CAPITULO IV

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El suave canto de las aves, era un deleite para los oídos.

Los alrededores estaban llenos de flores blancas que emanaban un ligero olor dulce en el aire.

Y el hermoso cielo azul sin nubes, era tan radiante, tan lleno de vitalidad, que daba alegría a quien lo veía.

Pero, ese no era mi caso.

Hace varias horas que desperté en medio de la nada, sin poder mover ni un centímetro de mi cuerpo y un punzante dolor en mi garganta.

No hace falta decir que no podía pronunciar ni una sola palabra de socorro, el solo hecho de intentarlo hacia que mi conciencia se desvaneciera por el dolor.

Lo único que podía mover eran mis ojos y el bello paraíso que me rodeaba era un infierno ante mis ojos.

Los pensamientos en mi cabeza eran un caos, dos voces en mi cabeza combatiendo para darle una explicación a mi situación.

' ¿Estoy soñando de nuevo? '

Pero el dolor se siente muy real.

' ¿Tal vez mi mami me llevo al campo para recuperarme?'

¿Es enserio Alejandra?, ¿ llevarías a alguien al campo a recuperarse?

' Por lo menos dime algo que nos ayude estúpida'

Yo creo que nuestra mami nos llevó al hospital y después nos secuestraron. Al final vieron que estábamos muy enfermas y nos abandonaron en alguna montaña  para que muramos.

'...'

Aunque quisiera pensar positivamente sobre esto, no puedo negar que lo que dijo la voz n°2 es la explicación más racional que mi cerebro podía  formular.

Lagrimas como cascadas caían incesantemente de mis ojos por la desesperación y el miedo que sentía al percatarme que yo moriría sin saber donde estoy, sin siquiera poder ver el rostro de mi madre, sin poder despedirme de mi familia.

*crujido*

Me sobresaltó el repentino ruido de hojas crujiendo. Con mis ojos llenos hasta el borde de lágrimas, dirigí mi vista hacia el sonido.

Alguien  me observaba a unos metros desde mi lado derecho, apenas podía ver su mandíbula  ya que mi visión era limitada. Quise decir algo o tratar de moverme, pero el condenado dolor no me lo permitía.

Apretando los dientes, solo podía ver como después de observarme durante unos segundos la persona se dio la vuelta y se desvaneció, como si nunca hubiera estado ahí en primer lugar.

¿Cómo podría alguien desaparecer de la nada?

'Genial ahora me estoy volviendo loca'

Más lágrimas salían de mis ojos, nunca en mi vida pensaría que estaría en esta situación. Sola, en medio de la nada, sin poder moverme a la espera de la muerte.

Múltiples recuerdos pasaban por mi mente, mi vida era aburrida, normal.
Y se podría decir que dedique la mayor parte de ella a quejarme en vez de disfrutar, nunca le puse empeño a nada, sin importarme lo que me rodeaba ni a mi misma.

Y ahora que estoy al borde de la muerte, me arrepiento de tantas cosas, pero desgraciadamente no hay vuelta atrás.

Llore, y mire al cielo.

Su color me recordaba a los ojos de Nerium, y al pensar en ella, dejé de lagrimear.

Por qué recordé las cosas tristes que ella me contaba de su vida.

Comparada a la mía, mi vida era un lujo exprés.

A pesar de todo, yo tenía una madre que se preocupada de todo corazón por mi, unos hermanos que a pesar de que no nos lleváramos tan bien, estarían para mi si necesitara alguna vez de su ayuda, y tuve buenas amistades, que me hicieron feliz por momentos fugaces.

Mi tristeza se atenuó al pensar en las cosas buenas de mi vida.

'No es el momento de ser pesimistas y dejarnos a la suerte, estamos vivas y podremos salir de esta'  pensé, renovada.

Baje la mirada del cielo y observe otra vez a mi alrededor, con la esperanza de encontrar algo útil que pueda ayudar a moverme.
Casi me da un infarto al ver una hermosa cara que me observaba fijamente por encima de mi cabeza.

Era un hombre, con rasgos delicados y femeninos. La única razón por la que no lo confundí con una mujer fue por que pude ver claramente su manzana de Adán.

Era alto y parecía tener entre 20- 23 años. Su largo cabello de color cobrizo caía libremente hasta parte de su cintura y sus ojos sombríos de color aguamarina estaban fijos en mi ser. Su piel blanca contrastaba espléndidamente con sus extrañas vestimentas orientales de tonalidades oscuras.

Tenia una expresión estoica en su rostro, su mirada estaba clavada en mi cuello, quise hablar para que me ayudara pero lo único que conseguí fue dolor.

Pareció reaccionar ante mí mueca y me miró a los ojos mientras una de sus manos hacía un gesto hacia alguien.

Sentí a alguien levantarme con cuidado y ponerme en una camilla improvisada y lo observé, era la misma mandíbula que vi esfumarse, observe su rostro y me sorprendí nuevamente.

Era una mujer sin igual, parecía sacada de un cuento de hadas, su cara era ovalada, sus ojos redondos como los cervatillos eran de color amatista, su cabello era de un bonito color verde pastel.

También vestía extrañas vestimentas, con la única diferencia en su color; marrón y parecían menos elaboradas que las del hombre.

El hombre observaba mis reacciones y al ver mi cara de admiración dijo algo en voz neutral, lo miré en estado de confusión, nunca había escuchado ese idioma en mi vida.

Se acercó a mí otra vez, y presionó mi cuerpo con una aguja que sabrá dios de donde la sacó en diferentes partes de mi cuerpo.

Mis párpados comenzaron a cerrarse nuevamente sin que yo se los ordenara.

Y caí en un sueño profundo sueño, otra vez.

Latinoamericana En Un Mundo De CultivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora