Delicia de Ángel

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 Estaba pasando lo que probablemente eran algunos de los días mas divertidos y felices de su vida. Cada instante con Rin era especial.
 Salían del teatro luego de ver The Phantom of the Ophera y caminaban tranquilamente por la hermosa Manhattan hasta su hotel, pues ya era bastante tarde.

- La verdad no estoy muy cansada.- Hablo la hermosa joven.

- Tampoco yo ¿Me acompañarías con un trago?- Invito el hombre.

- Claro que si.- menciono sonriente.

 Al llegar al bar del hotel en el que se hospedaban (Four Seansons) notaron que había muy poca gente, de hecho estaban casi solos a excepción de los empleados del mismo. Algo normal supusieron, pues ya pasaban las 01:00 a.m y era un día Jueves. Ambos se sentaron en la barra.

- Dime ¿Que te apetece beber?- inquirió el peliplateado al mismo tiempo que hacia una seña al cantinero para ordenar.

- Umm creo que algo sin mucho alcohol...- sonrió


-¿Que te parece un ''Delicia de Ángel''? Creo que podría gustarte.

- Bueno, nunca lo eh probado. Pero voy a confiar en usted.- Le guiño un ojo y a Sesshomaru casi se le sale el corazón.

 Un par de horas después el ''trago'' que iban a compartir ya se convirtieron en varios y los efectos del alcohol se estaban empezando a sentir, sobre todo en el hombre quien había bebido mucho mas que la muchacha. Tanto era así que incluso tomaron confianza y comenzaron a ''tutearse'' sin siquiera notarlo.

- ¿Sabes que tu cara es muy bonita?- menciono el hombre, provocando que Rin se sonroje.

- Co...¿Como dice?- respondió penosamente, enredando uno de sus dedos en su cabello.

- Disculpa... no quiero ser atrevido. Eso es lo que pienso, tu rostro es hermoso, me gusta mucho.- Rin se quedo sin habla.

 Definitivamente su jefe estaba ebrio, o eso pensó. En otra circunstancia jamas habría dicho algo así ¿Que hacer ahora? Lo mejor seria llevarlo a su habitación.Tomo la mano del hombre.- Venga conmigo señor.

- ¿A donde?

- Ya es hora de ir a la cama... Esos pensamientos ahora, por favor.- Al estar tan cerca de él esas ideas degeneradas atacaron su cabeza de forma casi inmediata.

- Si... ¿en mi cuarto?- Se le acerco todavía mas, casi abrazándola.

 Rin sabia perfectamente a lo que su jefe hizo alusión y evito mirarlo a la cara, intentando alejar con todas sus fuerzas aquellos deseos. Mi corazón esta latiendo muy fuerte ¿Acaso seria muy malo si yo...? ¡No! El pobre esta ebrio, esto seria aprovecharme de él. Empezaron a caminar.

 Al cabo de unos minutos llegaron a la alcoba de Sesshomaru. El peliplata se sentó en la cama eh intento torpemente desatar el nudo de la corbata.- ¿Me ayudas a desvestirme?- Miro a la muchacha.

- Aah... claro.- Ella se aproximo lentamente quedando frente a él, comenzando a quitarle la ropa.- Contrólate Rin, piensa en algo feo ¡Piensa en algo feo!- El aroma de su jefe inundo su nariz. Desabrocho su camisa y lo ayudo a quitársela. Acaricio el pecho del hombre de forma inconsciente, era cálido, fuerte y suave.Trago saliva.- Bien, eso es todo. Buenas noches señor.- Volteo, dando un paso para marcharse cuando una fuerte mano la detuvo.

- No puedes acostarte con ropa.- Sesshomaru la jalo y la puso de frente al él. La joven abrió los ojos como platos.- Se-señor yo...- Los cálidos labios que se posaron sobre su boca no la dejaron terminar. El hombre la recostó sobre la cama quedando sobre ella y volvió a besarla. Rin podía sentir como su cuerpo la aplastaba, sus manos la acariciaron con pasión y deseo, recorriendola por completo.

 Intento quitárselo de encima, sujetando sus hombros empujándolo, no sirvió de nada. Sesshomaru se adueño de sus labios, lamiéndolos, chupándolos, mordiéndolos como si fuera el mas delicioso dulce. La cálida y húmeda lengua del hombre entro en su boca, degustando cada rincón de la misma.

 Contrario a lo que su cabeza le pedía a gritos, ella comenzó a ceder. El peliplateado se separo un segundo, permitiendo a ambos respirar, pero de inmediato ataco su cuello.- No sabes cuanto deseaba probar el néctar de tus labios.-Movió su cadera ligeramente, rozando su zona intima con la de Rin, haciendo que un corto y casi inaudible gemido escape de la muchacha.

 No puedo... no puedo. La chica recobro el sentido, lo alejo rápidamente y se levanto de la cama.- Lo siento, no puedo hacer esto.- Giro hacia la puerta para salir cuanto antes de ahí. Él sujeto su mano, haciéndola voltear para verlo a la cara.

-¿Por que?

- Porque... yo tengo pareja.- Sus ojos estaban vidriosos, a punta de soltar lagrimas.-Por favor, déjeme ir.- Ella aparto la mano de Sesshomaru y se marcho. Corrió por el pasillo hasta su alcoba donde se encerró, echándose en la cama, cubriendo su rostro con la almohada, dejando que esta absorba todas sus lagrimas.-Lo siento señor.

 Él no la siguió, estaba parado, ido. Un fuerte dolor en su pecho llego como un flechazo, clavándose inmisericorde. ¿Por que Rin? ¿Que puede ofrecerte ese maldito que yo no pueda? Se sentó nuevamente en la cama ¿Por que no puedes amarme como a él? Apretó sus puños con fuerza, presa del dolor y los celos. Maldito... ¡Maldito!.


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