CAPITULO 5| LUNA DE MIEL

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A las 5h20 am, se despertó él y en seguida me vio.

- No fue tan difícil ¿verdad?

- voy a ducharme-- dijo escapando de mi mirada.

Salimos por fin a desayunar y teníamos que andar de la mano. Éso en definitiva fue una de las cosas más bellas de mi Luna de miel.

Andar de la mano de él, me daba seguridad. Sentía que tenía a alguien que iba a pelear por mí o algo parecido.

El frío de la ciudad congelaba mis mejillas pero era realmente hermoso. 

Fuimos a almorzar a un restaurante famoso en Tokio y ahí dentro vi a Arlette o era alguien parecida.

-¿qué pasa?-- dijo

- Ésa chica...no, olvidelo.

- Come tu pescado-- dijo serio

- ¿cuándo va a dejar de hablarme así? Soy su esposa ¿No?

- Aquí nadie nos escucha Duarte

- Deje de llamarme así, dígame Martha o Julieth

- Te hizo daño el sake?

- No estoy ebria señor, sólo quiero que esto tome otra forma, no quiero sentirme una empleada todo el tiempo.-- dije como súplica y él pensó un momento. Tomó los palillos y me dio en la boca el pescado

- Los esposos dan comida en la boca a sus esposas-- dijo y sonreí

- También limpian lo que ensuciaron-- dije porque mi boca quedó algo sucia de aceite

- Es cierto, lo siento -- habló sonriendo, juro que sonrió.

- También besan a sus esposas-- dije en voz baja y lo miré fijamente. Él me observaba detenidamente y pude sentir que él también quería hacerlo

- Duarte estás jugando con fuego-- susurró sin dejar de verme

- Me quiero quemar-- susurré mirando sus labios

- Dijiste que no querías un infierno

- sobreviviré-- dije y lo besé.

Él me siguió el beso desesperadamente y hasta tomó mi rostro. A ninguno le importó la cantidad de gente del lugar, sólo seguimos en el beso hasta que su conciencia lo acusó.

- No!-- dijo alejándose de mi -- esto está mal

- Se que usted lo quiere al igual que yo -- dije tomando su cara

- Pero no es correcto

- tampoco es correcto que me haya propuesto matrimonio como un trabajo y aquí estamos.

- Yo no soy un caballero en la cama-- dijo

- Muesteme-- dije y en el auto que él había alquilado fuimos al hotel.

Nos besamos en el ascensor y hasta en el pasillo. Entrando a la habitación los besos empezaron a hacer ruidos estimulantes.

Me dejó en la cama y se sacó la camiseta, quise hacer lo mismo pero él no me dejó. Fue él mismo quien me desvistió

- Espere-- dije antes de que me dejara sin ropa interior-- cierre las cortinas por favor -- pedí y aceptó

Con un poco de oscuridad me sentí más segura, sacó mi ropa interior y con su mano exploró mi cuerpo. 

Estrujaba mis muslos y en lugar de sentir dolor, me agradaba. Empezó a jugar con su dedo índice en mi parte baja y me hizo doler la fuerza que utilizó

Contrato de AMOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora