Capítulo 15; El Peso de la Responsabilidad

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Las tropas de Ekaterina por fin han arribado a Vinogrado, y se han puesto bajo órdenes de aquella noble dama, un fiero escuadrón de Jinetes y jinetas ligeras y ligeros, que están dispuestos y dispuestas, a morir en alocadas cargas de caballería, para defender, hasta el último aliento aquellos territorios del noreste de Arvernia, entre las tropas, de la 6° Unidad de Caballería Ligera Costeña, destaca su capitán, Shaka, un hombre alto y con músculos bien marcados, su piel es color de café, y su nariz ancha, su etnia, es la Naki, un hombre bastante valiente y entregado al ideal, por el cual sin miedo lucha.

Cuando aquellos ojos profundamente azules, de la bruja le vieron bajar de su barco, y pisar los muelles de la ciudad; los recuerdos volvieron a ella, su blanca piel, no podía olvidar aquellas noches, en las cuales sus grandes y fuertes manos negras, se paseaban por su cuerpo, portando placer inconmensurable, hábil guerrero, pero también maestro en el arte de amar.

Tras perderse unos instantes en sus recuerdos, y volver en sí misma; su mente se trasladó a asuntos más importantes, pues sabía que le esperaba una semana de mucho papeleo, mientras registraba en su bitácora , los inventarios de cada unidad, y hacía demás reportes pertinentes a su nuevo cargo de coronela; además aún tenía que aclimatarse a su nuevo lugar de trabajo, pues aunque muchos años vivió prácticamente, en el cuartel de la Guardia Vecinal, nunca se había visto involucrada con la Guarnición Militar del pueblo, y mucho menos con la responsabilidad de estar al mando de un contingente militar tan grande; pues no solo tenía bajo sus órdenes las tropas de 5nto Regimiento de Caballería, también las tropas de la guarnición la obedecían; y como si eso no fuera suficiente, tenía una misión de suma importancia que cumplir, mientras defendía su ciudad natal.

La sensación de estar sobrecogida por las circunstancias la embargaba, el miedo de fracasar en la vital tarea de mantener los suministros alimenticios, no la dejaba dormir por las noches; ante todo esto sentía el peso de la responsabilidad caer sobre sus jóvenes hombros.

Una vez las embarcaciones, donde viajaban aquellas tropas, que venían por el Río de Fuego, atracaron en los muelles del sureste de Vinogrado, y Shaka y el resto de tropas se reportaron ante su Coronela, el desembarco de los pertrechos y corceles, dio inicio; tanto las tropas venideras del centro del país, como las propias de Vinogrado, participaron en esta acción, y fue en este momento que ocurrió una desgracia , un trozo de madera, de las verjas donde llevaban a los corceles, se había ensuciado con excremento y orina de los animales, y al sacar un caballo, se había roto, quedando con una punta afilada, y en el maldito momento en que Shaka, bajó por su fiero corcel, a la bodega de uno de los barcos, en su pierna derecha , en el chamorro, se hizo una pequeña herida, con la madera afilada, una herida tan pequeña, que ni siquiera reparó en ella, pero en aquella insignificante astilla, iban bacterias del género Estreptococos, bacterias que causan la enfermedad come carne, estos modestos seres vivos, lograrían lo que piqueros, Hoplitas, alabarderos, caballeros y espadachines, no pudieron conseguir.

Ya por la noche, cuando estaban celebrando en el pueblo, un festín en honor a las tropas que habían venido a luchar y morir en esta región alejada, pero importante de Arvernia. Katya y Margix; quien era el general de la guarnición del pueblo; ocupaban el puesto de honor en la sala de banquetes, en la mesa junto al fuego, y fueron elles quienes repartieron las piezas de los cerdos que habían matado, para preparar el suntuoso festín, y ella fue quien dio el brindis inicial, alzó su copa de vino, y gritó a todo pulmón "Por Arvernia, por la revolución Roja, y por el presidente Casandro de Labrada".

Entre aquellas paredes de madera, retumbaban las notas de alegres juglares, y la diversidad de aquella nación se sentía, pues bajo aquel techo, se escuchaban voces que hablaban y cantaban, en 4 idiomas, pero cantando una misma canción, con diferentes letras y en diferentes lenguas, algunos la cantaban con su celtica lengua y su música característica, pero otras tropas la cantaban , con la lengua Naki, y con su música, de porte más atrevido y sensual, por su parte hubo quienes, cantaban en dialecto ramaki, uno de los más extendidos, entre los pueblos Ikuri, que cantaban, acompañados de sus características flautas, y de remate en Heleno también se oían estos versos.

Que en español dirían: "Ya me voy a la campaña, espérame debajo de aquel pequeño Manzano, y si no vuelvo jamás, entiérrame bajo de sus ramas, porque allí te conocí bien de mi vida.

Correrán ríos de sangre, antes de que llegue el alba, pero yo no perderé el valor, en mi tierra no van a gobernar los tiranos"

Estando en aquel jolgorio, en mitad de los cantares y del festín; Margix, le pidió a Katya hablar un momento a solas, afuera del recinto, ella pensó, que sería la típica charla de Margix, pidiendo, días de baja, salió pensando regresar en menos de 5 minutos a la fiesta.

Ya estando a fuera bajo el cobijo de la oscuridad, y lo suficientemente alejades, para que Margix, se sintiera seguro; pues constantemente repetía, "las paredes tienen oídos", poniendo nerviosa a Katya; una vez se hallaron a unos 20 metros de la sala de banquetes, Margix, empezó a hablar, de manera preocupada y baja, cuidando de no ser escuchado.

- Mi coronela, no confíe en la tropa Ikuri, sabe perfectamente que odian trabajar bajo las órdenes de una mujer. – En este momento Katya, interrumpió a aquel viejo hombre, con una pequeña sonrisa.

- Todo este secretismo, para decirme algo que ya sé Margix; claro que odian trabajar bajo comando femenino, según ellos, las mujeres son solo, para hacer tortillas y tener hijos e hijas.

Dijo algo molesta Katya, pues para todo el secretismo, como mínimo, esperaba que le digieran, que uno de los capitanes de las unidades, era un traidor. Ya se estaba girando para regresar a la fiesta, cuando Margix, habló de forma relevadora, manteniendo su preocupación.

- Bueno mi coronela, lo que le quería decir, es que el capitán de la Unidad Ikuri, tiene fama de ser un rebelde, y que en ocasiones no obedece las órdenes, que le dan, y hace lo que él considera correcto; y por cómo es su cultura, yo creo que no la va a obedecer, yo solo le quiero proponer que nombre capitán de esa unidad, alguno de mis muchachos, hay buenos jinetes en el pueblo, y sabe bien que nosotros los hombres celtas, no tenemos problemas en seguir órdenes de las mujeres, bueno eso era todo lo que le quería decir mi Coronela. –

- La pregunta general Margix, sería la siguiente; ¿Y usted creé que obedecerán a un hombre celta, si os toman como cobardes y afeminados, por eso mismo?, por cierto, Margix, tiene un poco de basura en su bigote. – Tras esto Katya, emprendió el camino de vuelta a la fiesta, sabiendo que, para ahorrarse problemas, lo mejor sería dejar al capitán Ikuri, al frente de su unidad, y no sustituirlo.

Al día siguiente, fue a ver a Francisco, como ya tenían planeado, apenas él la vio, saltó sobre ella a abrazarla fuertemente, por sus ojos lagrimosos, la actitud seca de su madre, y los mensajes del teléfono, que le informaban de que había reprobado un parcial, ella intuyó que había habido una fuerte pelea, entre madre e hijo.

Su cuarto más que sucio se notaba desordenado, con sus cuadernos amontonados en todas partes, y su máquina con muchas pestañas abiertas; entre las cuales, se hallaba una que le llamó especialmente la atención a Katya, pues decía "La Penicilina y Fleming", era un documental, que más que por su carrera, lo estaba viendo por gusto propio, ya que no es un fármaco, efectivo para tratar plantas.

Katya de inmediato, se transportó a cuando fue reclutada, para formar parte del proyecto Lengua Viva, donde una de sus misiones era, averiguar, que es la penicilina. Ante esto ella le preguntó, con mucho interés, de la siguiente forma.

- ¿Oye que sabes de la Penicilina? – A lo que Francisco, le contestó de forma tranquila, y extrañada, por la pregunta, lo siguiente.

- Lo que todo mundo sabe, que es un antibiótico, de hecho, el primero, y es muy útil para combatir enfermedades causadas por bacterias. – Katya se quedó con el signo de interrogación en la cara, pues jamás había oído del término Bacteria. Ante lo cual, con ansias de conocimiento, le preguntó a Francisco lo siguiente:

- ¿Qué es una bacteria? – Tras oír estas palabras Francisco, lejos de burlase de la ignorancia de Katya, se dispuso a explicar, el asunto de cabo a rabo.

- Deja voy por un libro, para contarte una historia. – Respondió con una sonrisa aquel muchacho. 

La Enzima de la LibertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora