𝘌𝘱𝘪𝘴𝘰𝘥𝘪𝘰 𝘝𝘐

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"Aquel que no castiga la maldad ordena que se haga

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"Aquel que no castiga la maldad ordena que se haga."

-Leonardo Da Vinci.

   Sudo frío al verlo acercarse a su cara, el olor de alcohol de él le daba una pizca más de asco sumándole esas manchas de sudor cercanas a su axila

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Sudo frío al verlo acercarse a su cara, el olor de alcohol de él le daba una pizca más de asco sumándole esas manchas de sudor cercanas a su axila.

Apretaba su vestido contra ella, intentado frenarse así misma en atacarlo y ponerlo en su lugar.

Por el rabillo del ojo vio una sombra moverse en la oscuridad, menos mal que ya había aparecido, se acercó a ellos de manera lenta pero golpeó una botella de vidrio con su pie, el anciano estaba por sujetar una arma blanca escondida en su pantalón Rossi no perdió el tiempo y le dio una buena patada en medio de las piernas, dio unos pasos atrás para alejarse del mismo no sin antes quitarle la arma.

-Con que tu eres Hamza. -Red se acercaba lentamente con la katana en mano.

-Aléjate, ellos vendrán y te matarán. -Rossi sacó una pequeña navaja escondida en su vestido.

-A Ras le encantará escuchar eso. -La de cabellera negra ladeo la cabeza, no conocía ese lado sádico en él...

-No, él no sabe que estoy aquí. -Una bolsa y un trapo sacó de su cinturón.

-Créeme él lo sabe. -El trapo húmedo por el cloroformo en él lo puso en su boca, haciéndolo dormir. -Rossi, te sienta bien ese vestido. -Halago dando un chiflido.

-Cállate... -Murmuró mirando el suelo y abrazándose así misma. -¿Dónde estabas?

-Siguiendolos, ¿por qué? -Indagó cargando al hombre desde su hombro.

-Tardaste mucho... -Susurró.

-¿Dijiste algo? -Movió su cabeza de lado a lado caminando detrás de él y cubriendo la retaguardia, corrieron por las calles hasta entrar en un callejón, ahí se hallaba una moto junto a un estuche de cello.

-Nada. -El cuerpo de aquel hombre regordete entró a la perfección.

-No creí que el cabría aquí. -Dio varias carcajadas al mismo tiempo que encendía la moto. -Rossi, pensé que serías un estorbo. -Iba a replicarle pero continuó. -Pero al final terminaste sorprendiendome... nada mal para una chica ordinaria como tú. -Su corazón latio tan rápido que por un momento pensó que saldría de su pecho y caminaria en el pavimento, las mejillas se le tiñeron de rojo por completo de arriba a bajo como aquel atardecer que solía ver en sus ratos libres. -Sube, debemos llevarlo con Ras. -Asintió atontada por la vista que éste daba, sus mechones carbón se movían con el viento en una sola melodía. Camino hasta él y se sentó detrás de él abrazandolo con su brazo izquierdo para asegurar que no se cayera de la moto mientras sujetaba aquel estuche negro.

𝘕𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘰𝘴 𝘊𝘰𝘳𝘢𝘻𝘰𝘯𝘦𝘴♡ -𝐃𝐚𝐦𝐢𝐚𝐧 𝐖𝐚𝐲𝐧𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora