caminando a la casa, en su cara llevaba una gran sonrisa picaresca, y estaba a punto de reventar a carcajadas, en ella se denotaba una gran felicidad, por haberle causado susto tan grande aquel hombre. Con esa gran sonrisa tocara la puerta principal de Francisco, quien al verla acercarse había salido de su cuarto para dirigirse al pasillo donde se hallaba la puerta, apenas la abrió, Katya se abalanzó sobre él, dándole un gran abrazo, envuelta en una tan esquiva felicidad, con una preciosa sonrisa, y ya estando adentro del hogar de Francisco, empezara a reírse abrazado de él, y entre risas digiera;-Viste como huyó, como si fuera un niño pequeño;-Acto seguido le dio un beso en la boca a Francisco por la euforia del momento; él por su parte confundido, pero deseoso de que lo que estaba viviendo fuera real, aceptó el beso y lo correspondió, aunque su curiosidad saldría a flote de nuevo, unos instantes después de darle un beso, y no hallaba la manera de preguntarle, por su identidad a la mujer que solo había visto en sueños, y que acababa de besar, pero al final su deseo por el saber pudo más que su deseo sexual, y de su boca cuando el abrazo ya había terminado, y ambos se dirigían a fotografiar, la brecha en la cerca, ya estando en el patio, alumbrades por la luz del teléfono de Francisco, él soltó la pregunta;-Oye va sonar raro, pues te acabo de besar y me acabas de salvar de un asalto, pero ¿Cómo te llamas?;- Katya quien se encontraba desinhibida y risueña, por la broma pesada que acababa de jugarle a Alberto, le contestara de manera pícara;-Que más da, total hay personas que mantiene relaciones sexuales, sin hacerse esas preguntas; no, es broma me llamo Ekaterina de San Martín, pero tú ya lo sabías, y si no, ¿Por qué dejaste entrar a tu casa a una desconocida?;- Francisco se quedó pensando un momento y soltó otra frase, que si no fuera porque Katya sentía un fuerte deseo por él, se hubiera considerado acoso;-Espera, tú eres la mujer que me visita en sueños;-Para este punto su miedo, curiosidad e incertidumbre, estaban perdiendo la batalla y de nuevo el deseo sexual, volvía a tomar el control de su mente.

-Querido Francisco; tienes toda la razón, yo soy la que en sueños te amaba, y como te dije hace rato, en el fondo no tienes tanto miedo como finges tener, y sabes perfectamente que esto es lo que más querías en el mundo, que yo fuera real; y de cierta forma sabías que eran más que sueños;-Al terminar de decir estas palabras, llegaron a la cerca rota, la cual Francisco Fotografió para tener evidencias, de que había habido un intento de allanamiento de morada.

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