Cap 21: Cosas por hacer.

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Era muy tarde, casi las 2 de la mañana y Oliver no paraba de caminar, deambulando por la noche fría y viendo aún una buena cantidad de tripulantes; sin embargo, el los ignoraba, pero con cierta curiosidad. En su mente pasaban muchas cosas que intentaba procesar con el sueño que tenía, y no tenía pensado en volver a la cabina.

Oliver: (Emiko, no quiero tener que darte la culpa de esto. Intento hacer algo por tí, eres la que única con la que he podido sentir algo cercano y amistoso, ni siquiera con Roger. Por favor quiero que lo resuelvas tu, yo no haré nada hasta que tu me digas. Si pierdo una amistad, lo haré por que hice algo bien, no la perderé intentando retenerla aquí... En un planeta artificial que no es el tuyo)

Oliver sigue caminado y de repente bosteza y se siente demasiado cansado como para seguir caminando a ninguna parte, así que se orienta mirando a su alrededor lo más que puede y busca la forma más rápida de llegar y se encamina a la cabina.

Justo al llegar, como la puerta se abría automáticamente, Oliver camina directamente a la puerta y con el poco equilibrio que le queda choca con la puerta y se cae lentamente. Ese golpe lo hace entrar un poco más en razón y ve que la puerta de la cabina estaba cerrada completamente. Oliver se levanta y desesperado toca la puerta con fuerzas, pero nadie respondía. Oliver sin poder creer que le hayan cerrado empieza a gritar con las pocas fuerzas que tenía.

Oliver: ¡Emiko! ¡Roger! ¡Alguien abra! ¡Emiko, por favor! ¡Emiko!

La desesperación de Oliver se convertía en furia, y esa furia se convertía en tristeza y sollozos que hacían que Oliver se diera por vencido: Nadie le respondía, se sentía totalmente abandonado, no tenía a nadie que le diera una mano. Estaba devastado y suplica gritando a que alguien abra mientras da golpes firmes y secos a la puerta.

Oliver: ¡Alguien abran la puerta...! ¡No me pueden dejar así! ¡Emiko! ¡Marie, perdón! ¡Ábreme por favor la puerta...!

Oliver se rindió después de un buen rato dando golpes a la puerta, su cara queda en decepción y tristeza, no podía creer que los únicos que le pueden dar compañía lo hayan traicionado de esa manera, sólo por guardar una amistad y un secreto.

El cadete cubre su frente y parte de la cabeza y la apoya justo en la puerta suplicando a que alguien abra.

Oliver: ¡Alguien habrá, por favor! ¡No me pueden dejar aquí solo y tirado! ¡Ya tuve suficiente!

Oliver murmura entre sollozos y lágrimas.

Oliver: ¡Toda mi vida quise ser parte de alguien o de algo, pero no lo pude expresar bien! ¡Es increíble lo que puede llegar a ser... Un humano!

En otro lado de la región 4, todo se encontraba tranquilo y solitario. En el cerro donde se sentaba Nikha cada día se encuentra la Frumishka admirando las raíces del árbol que se postraba en la cima del cerro. Frumishka estaba cubierta de un abrigo de cuerpo completo que le llegaban a la pantorrilla; de color negro como su cabello y el color del pelaje del abrigo de polo blanco.

Frumishka vió un buen momento para visitar el cerro, nadie estaba cerca de ella, nadie sabía que ella estaba aquí, así que empieza a murmurar para el árbol.

Frumishka: Disculpe todo el tiempo que no pude estar aquí con usted, pensé que estaría molesta de tanto tiempo de humillación. Su problemas son problema mio; aunque usted que no comprenda los míos, pero da igual. Ese hongaro ha estado humillando la marca que ha dejado usted en este lugar y a usted. Tengo sentimientos encontrados por la situación. Se que usted estaría molesta en este momento, y no la culpo, jamás he podido hablar sobre usted con el hongaro, y tampoco quiero. Mis mejores deseos a la AIPT y a todos sus tripulantes, como decía usted. Me retiro...

Este peligro parece de otro mundo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora