¿Es amor?

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  Las fuertes pero suaves manos la acariciaban con erotismo, recorriendo cada centímetro de su piel. Sintió esa cálida lengua pasearse por su cuello hasta llegar a su boca, donde se detuvo un momento a lamer sus labios antes de entrar en ella y recorrer cada rincón.
 
  Se separaron por la falta de aire y vio de frente los profundos ojos de miel observándola con lujuria, ella poso sus manos en el hermoso rostro de Sesshomaru y en el momento que iba a hablar, despertó.

  Su corazón estaba acelerado, y su cuerpo algo caliente. - Otra vez uno de esos sueños.- se volteo, quedando de frente al techo de su habitación. Soltó un largo suspiro, ya resignada a estas situaciones que, lejos de apaciguarse, parecían ser cada vez mas frecuentes y realistas.

  Luego de un baño y un buen desayuno ya estaba lista para su trabajo. Entro al edificio con su acostumbrada y hermosa sonrisa, dirigiéndose al ascensor. Una vez en este presiono el botón al tercer piso, donde se encontraba su oficina (al lado de la de su jefe). Alguien detuvo la puerta del mismo y entro.

- Buenos días.- Hablo el hombre de cabello plateado.

- Buenos días señor.- Rin se sonrojo al recordar su ultimo sueño. Desvió la mirada intentando sacar esos recuerdos de su cabeza, pero la cercanía a su jefe y el hecho de estar solos en el elevador no se lo facilitaba.

- La próxima semana viajaremos a Estados Unidos, quiero que reserves dos pasajes de avión en primera clase. Luego te daré los detalles.

  Su voz la hizo reaccionar.- Si señor.- Volvió su vista al hombre, aun con sus mejillas sonrosadas. Él la miraba directamente a la cara, casi atravesándola con sus intensos y preciosos orbes dorados. -¿N-necesita algo mas?.- pregunto con un poco de nerviosismo. 

  A ti como mi mujer. Ese pensamiento cruzo fugazmente por la cabeza de Sesshomaru, provocandole una pequeña sonrisa que disimulo de inmediato. Miro al frente.- No, eso es todo Rin.- Por ahora. Se recalco para si mismo.

El elevador se detuvo y abrió sus puertas, ambos salieron y caminaron a sus respectivas oficinas. Rin entro con rapidez, cerrando la puerta tras de si. Suspiro aliviada, de estar en un lugar ''seguro'', donde podría distraerse con algo que no fuera pensar en una relación prohibida con su jefe. Un momento... ¿acaso dijo viajaremos? ¿Osea los dos solos?.
 ¿Ella iba a estar sola con Sesshomaru? Definitivamente no era una buena idea.

  Se acomodo en su escritorio y encendió la computadora para comenzar sus labores.
Quería sacarlo de su cabeza, necesitaba hacerlo cuanto antes. Pero cada uno de sus intentos solo empeoraban la situación. Él no abandonaba su mente.

  Incluso ahora que llevaba una relación con otro hombre, Rin no podía dejar de soñarlo y eso la carcomía por dentro. Fue absurdo pensar que con otro cuerpo iba a olvidarle, que al estar con otro, esos vergonzosos pensamientos desaparecerían de una vez por todas. No solo no sirvió de nada, sino que ahora estaba en una relación que no deseaba, con un buen muchacho que ella no quería lastimar, pues a pesar que no amarlo, Rin apreciaba a Kouji, valoraba su compañerismo y se negaba rotundamente a hacer algo que pudiera herirlo.

  Pero no iba a engañarse a si misma, el único hombre que la hacia suspirar, el único que la hacia sonreír con tan solo verlo o pensarlo, el único que hacia su corazón palpitar descontrolado, era él, Sesshomaru. ¿Sera que esto es el amor?

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  El peliplateado ingreso a su despacho, cerro la puerta apoyándose contra la misma y exhalo. Apenas estuvo unos minutos a solas con Rin, pero eso fue suficiente para pensar en arrinconarla y devorar sus labios ahí mismo.

Una vez mas... una vez mas con ella y se que no podre controlarme.

  Sonrió. En unos días estarían solos nuevamente y ahora no dejaría pasar la oportunidad. Esta vez iba a confesarse a su hermosa Rin, pedirle un tiempo para demostrarle lo mucho que vale, cuanto puede ofrecerle y hacerle entender al fin cuan feliz podría hacerla si tan solo se lo permitiera.

Quiero expresarte en verdad, cuanto vales para mi.






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