Deseo

3.8K 160 11
                                    



  Una vez mas, su figura asaltaba su mente en medio de la oscura habitación. Casi podía sentir el olor a miel y almendras de su cabello, el suave tacto de su piel, podía incluso vislumbrar esos brillantes ojos de chocolate, esas rosadas mejillas, y esos hermosos labios de cereza que lo tentaban a ir por ella en ese momento, llevársela lo mas lejos posible, a un lugar único para ambos y terminar fundiéndose en un abrazo eterno, hacerla su mujer.
 
  Pero era algo prohibido, Sesshomaru estaba consciente de eso.

  La alarma del celular se encendió, dando las 07:00 en punto. Era hora de trabajar y no pudo cerrar sus ojos en toda la noche.

  Ya en su oficina sintió el sueño invadirlo, impidiéndole concentrarse mientras sus empleados pasaban para informar sobre distintos asuntos de la empresa, nada interesante realmente, y el solo se limitaba a mirarlos con indiferencia. Inútiles.

  Un ligero toquido en la puerta llamo su atención.- Señor, e traído su café ¿Se encuentra ocupado?- Esa melodiosa voz la reconoció de inmediato, su secretaria lo estaba llamando. Una pequeña sonrisa se formo en sus labios.

- Adelante Rin- La muchacha entro con alegría (como siempre) entregando el café a su jefe.- Y ya te e dicho que puedes llamarme Sesshomaru.- ella de sonrojo.

- Si, lo siento.- Lo miro a los ojos.- Es que todavía no me acostumbro.- hablo juntando la punta de sus dedos con nerviosismo.
 Todos quienes allí trabajaban se referían al jefe como señor, y lo describían como una persona fría, carente de emociones y aveces cruel. Pero Rin nunca vio nada de eso en él, de hecho, siempre le pareció un hombre de lo mas decente y amable. Ademas de muy guapo.
 
- No te preocupes, tampoco es una obligación.- La muchacha le dio una sonrisa y él sintió ganas de abalanzarse sobre ella para probar sus labios. Se controlo.- Gracias por el café, la puedes volver a tus labores Rin.- ella asintió, procediendo a salir a de la oficina.

  Se reclino en su silla, disfrutando el leve perfume que empleada dejo en el aire. Esos pensamientos nuevamente se colaban en su cabeza, provocandole todo tipo de sensaciones tanto agradables como incomodas.

  Si tan solo, pudiera acariciar su piel. Apretó sus puños.

 Si pudiera besar sus labios una vez. Su respiración se agito.
 Si aceptara ser mía, al menos una noche... Todo su cuerpo se tenso.

  Los celos lo invadieron al recordar cierta escena que presencio, una que no le agrado para nada y que incluía a su hermosa Rin en los brazos de otro hombre, un pobre y estúpido diablo que no era digno de ella. Lo recordaba como si hubiera sido hace apenas unos segundos.


  No estaba lloviendo demasiado, pero igualmente seria una situación fastidiosa caminar en esas condiciones, sin mencionar los estrepitosos truenos que resonaban en el cielo.

- Puedo llevarte a tu casa, no me molesta. No quisiera que te enfermes por andar bajo la lluvia.
 
-Se lo agradezco señor, pero van a pasar por mi.

- ¿Has pedido un taxi?

- Emm, pues no.
 
 Un auto se detuvo en la entrada y un joven bajo de el, saludando alegremente a la chica, acercándose para besarla. Sin embargo ella lo paro, no quería faltar el respeto o incomodar a su jefe (eso intuyo Sesshomaru) quien en ese momento se encontraba mas que molesto.

-Muchas gracias por sus ofrecimiento señor, nos vemos mañana.- le sonrió y subió finalmente al automóvil, que empezó a alejarse por la fría y húmeda calle.
 
 El solo estaba ahí, recalculando que demonios paso ¿Quien era ese? ¿Como se atrevió a tocar a Rin de esa forma? ¿A manchar su perfecta piel de caramelo con sus asquerosas manos? No le gusto, no le gusto para nada. La rabia lo invadió, sentía que su sangre hervía y como si una bestia rugiera descontrolada dentro de él. Reclamándole por haber permitido semejante cosa. por haber permitido semejante cosa.
 
 Ya habían pasado dos semanas desde aquel suceso que aun (en contra de su voluntad) lo sacaba de quicio. 

Tenia que arreglarlo a como diera lugar...


ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora