CAPÍTULO 10|GRIPE

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Al día siguiente, fui a visitar al doctor porque al fin me sacarían los puntos de la cicatriz.

Max y los dos guardias fueron conmigo. Aún no me acostumbro a tener que andar con ellos.

Luego del hospital, quise invitar a comer a Michael. Esa mañana él por fin me había dado los 5 mil dólares en efectivo de mi primer cheque.

Así que le pedí a Max que me llevara al banco.

- Señora, buenas tardes-- me dijo la que creo que es la secretaria de Michael.

- Buenas tardes. ¿Michael está en su oficina?

- Si señora. Ya le comunico que usted está aquí.

- No! No le diga nada. Quiero darle una sorpresa. ¿sabe usted si ya almorzó?

- No señora. El señor Gutiérrez sale a almorzar en media hora.

- Perfecto, entonces entro-- dije

- Él está con la señorita Arlette-- dijo la secretaria y mi piel se erizó.

Una parte de mi quería entrar y ver qué hacían pero otra parte de mi tenía miedo que él me humillara otra vez.

- ¿señora?-- dijo la secretaria.

- No le diga que vine. Mejor lo espero en casa

Salí y le pedí a Max que me llevara a casa.

En la noche él llegó y me encontró cenando temprano.

-Hola-- dijo y se sentó junto a mí

- Hola -- respondí seca.

- Max me dijo que fuiste al banco. ¿querías decirme algo?

- No era importante. No Te preocupes-- dije

-¿segura?

- Segurísima ¿te sirvo ahora o vas a bañarte?-- pregunté y me miró desorientado.

- Voy a bañarme primero-- dijo y lo esperé.

Cuando salió, serví su comida rápido al igual que su jugo pero ni lo acompañé en la mesa.

- buen provecho-- dije y fui a la habitación. Me acosté y cerré los ojos para dormir.

Minitos después entró y encendió el televisor.

- ¿vas a decirme qué te pasa o vas a seguir fingiendo que duermes?-- preguntó tranquilo.

Me acomodé y lo miré

- Hoy iba a invitarte a comer y cuando fui, tu secretaria me dijo que estabas con Arlette-- dije y volví a darle la espalda.

- Oh Dios! Martha

- Ya sé lo que vas a decir. Y tienes razón; no debo celarte ni reclamarte nada. No voy a mentir, sí me dieron ganas de entrar y saber qué hacían pero tuve miedo. Miedo de que me gritaras, me humillaras o de ver con mis propios ojos que aún estás enamorado de ella.

Se acomodó detrás de mí y muy cerca de mi oreja habló.

- No tienes nada de qué preocuparte

- tienes todo el derecho del mundo de estar con quien quieras, sólo te voy a pedir un favor

- Ok dime-- dijo como riendo

- Si estás con ella, entonces no me busques más a mi. No me siento bien compartiendote en el sexo. Y no lo digo por celos, lo digo más por un asunto de higiene.-- rió bajo

- Desde que estoy contigo no he estado con nadie más. Puedes quedarte tranquila. Y si no es mucho pedir, mañana quiero que me invites-- dijo y sonreí.

Contrato de AMOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora